BUMBLE

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8 de Agosto del 2018

Sevilla, España 10:46 pm

Blanca mira con el ceño fruncido a Jennifer y yo alzo una ceja mirando la situación divertida. Jennifer junta sus labios en una fina línea y sé que no tardará en saltar.

— Que no, Blanca, que no —dice moviendo su mano.

— Pero, ¿por qué no? —Insiste la castaña.

— Pues porque no.

— Cuando te descargas la aplicación no te obligan a casarte con nadie —digo.

— No voy a hacerme un perfil.

Blanca me mira y alzo mis cejas para después encogerme de hombros, pero esto no se ha acabado, por supuesto.

— Por hablar, no pasa nada —dice Blanca—. Hay que conocer gente.

— Estoy de acuerdo —cojo el vaso de cerveza que tengo frente a mí y le doy un trago.

— Bueno, lo pensaré —dice Jennifer encogiéndose de hombros.

Sabía que eso era un no, pero no me rendía fácilmente, ninguna. Conseguiría que lo hiciera aunque no fuese próximamente. A veces, para sacar un clavo, hace falta otro clavo, y eso es lo que pensaba que le faltaba. Sí, se lo había dicho, pero nadie mandaba sobre su corazón.

Yo ya había estado bicheando la aplicación y había encontrado algún que otro chico interesante. Aunque esa aplicación estaba llena de extranjeros. La mayoría militares en la base de Cádiz, pilotos en Jerez e ingenieros en Málaga.

— ¿Y tú qué? —Me pregunta Blanca con una sonrisilla—. ¿Qué tal con tu guiri?

Guiri, persona que es extranjera.

— Bien, me va bien.

Cuando estás en una aplicación para ligar, puedes hablar con muchos, pero al final del día, solo una o dos personas llaman tu atención, eso es lo que me había pasado a mí. Y no sabía por qué él había sido el elegido, la verdad. Y no es porque los militares me pusieran más de la cuenta, eso no tenía nada que ver... ¿o sí?

— ¿Y de qué habláis? —pregunta Jennifer.

— El idiota me habla por fotos —ruedo los ojos—. Siempre me envía una foto por Snapchat poniéndome lo que quiera decirme.

Jennifer se ríe y Blanca sonríe negando con la cabeza.

— Quiere que vaya a verlo.

— ¿Y tú quieres? —Pregunta Blanca.

— Por acostarme con él —me encojo de hombros—. No está nada mal.

— ¡Qué tía! —Se ríe Jennifer— Pero si eso es lo que quieres, yo te apoyo.

— ¿Y vas a ir sola? —Pregunta Blanca.

— Aún no está nada claro, pero... ¿vamos juntas? Dudo que al final pase algo. Me verá y saldrá corriendo en dos minutos.

— ¿Eres tonta? —Jennifer me tira una bola de papel.

— No, lo digo en serio.

— Lía... —Blanca me mira con una ceja alzada y junto mis labios en una fina línea— No digas eso. Podemos pasar el día en la playa y... dile que se traiga a algún amigo.

— A dos —concreta Jennifer.

— Vale, a dos —me río.

Aunque dudaba que él llevase a alguien.

Lía: No puedo ir sola, ¿y si me secuestran?

Nick: Lo entiendo, pero estarás conmigo. No va a pasarte nada.

Voy a escribirle que no sabía si él sería mi asesino pero me contengo porque dudo que entienda mi humor. Bueno, no lo entiende, ya me lo había demostrado.

Lía: Lo sé, pero...

Nick: Lo entiendo. ¿Vendrás el sábado?

Lía: Estoy mirando los autobuses para volver a casa desde allí.

Le paso una captura con los horarios y espero a que él me responda.

Nick: ¿11:00 pm? Necesito que me pases tus datos para sacarte el pase y que me pases una foto de tu licencia de conducir.

Abro los ojos de par en par y abro el grupo que tengo en WhatsApp con mis amigas.

Lía: Me ha pedido una foto de mi licencia de conducir.

Jennifer: ¿Qué? No te fíes.

Lía: El problema es que en la foto salgo que parezco una terrorista.

Jennifer: jajajajajaja ¿ese es tu problema?

Blanca: Hmmm... no se lo pases.

Sí, ese era mi problema. Además de pasarle mis datos, por supuesto.


9 de Agosto del 2018

Mazagón, Huelva, España 1:27 pm

Lía: ¿Puedes pasarme una foto de tus manos?

Sabía que era una pregunta extraña pero me gustaban las manos de los chicos.

Nick: Por supuesto, ¿Puedo saber por qué?

Lía: Me gustan las manos de los chicos.

Nick: ¿Cómo se supone que debo sacármela?

Le paso una foto de mi mano y miro a Cristina, que está mirándome con una ceja alzada.

— ¿Qué estás haciendo?

Me río.

— Sacándole una foto a mi mano, quiero que el guiri me envíe una foto de su mano.

— ¿Su mano? ¿Para qué? —Pregunta desde debajo de la sombrilla.

— Me gustan las manos de los hombres.

— ¿Las manos? —Se ríe y miro hacia el mar, asintiendo.

— Sí. Los dedos largos y que las venas se marquen, aunque no mucho, lo justo. Es sexy.

— Si tú lo dices... —se encoge de hombros.

Y esperé cuatro horas a que, por fin, me enviara una foto de su mano.

Lía: Gracias.

Nick: ¿Te gusta?

Lía: Sí. Pensé que te habías olvidado de mí.

Nick: ¡Por supuesto que no!

Sonrío y cierro Snapchat para ver a Cristina mirándome.

— ¿Ya te ha enviado la foto? —Me pregunta.

— Sí —se la enseño y ella sonríe.

— ¿Irás a verlo?

— Eso quiero.


...

¡Gracias por los votos! Sé que esto no es muy interesante, pero quiero escribir esto. Así que, si te gusta, me alegro y gracias!

¿Irá a Rota o no? 

One-shots. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora