No estás solo

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—¡Feliz cumpleaños! —gritaron cuando Elliot entró por la puerta.

—¿En serio? —dijo sonrojado—. ¡Gracias, chicos!

Lyeen, había conseguido organizarle una fiesta sorpresa con todos sus amigos, gracias a Steven, quien la había ayudado. Sabía lo que estaba pasando con su madre, pese a que ella decidió rescindir el contrato, Elliot todavía no lo había perdonado. Quería que supiera que tenía gente, que lo apoyaba en todo. Entre ellos, Summer, que había decidido traer como compañera a Valeria. Aunque la versión oficial, decía que sólo tenían una amistad, los más cercanos sabían que eran más que eso. Pero Valeria tenía tanto miedo por ser rechazada por su familia —en especial por su madre—, que prefirió no contarlo.

Después de saludar a todos, Elliot se apartó de la multitud y se llevó a Lyeen, quien estaba sirviendo bebidas, hasta su habitación. Cerró la puerta y la besó con anhelo.

—Hola —le dijo cerca—. ¿A esto le llamas una cena íntima?

—Cambio de planes. —Lyeen elevó una ceja—. ¿Te ha molestado?

—No, para nada. —Le sonrió—. No me lo esperaba.

—Sólo quería que supieras —le dijo Lyeen tras pasar la mano por su cabello— ...que no estás solo, ¿vale?

—Lyeen... —Elliot apoyó su frente en la suya—. Te quiero tanto.

—Yo también. —Vio una pequeña ráfaga gris—. ¿Estás bien?

—Eh... sí —titubeó Elliot.

—¡Vamos! —Steven golpeó la puerta—. ¡Ya haréis guarradas luego!

Elliot cogió la mano de Lyeen y la besó antes de abrir la puerta.

—Estoy bien. Contigo siempre lo estoy. Gracias por todo —le susurró en el oído.




—Pues no pilla la loca de Val, y les grita a los de la tienda de electrodomésticos, ¿que las máquinas habían empezado a rebelarse? —Summer estaba en medio del salón hablándoles a la pareja—. El vendedor no entendió nada.

—No fue así —dijo Valeria—. Le dije que yo era una máquina, que había empezado la rebelión.

—¡Pero eso no tiene sentido! —le reprochó Summer.

—¡Claro que lo tiene!

Las dos empezaron a discutir, y a Lyeen, le pareció que eran muy divertidas juntas. Conocía todos los detalles de la cita, y le parecía normal que su amiga hubiera besado a Summer.

—Adoro a Paramore —dijo Summer cuando sonó Ignorance, por lo que cogió el brazo de Valeria—. ¡Vamos a darlo todo!

—¡Vale! —le dijo siguiéndola hasta delante de la chimenea, donde había más espacio.

—Vaya —dijo Lyeen girándose hacia Elliot, quien la abrazaba por detrás y besaba su cuello—. O soy yo, ¿o están hechas la una para la otra?

—Eso, o acaban matándose —le contestó.

—Qué negativo. —Lyeen frunció el ceño.

Desvió la mirada serio y negó con la cabeza.

—¡Elliot, es hora de abrir los regalos! —le dijo Kieren con gestos para que se acercara.

Elliot se apartó y lo vio marcharse. Un nudo se formó en su estómago, porque sabía que le pasaba algo. Tal vez fue demasiado osada al hacerle la fiesta. «Pero no parece disgustado», pensó mientras abría uno de los regalos de sus amigos: una camiseta de Dead Pool* y el pack de sus películas.

Tu Nombre me sabe a MentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora