Capítulo 41: El plan.

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Slaven emitió una sonrisa de medio lado, una tenue sonrisa al ver logrado su cometido con facilidad. Que ellos estuvieran débiles emocionalmente había sido algo extraordinariamente bueno al momento de poner en marcha su plan. Laertes lo felicitaría, se ganaría lo que siempre había soñado: aprecio.

—Por aquí. —señaló con su mano a la salida empezando a caminar seguido de los sacerdotes. El eco de sus pasos se hacía escuchar en todo el trayecto para salir del calabozo. Una vez que salieron, los condujo a la parte de abajo en una sala de juntas en la biblioteca, algo parecido a como lo tenía Karsten en su cueva. Salvo que ésta en lugar de ser dorada como la del dragón dorado era de un color más oscuro, una combinación de negro con rojo que resultaba algo aterrador combinando a la perfección con el lugar donde vivía el dragón rojo. —Los he traído, han decidido cooperar. —anunció Slaven a los demás dragones que estaban sentados en círculo con Laertes de pie frente a la mesa volteando con una sonrisa de satisfacción al momento de que el segundo en jerarquía mencionó tal noticia.

—Perfecto, entonces adelante. —se hizo a un lado señalando el cofre con su mano. Los demás dragones permanecieron sentados posando sus miradas en los sacerdotes poniéndose en alerta por si lo que habían mencionado de cooperar hubiera sido una mentira para poder atacarlos.

A pesar de que aún los sacerdotes no sabían muy bien sus habilidades estar cerca de la piedra y al poder comunicarse con los benevolentes les había hecho despertar algunos de sus poderes y eso los hacía peligrosos. Claro que en cuestión de conocimiento de habilidades Kellan era mucho más peligroso que Keira, sobretodo porque al ser el sol tenía conexión directa con Karsten y eso lo hacía el más peligroso de los dos. Sin embargo, poco conocían de las habilidades de Keira, solamente lo que habían podido visualizar hasta ahora. Eso se debía a que conocían muy poco de las habilidades del sacerdote de la luna, ya que el sacerdote anterior combinaba ambas habilidades de sol y luna que era imposible para ellos identificar a que astro correspondía cada habilidad.

Kellan y Keira se acercaron al cofre que de inmediato la piedra que sostenía el dragón de la cerradura emitió un ligero brillo haciendo que los collares de ellos también emitieran un ligero brillo dejando que las llaves aparecieran en sus respectivas manos. Keira vio la llave detenidamente, ese color plateado, la piedra, los detalles, todo le recordaba a Athan, esa escena de él cayendo por el barranco seguía presente en su mente, el dolor seguía palpitando muy dentro de su pecho recordando cada parte como si fuera una cámara lenta. Respiró para calmarse y estar concentrada, si lo que Slaven había dicho era verdad si esa piedra tenía la habilidad de poder curar a Athan y ellos lo podían hacer entonces todo estaba bien, ¿cierto? Después de todo, nunca le habían dicho la razón exacta de porque debían proteger tanto la piedra, ¿cuáles eran las habilidades tan sorprendes de aquella piedra que hasta su padre tuvo que dar su vida para protegerla? No le habían dicho nada de eso, absolutamente nada. Kellan veía el cofre y la llave simultáneamente, solamente tenía que abrir el cofre y su madre y prima estarían a salvo ¿verdad? Aunque quisiera creer eso había algo que no lo convencía, había algo que lo ponía a pensar, algo que le decía que lo que estaban a punto de hacer era peligroso, que los dragones los estaban engañando, pero... tampoco estaba en sus cabales para siquiera hacer caso a ese presentimiento que estaba sintiendo.

Ambos se voltearon a ver asintiendo ligeramente, se acercaron al cofre extendiendo las llaves haciendo que la piedra resplandeciera y se convirtiera en dos cerraduras, acercaron las llaves metiéndolas en sus respectivas cerraduras haciendo un encaje perfecto, les dieron vuelta haciendo sonar un ligero clic. Ambos sacerdotes se quedaron un momento estáticos viendo como al retirar sus manos de las llaves el cofre se abrió quitando el resplandor de las piedras tanto del cofre como de las llaves dejando ver el interior, una piedra grande y redonda, de colores mezclados: rojo, azul, morado, blanco, plateado, dorado, cobre, bronce, etc. Todos los colores de las piedras de los benevolentes. Una piedra completamente hermosa y resplandeciente.

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