Mala suerte no tan mala

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Al igual que él tendría que llevar cierto estereotipo, también había puesto uno sobre sus compañeras de curso, se había pensado que todas las chicas eran unas bobas vanidosas pero por el momento había notado que no eran como supuso, algunas se reunían en pequeños grupos de las mesas cercanas y comenzaban conversaciones más interesantes de lo que podría parecer, las mesas eran largas así que debía compartir el escritorio con otra, una rubia que gustaba de usar accesorios llamativos pero la sencillez de la ropa le hacía contrastar perfecto, la chica llegó sonriente y dejando su bolso a un lado se sentó y saludó con amabilidad.

-Buenos días compañerito- Dijo para luego sacar su manual y dejarlo sobre la mesa.

-Buenos días- Respondió con simpleza.

-Ayer no tuvimos mucho tiempo, me llamo Bárbara, pero todos me dicen Bebe, ¿y tú?-

-Craig-

-Es un lindo nombre, dime Craig, ¿que te trajo a este lugar?-

-Me gusta ver la belleza de las personas, creo que todos pueden verse bien si lo intentan-

-Entiendo, a mi encanta ver como cambia la expresión de las personas al verse en el espejo cuando tienen un corte nuevo o maquillaje, creo que elevan mucho su autoestima y sienten que en realidad son capaces de dar lo mejor- La rubia hablaba con energía y usando sus manos para reafirmar lo que decía.

Bebe, parecía ser agradable y saber de lo que hablaba, lo que más le parecía genial de esta persona es que no mostraba ningún interés por ser coqueta, detestaba que las mujeres se comportaran como tontas desesperadas riendo y moviendo sus pestañas como si tuvieran alguna basura en los ojos.

-Hola chicos, oigan ¿alguno sabe donde conseguir estos maletines?- Se acercó una mujer entre los 30, vestía de modo cómodo y fresco, su cabello tenía unas mechas beige preciosas con las que Craig quedo encantado.

-Oh esa maleta, es tan costosa pero la necesito en mi vida- mencionó Bebe tomando el móvil de la mujer para ver la imagen que mostraba.

-Tú, cariño ¿tienes idea de donde podría conseguirlas?- Se dirigió a Craig.

-No realmente, se que se venden en distribuidoras o Internet pero en realidad son algo caras- Apoyo su cara en la mano con la expresión de desilusión, también quería una pero en efecto eran muy costosas.

-Al menos ya tengo mis tijeras, deben verlas son preciosas- La rubia busco entre las cosas de su bolso y tomó un estuche negro, al abrirlo había dos tijeras de diferente tipo en color oro rosa, con emoción fingió cortar en el aire.

Craig aún no tenía absolutamente nada del material que iba a ocupar, debía haberlo comprado de una vez pero la pereza le ganaba en ocasiones, tenía suficiente dinero ahorrado y el tipo de tijeras que quería, las que Bebe llevaba eran divinas pero demasiado rosas para su gusto, unas semanas atrás había visto en Internet un juego parecido de acero inoxidable de cuchillas doradas y anillos negro onix, iría a buscarlas en cuanto terminará su clase.

Para ser el segundo día las cosas parecían mejor, al menos ya podía considerar a dos personas simpáticas para amenizar el tiempo de descanso.

En cuanto Tweek, siempre había sido un chico más reservado, tenía amigos por supuesto, pero disfrutaba de tener momentos para estar solo, algunos otros chicos del gimnasio le habían reconocido de torneos escolares, al igual que él, varios integrantes de los equipos de boxeo juvenil habían decidido mejorar o dedicarse a ser profesionales, entre ellos el más sorprendido fue un joven afroamericano, un ex compañero de la preparatoria.

-Tweek, ¿en realidad decidiste ser pro?- Se acercó y estrecho su mano con energía.

-¡Token! vaya no pensé encontrarnos aquí-

Tiempo de pose: diez  roundsWhere stories live. Discover now