BUMBLE - FIN

6.8K 306 31
                                    

12 de Agosto del 2018

Base Naval

Rota, Cádiz, España 9:28 am

Parpadeo un par de veces y me doy cuenta que estoy en una habitación que no es la mía. Estoy sola en la cama y me incorporo para ver a Nick en bóxer frente a su pequeña y diminuta cocina. Huele a comida y la verdad es que no soy de las que come por las mañanas, por lo que el olor, hace que arrugue la nariz.

Alargo mi mano hacia el teléfono y cojo el traductor porque mis neuronas lo que menos quieren es pensar en inglés.

- ¿Qué haces tan temprano despierto? -Pregunto leyendo la frase en inglés en el teléfono.

- Preparando el desayuno -dice mirándome-. Buenos días.

- Buenos días -digo dejando el móvil a un lado de la cama y quedándome un poco más ahí.

- ¿Te gustan los huevos revueltos? ¿Las tostadas?

- Ajam -respondo, aunque apenas he llegado a entenderlo.

Me levanto y me acerco a él casi arrastrando mis pies. - Huele bien -digo. Miro hacia arriba para ver una sonrisa en el rostro de Nick.

- Gracias. Hacía tiempo que no tenía compañía por aquí, pensé que era un buen momento para cocinar algo rico.

- ¿Tú no te cocinas eso a ti mismo?

- Me da pereza.

Me río porque lo entiendo y me apoyo en la encimera. - ¿Muchas chicas españolas han visitado tu habitación? -Pregunto.

- ¿Celosa?

- Curiosa, más bien.

- No muchas, sin embargo, ninguna se ha quedado a dormir.

- Porque eran de aquí -digo.

- Exacto, de todos modos, tú eres especial, babe -pone morritos para que le dé un beso y me río por la forma de sus labios.

- Sabes lo que una chica quiere oír.

- ¿No es eso lo que quieres oír?

- Quiero oír cuánto le queda al desayuno.

Él sonríe y aparta los huevos en los platos. Después él me dice algo y me señala al frigorífico. Lo abro y lo miro esperando que me diga que se supone que debo sacar.

- Zumo de naranja -señala a un bote y lo cojo.

Desayunamos en una pequeña mesa mientras nuestras piernas rozan y le digo que el desayuno está bueno. Jamás había comido tanto en un desayuno y si hubiera desayunado más tarde, seguramente, no comería al mediodía.

Me ofrezco a lavar los platos aunque él se niega, pero los va secando a mi lado y guardándolos en su sitio. ¿Qué era? ¿Una sartén, dos platos y dos vasos? Podía con eso. Voy después a lavarme la cara y los dientes mientras Nick está detrás de mí lavándose los suyos. Él es mucho más alto que yo y su cuerpo es como si fuera cuatro veces mi cuerpo. Recuerdo la noche de ayer e intento no sonrojarme como si fuera una adolescente de dieciséis años a la que su crush acaba de darle su primer beso.

Me enjuago la boca y me quito antes de que Nick pueda ver mi cara de felicidad extrema, porque sí, estaba feliz. Y no porque ya me había quitado ese "gran" problema que suponía la virginidad hoy en día. Aunque al parecer, para mí era algo de lo más normal. La gente se llevaba las manos a la cabeza que en estos tiempos, una chica de mi edad, fuese virgen. La verdad es que parte de mi felicidad se debía a que él se había portado bien conmigo y no había sido un capullo como la mayoría solía ser.

One-shots. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora