LA VERDAD NO CONTADA HASTA DESPUÉS DE LA MUERTE (parte 2)

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LA VERDAD NO CONTADA HASTA DESPUÉS DE LA MUERTE (parte 2)

El Instituto estaba de luto. Todos tenían cara de tristeza. Nadie había hecho nada productivo desde que Alec había muerto en la entrada del Instituto a manos de un demonio que Jace había matado, hace dos días. Maryse había estado en Idris y no le había sido posible regresar aún, aunque ella había discutido con la Clave sobre volver a Nueva York por su hijo. Al igual que Robert.

Isabelle, Jace y Clary se encontraban en la Biblioteca, sin hablarse, sólo permanecían sentados viendo a un punto de la habitación.

—No puedo creer que todo esto haya pasado —dijo Clary, rompiendo en silencio.

Isabelle y Jace la voltearon a ver.

—Lo sé —dijo Iz.

—Y ni siquiera pudimos atrapar a los demonios que acompañaban al que… —“mató a Alec” había querido decir Clary, pero no pudo continuar la oración. Jace e Iz parecieron comprender lo que ella iba a decir y asintieron.

—Si tan sólo hubiera tenido una estela cerca… —empezó Jace pero Iz lo cortó.

—No. La herida era muy profunda para ser curada con un Iratze o alguna Runa. Desde que vimos… cuando el demonio atacó… supimos que no se iba a poder hacer nada…

—Me culpo a mí mismo por no haber podido hacer nada. Lo dejé… morir…

—No lo hiciste, Jace. Sólo que ya no había nada que pudieran hacer. Ni siquiera un brujo hubiera podido. Hay lugares donde la magia no puede funcionar.

—Alec. Mi Alec… —murmuró en tono bajo Jace mientras se cubría el rostro con las manos. Isabelle se mordió el labio y sus ojos se llenaron de lágrimas. Clary abrazó a Jace.

—Ni siquiera recuerdo sus últimas palabras —confesó Jace.

Entonces, Clary abrió los ojos con sorpresa. Recordaba su última palabra.

Sebastian.

—Yo la recuerdo —dijo Clary con un hilo de voz—. Fue… Sebastian.

Jace se separó de Clary y quitó las manos de su rostro, e Iz la miró con sorpresa.

— ¿Qué? ¿Sebastian? —repitió Isabelle incrédula.

—Pero tú no estabas, Clary. ¿Cómo puedes saberla? —recordó Jace.

—Yo… la oí. Pero estoy segura que fue Sebastian.

Isabelle se levantó de donde estaba sentada.

— ¿Creen que él fue el que mandó a los demonios a… a matarlo? —preguntó temblorosa.

—Si fue así, fue por algo. Él hace todo por una razón —recordó Jace.

—Y la única persona que podría respondernos esa pregunta es Alec, y él… ya no nos la puede responder —todos se quedaron en silencio. Clary empezó a ver una Runa que se iba formando en su mente, pero además de eso también veía otras palabras para lograr un hechizo.

—O tal vez sí —dijo Clary al tiempo que se levantaba de su asiento.

— ¿Clary? ¿Qué propones? —preguntó Jace al ver el rostro de la chica.

—Yo… —hizo una pausa. Sus ojos estaban más grandes de lo normal y reflejaban un verde intenso—. Necesitamos un brujo… Magnus.

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