Humanos y Demonios.

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Existiendo un total temor, Token, intentó buscar a Nichole, a pesar de su pesadilla tan terrible no podía dejar de pensar en ella, deseaba solo un instante ver sus ojos y al menos hacerle saber que estaba vivo sin importar que no lo amara más, no le importaba incluso si le odiaba. Cada paso que andaba le volvía débil, uno a uno los minutos le recordaban aquel sueño, pero no podía dejar que el pasado  le venciera, se encontraba a distancia del campus a espera de divisar a la chica, pasaron minutos tal vez más de una hora  y se mantuvo firme de pie, no le daba importancia pero no sentía el desgaste del peso sobre la planta de los pies o alguna molestia natural por el cansancio, ahora su cuerpo era resistente al agotamiento.

Estaba por irse derrotado cuando la vio correr hacia un auto en que una rubia le llamaba para apresurar su paso. Nichole le respondió con un gesto de fastidio y luego rió  con energía a la chica, estaba por entrar al auto pero sin razón se detuvo y levantó la vista, al mirar al frente sintió que se rompía, le invadieron las lágrimas pero no pudieron salir se quedaron atascadas junto al nombre que anhelaba gritar, solo pudo decir en un muy suave aliento...

-Token-

-¿Que?- Pregunto la chica al interior mientras bajaba el volumen al estéreo del auto.

-Yo... creí  ver a alguien...- Dijo confusa y triste, estaba muy seguro de ver el rostro de Token, pero luego de que un grupo de estudiantes obstruyera su visión, le perdió de vista.

Pensó que era sólo su imaginación, luego del accidente le parecía verlo en todos lados, con los años fue aceptando la idea de que muy probable sería que nunca volvería a ver a su amado novio.

-Vamos tenemos que pasar por Wendy , si tardamos no tendremos mucho tiempo para visitar a Heidi- Insistió la rubia.

-Si... ¿como sigue Heidi?- Presto atención al tema intentando olvidar lo que había visto.

-uff, pues siempre parece igual, es bueno que haya perdido todo ese peso extra pero me duele que sea por no comer suficiente, aún no habla mucho pero en ocasiones logramos que sonría, seguro que lo hará hoy que te vea-

-Ese desgraciado obeso, siempre lo deteste no entiendo que vio Heidi en él- Peino su crespo  cabello hacia atrás resoplando con ira.

-Con ella era diferete, intentaba ganar su confianza y mira lo que hizo, bastardo  si pudiera lo mataba yo misma- Enfurecida golpeó el volante pero sabiendo que manejar de ese modo era peligroso  respiro profundamente hasta calmar su humor.

En un tramo no muy lejano llegaron al edificio en que vivía su amiga wendy, la chica pelinegra ya las esperaba en la acera para no perder tiempo y subió de inmediato al auto, saludó con mucha alegría a las dos y abrazo a través del asiento a Nichole, por motivos de tiempo ella no acudía a las visitas a Heidi, pero teniendo el resto del día libre pudo acompañarlas, estaba muy inquieta de ver luego de bastantes años a su vieja amiga, era mayor por apenas unos años, la conoció en una tienda departamental en que ambas trabajaron más jóvenes, siempre fue amable y resultó ser compañera de clases de Bebe en una materia optativa, Wendy  la conocía por aquellas dos luego de reunirse los fines de semana, Heidi era una persona muy fácil de querer por su personalidad, pero poco después comenzó a salir con un chico bastante desagradable, un obeso sin aspiraciones y extremadamente  grosero, pero ella siempre decía que era un amor de persona si se le conocía bien. Luego de dos años se casaron, hecho con que ninguna de las tres estaba de acuerdo, aún en la boda le dijeron que huyera aunque  ella parecía la mujer más feliz de todas, pero todo terminó al paso  del tiempo, notaban una falta de brillo en la mirada de la chica, su ausencia en las reuniones, su evidente aumento de peso y que había adoptado ese carácter insultante y sarcástico de su ahora esposo. Había dejado de ser la dulce señorita que conocieron pero aún en su último razonamiento decidió divorciarse, les había contado su idea, estaba harta de él  y siempre decía odiar el tener que vivir con su molesta madre, y en el último de los trámites ella comenzó a perder  lucidez, divagaba demasiado y el día que se suponía iría a recoger lo último de sus pertenencias las cuatro festejarian su divorcio, pero ella nunca llegó, temiendo que el maldito la hubiese retenido fueron a buscarla, la puerta estaba cerrada pero las luces encendidas, estaban desesperadas y lograron acceder por la puerta del jardín, entrando no había rastro de nadie, al menos hasta que en su búsqueda por cada cuatro encontraron a Heidi de pie en medio de un cuarto  que parecía pertenecer a un niño, no podían ver en su totalidad pero lo sabían por el tamaño de los muebles y decorado, curioso ya que nunca tuvieron planes de hijos, la chica estaba mirando hacia el techo con los ojos enrojecidos y el rostro lleno de lagrimas, se notaba que llevaba horas sin parpadear, la sacaron como lograron entre las tres y la trasladaron a un hospital. Nunca se encontró alguna anomalía en su cuerpo o mente solo permaneció en silencio, quieta mirando hacia arriba, debido a eso su familia decidió internarla en un hospital psiquiátrico. Lo evidente era culpar al bastardo obeso pero tenía pruebas de haber estado la mayor parte del día muy lejos de la casa, su madre estaba un poco enferma en el hospital así que no debería haber nadie en el momento que Heidi  entró con sus propias llaves.

Super Craig x Wonder TweekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora