—Me siento como una esposa abandonada por su marido trabajador.

—¿Es esa una proposición? —preguntó Jin sonriendo traviesamente.

—Ya vete, antes de que me enfade.

Entre risas, el mayor obedeció.

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Por instinto no había querido que Namjoon se diera cuenta de lo nervioso que realmente estaba, pero una vez que estuvo solo frente al volante, sus manos empezaron a temblar y la respiración se le complicó un poco. No tenía un buen presentimiento sobre lo que estaba por ocurrir y si era totalmente honesto, no había dicho lo de no dejar que lo asesinaran de chiste. Realmente podría correr peligro de ello.

Lo único que restaba era intentar que las cosas terminaran lo más pronto posible y sin levantar ninguna sospecha; ya suficiente tenían con que Jeonghan sospechara de ellos para que él complicara aún más las cosas. Sabía desde un principio lo difícil que sería llevar la misión a cabo pero esto ya era el colmo.

Quizás era por la falta de recursos o la incompetencia del NIS, pero nunca le había tomado tanto un objetivo desde Jaeha, pero lo de él era absurdamente distinto. Con la habilidad de Namjoon y Jungkook de su lado, esto debía ser una caminata en el parque y no una puta maratón.

A diferencia de las otras ocasiones, Jeonghan no lo citó en su oficina, sino que en su mismísima mansión donde lo había salvado de aquel mercenario. Para su sorpresa, él no era el único que aparentemente había sido llamado, pues otros autos estaban aparcados en la entrada y ninguno de ellos parecía ser modesto. Entre los vehículos reconoció el volvo plateado del 85 de Go Jiwoon, cuya familia había amenazado no muchos días atrás y pidió a los cielos que el viejo pudiera disimular al verlo entre los presentes. Tendría que confiar en el miedo que había sembrado en él.

Subió los escalones hasta la puerta y un hombre de seguridad lo escaneó con la mirada.

—¿Nombre?

—Song Junseo.

El segurata tachó su nombre en una lista.

—¿Le molesta que lo revise, señor Song?

—Para nada. Adelante.

Como medida de precaución tampoco había traído un arma consigo, excepto claro una navaja escondida en uno de sus zapatos. Otra de las razones por la que estaba tan nervioso era obviamente esa; era verdad que podría defenderse con su cuerpo si era necesario, pero tampoco era invencible, si se encontraba atrapado entre un montón de gente apuntándolo con una pistola, no podría hacer más que entregarse.

El hombre de seguridad procedió a toquetearlo sobre la ropa en el torso y los brazos, los muslos y las pantorrillas, asegurándose de revisar con cuidado las zonas más propensas a ser escondites de armas. Una vez terminó con eso, descolgó un detector de su cinturón y lo escaneó con el aparato, que no reaccionó ante él, pues no llevaba micrófonos ni cámaras.

Contento con la revisión, el guardia le abrió la puerta y le deseó una buena tarde. Una buena tarde sería lo último que tendría, considerando todas las aristas. Jeonghan esperaba al pie de las escaleras que daban al segundo piso y sin decir una sola palabra, lo guió hasta su biblioteca personal, donde ya aguardaban sus otros socios. Se alegró de que al menos él no fuera el único luciendo tan nervioso. Eso hizo que la apariencia de gato asustado de Jiwoon al verlo hasta pareciera lógica. Nadie hablaba, todos estaban concentrados en algo que no pudo ver sino hasta acercarse a la escena. Apenas se contuvo de decir algo cuando lo vio.

En medio del círculo de hombres, estaba sentado alguien, con una bolsa oscura cubriéndole todo el rostro. Estaba amarrado a la silla de los tobillos y las manos. Evidentemente estaba consciente por cómo se retorcía, pero no podía imaginarse de quién se trataba. Ya sabía por qué estaba allí y ahora más que nunca quería marcharse.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Where stories live. Discover now