—¿En serio crees que alguien nos está espiando o algo? No hemos hecho nada que nos convierta en sospechosos.

—Hay una gran probabilidad de que no seamos los únicos que poseen más información de la que deberían. Por eso creo que lo mejor es cambiar de locación.

—¿Y a dónde iremos? ¿Qué les diremos a los del NIS? —interrogó Namjoon pensando en Minji y su compañero, Hyunsoo. No estaba seguro de que el plan de su novio fuera a agradarles.

Seokjin se puso de pie al mismo tiempo que empezaba a desabotonarse la camisa. Solo ahora que sabía la historia con Younghwan era que de repente entendía muchas de las marcas en su pecho; había pensado desde el principio que eran por las misiones, pero nunca se hubiera imaginado que su padre fuera quien lo dañara de esa forma...

—Iremos a algún motel. Y al NIS no les diremos nada, no confío en esos hijos de puta —dijo Seokjin dejando que su camisa se deslizara por sus hombros y brazos hasta quitársela completamente. Namjoon tenía frente a él su espalda ancha de músculos fortalecidos—. Carga tus cosas, nos largamos de aquí.

Ahí estaba, Jin volvía a modo militar como si no hubiera tenido un colapso nada más media hora atrás. Su porte era fuerte y su voz autoritaria, con aquel tinte que parecía intimidar más de la cuenta a la mayoría. Pero él no se sentía intimidado, quizás porque la preocupación que lo embargaba era mucho más fuerte que su instinto de supervivencia. Podía disimularlo todo lo que quería, pero Seokjin seguía mal.

Lo mejor era obedecer y apresurar las cosas, ya podría preocuparse por lo demás luego. Mientras más rápido terminaran la misión, más pronto podría alejar a Seokjin de sus demonios y de paso podría volver a su vida, junto a su hermano y sus amigos.

La paranoia de Seokjin era tal que una vez subieron al auto con todas sus cosas, dieron un montón de vueltas por toda la ciudad para intentar perder a cualquiera que los estuviera siguiendo y luego estacionó el carro a dos calles del motel por si tuviera algún dispositivo de rastreo o algo parecido. El motel no era precisamente de lujo, pero serviría por lo menos hasta que terminaran con el trabajo.

Por miedo a que detectaran el uso de sus tarjetas, prefirieron utilizar su propio dinero, de cualquier forma no era tan cara la estancia.

El recepcionista los observó con una ceja enarcada en una duda.

—¿Dos habitaciones o una para dos? —inquirió volteándose a mirar a la pared de donde colgaban las llaves de las habitaciones disponibles. Evidentemente la cabeza no le daba para asumir que los dos muchachos frente a él eran pareja, aunque tampoco le sorprendía del todo.

—Una habitación con una cama matrimonial es suficiente —aclaró Jin colocando algunos billetes sobre la mesa.

El tipo se giró de nuevo hacia ellos y les dirigió ahora una mirada distinta, como si acabara de darse cuenta de algo inaudito y no supiera cómo reaccionar del todo. Su asombro estaba grabado muy claramente en su rostro redondo. Namjoon se sintió encoger por la forma en la que los observaba, pero Seokjin se mantuvo tan firme y alto como siempre.

—Disculpe, ¿por qué...?

—No es de su incumbencia, ¿no cree? —espetó Seokjin tomando las llaves que ahora le extendía y empezando a caminar hacia las escaleras—. Serías muy amable si evitaras que nos molesten.

Tras soltar aquella orden, su novio desapareció.

Namjoon, ahora colorado hasta las mejillas, hizo una reverencia educada al portero antes de salir corriendo despavorido detrás de su novio, aunque se tropezó un par de veces en el camino por todas las cosas que llevaba en las manos. La próxima vez él se encargaría de hablar con el portero porque evidentemente Jin no tenía consciencia absoluta de lo que era el pudor.

Dentro de la habitación se sorprendió de notar que era mucho más bonita y limpia de lo esperado. No era una suite de cinco estrellas pero ya era más que suficiente para lo que necesitaban. Ubicaron las maletas y las otras cosas cerca de la puerta y cada uno volvió a lo suyo. Contrario a lo que se hubiera esperado, Seokjin no intentó volver a su trabajo de siempre de investigar, sino que se recostó en la cama y cerró los ojos como si planeara dormirse ya.

Namjoon sin embargo aprovechó la oportunidad para darse una ducha, tanto jaleo lo había hecho sudar un poco y la sensación no era para nada agradable. El baño del cuarto tenía un aspecto viejo y quizás no tan bien cuidado, pero hizo lo imposible para ignorarlo y limpiarse rápidamente bajo la ducha que con suerte soltaba agua tibia.

Una vez limpio volvió al cuarto, en su ausencia Jin había apagado todas las luces excepto la de una lámpara en la mesita de noche junto a la cama, así que la habitación estaba apenas iluminada por una luz amarilla. No muy seguro de lo que estaba por hacer caminó hasta la cama y en vez de ocupar el lado libre junto a su novio, se recostó sobre él, poniendo la cabeza sobre su pecho y dejando que sus pies colgaran del borde del colchón.

El mayor hizo un ruidito de complacencia al sentirlo y lo envolvió con los brazos sin decir nada. Ya había hablado demasiado en una sola noche y evidentemente ya no tenía ganas de hacerlo, probablemente no quería ni pensar en nada, sólo relajarse y dejar que las cosas siguieran su curso sin ahogarse en sus problemas.

Quería poder ayudarlo más, pero no tenía la capacidad de hacerlo y era consciente de ello. Por el momento solo podía darle apoyo moral y recordarle que estaba allí para él, tuviera una historia horrible o no. Fue en ese momento que sin darse cuenta notó que su novio era, técnicamente hablando, un asesino profesional. El tipo de persona de la que uno huye y no metes a tu cama.

Rodó los ojos ante su línea de pensamientos. Seokjin no era un asesino. Era un chico común y corriente al que habían forzado a convertirse en un asesino, que no era lo mismo. Después de escucharlo decir que oía los gritos de la gente a la que había dañado no podía sino asumir que estaba bastante arrepentido de lo que había hecho en todos los años que habían pasado.

Él era bueno, de eso estaba seguro.

—¿Joonie? ¿Estás dormido?

Resopló.

—No, ¿sucede algo?

Seokjin empezó a acariciar su espalda muy despacio.

—Solo quería decirte que te agradezco por seguir igual que siempre incluso después de todo lo que te comenté hoy —murmuró ahora entrometiendo la mano en su camiseta. Sintió sus dedos contra su piel y el contacto se sintió íntimo y cálido—. Te amo muchísimo, Namjoon. No te merezco.

Algo en su interior le decía que había querido decirle otra cosa, pero Seokjin permaneció en silencio incluso cuando le respondió de la misma forma y le recordó que no tenía razón en lo último. No le agradaba que dijera que no lo merecía, porque sentía que de ese modo se restaba importancia o valor; Seokjin valía la pena. Era consciente de ello.

Esa noche durmieron así, pegados y sin hacer ruido. Ya tendrían tiempo para volver al barullo de siempre, por el momento solo necesitaban un descanso.

El hacker tuvo sueños en los que su hermano se reencontraba con su madre y despertó un par de veces durante la noche, pero estar en brazos de su amado ayudó a espantar aquello que lo atormentaba, por lo menos hasta que tuviera el valor de enfrentar la situación como debía.

Aún había cosas que hacer.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Where stories live. Discover now