¿Qué iba a pasar con su juicio?

Avanzó hasta el centro del círculo y se detuvo justo frente a Daehyun, que negó con la cabeza y se retorció mucho más cuando levantó la pistola justo frente a su rostro. Miró sus ojos suplicantes y se le revolvió el estómago, ¿realmente iba a matarlo por un crimen que no cometió? Daehyun no perdió nada, ellos se lo robaron. En ese momento el hacker era inocente y él debía matarlo por eso.

Desvió la mirada, imaginando que sería mucho más sencillo hacerlo sin verlo a los ojos, pero Jeonghan chasqueó la lengua en desacuerdo.

—Tienes que mirarlo a la cara, Junseo. Que no se te olvide nunca esto.

Cerró los ojos y respiró profundamente, pidiéndole perdón a Namjoon por lo que estaba a punto de hacer. Ni su más ávida consciencia era capaz de quitarle la culpa de encima, pues incluso considerando a quién estaba a punto de asesinar, no estaba bien. Abrió los ojos de nuevo y apunto el arma en medio de su frente, su pulso tan perfecto como lo había sido desde pequeño. Jeonghan se apartó del hacker. Jin contó mentalmente hasta cinco e intentó apartar todo pensamiento lógico o moralista.

Disparó.

Todos se estremecieron ante el sonido de la explosión y la sangre manchó por partes la camisa de Seokjin. La cabeza de Daehyun colgó de tal modo que su rostro no era visible para nadie, y por primera vez en años, Jin sintió que vomitaría. Lo había matado. De verdad lo había hecho. Todo por una misión idiota en la que ni siquiera habría tenido que participar.

Se sintió a punto de entrar en shock cuando vio una de las rodillas de Daehyun moverse un centímetro hacia un costado. Sus sentidos se afilaron de nuevo y notó que respiraba. Se fijó en la "sangre" en su ropa, solo para notar que era un tanto más rosada de lo habitual y antes de que pudiera decir nada, Daehyun levantó la cabeza, haciendo que todos griten, menos Jeonghan y él.

Su frente estaba intacta y lo que cubría su rostro no era sangre, sino pintura. Era una pistola cargada con balas de pintura. Todo había sido parte de un plan en el que todos habían caído redondos, incluso él, quien se suponía era mucho más inteligente que esto. Aún sin salir de su asombro al ver al hacker con vida, Jeonghan se acercó para arrebatarle la pistola y mirar a los presentes.

—Esta bala fue de pintura, la próxima vez que tenga que llegar a estos extremos, no lo será —advirtió el CEO sonriendo desquiciadamente—. Espero que entonces ninguno de ustedes caballeros sea quien esté amarrado a la silla. Ahora que Junseo nos ha probado su compromiso a la causa, creo que podemos darle la bienvenida.

No hubo ninguna bienvenida. Jeonghan lo volvió a citar en su oficina al día siguiente para afinar los detalles y todos se despidieron en silencio, unos más perturbados que otros. Justo antes de salir de la biblioteca, Jin se detuvo para ver la extraña escena del CEO desatando a Daehyun para luego abrazarlo y consolarlo, como si de un hijo se tratase. Confundido pero por el momento no interesado, salió de allí lo más rápido que pudo, incluso cuando la sangre falsa le manchaba la ropa y una de las manos.

Como si necesitara más razones para desperdiciar su tiempo en aquel lugar de locos, encontró al hijo de Jeonghan recostado sobre el capó de su auto con los brazos cruzados sobre el pecho, como si la espera lo estuviera aburriendo. Le recordaba tanto a su padre que Jin sentía unas ganas tremendas de darle un golpe en la cara.

—Al fin, ¿y Jae? —inquirió sonriendo inocentemente. Su tono no le agradaba en lo absoluto y su paciencia no estaba con ganas de soportarlo.

—No estaba invitado —respondió simplemente abriendo el vehículo y rodeándolo para intentar meterse a la cabina.

—¿No estaba invitado o no quisiste traerlo?

—Pregúntale a tu padre, Jeonghoon.

—Uy, ¿por qué tan enojado? ¿O acaso son celos? —molestó el menor poniendo una mano en la puerta para que Jin no pudiera abrirla.

—¿Celos? ¿De ti? ¿Cuántos años crees que tengo, cinco?

—¿Sabes? No confío en ti —admitió Jeonghoon sonriéndole de nuevo—. Siento que eres demasiado perspicaz y perfecto. Como si estuvieras actuando. En cambio Jae es...

—¿Podrías dejar de decirle así?

—¿Jae? ¿Qué tiene de malo?

No tenía tiempo para lidiar con él y sus niñerías. Si Namjoon le gustaba no era asunto suyo y de todos modos no le importaba, no era algo realmente importante en cuanto a la misión se trataba. Podría ser un problema, pero por el momento no requería su atención inmediata.

—Haz lo que quieras, pero déjame ir. Piensa en mi novio todo lo que se te antoje, me da igual, pero de verdad quiero volver a casa —dijo Seokjin utilizando su mejor mirada intimidante en el chico. Como por arte de magia, éste retrocedió visiblemente afectado, pero segundos después, cuando Jin ya estuvo seguro en su auto, se recompuso.

—¡Mándale mis saludos a Jae!

Ni siquiera ese último grito fue capaz de opacar el sonido del disparo que se repetía en su cabeza una y otra vez mientras conducía a toda velocidad y sin cuidado alguno hasta el motel donde Namjoon y Jungkook lo esperaban.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Where stories live. Discover now