Capítulo 35: Memorias de Dolor.

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"Athan caminaba por los pasillos de lo que era su hogar, todavía no era la cueva donde vivía actualmente, era diferente. Aunque se viera que el sol entraba, los pasillos lucían de un color plata brillante que, en cierta forma, daba un aura de soledad y frialdad. En su caminata encontró a su hermano, ambos se veían ahora de unos quince años, con apariencia un poco más madura e igual a como se veían actualmente. No habían cambiado mucho.

Se acercó poniendo su brazo alrededor de él al mismo tiempo que se sentaba.

— ¿Por qué tan pensativo? —preguntó una vez que se sentó.

—Lo normal, ya sabes. —contestó lanzando un suspiro.

— ¿Otra vez te regañó padre?

—Ya sabes, debo entrenar duro y dejarte entrenar igual. Me opuse y ya sabes lo demás.

—Siempre es así, está preocupado por el legado, pero no sé por qué se preocupa si tú vas a ser el siguiente. —esbozó una sonrisa al mencionar lo último sintiendo orgullo de su hermano mayor.

—Aun así, nos tenemos que enfrentar por órdenes de él. No podemos decir que no a eso. —rodó los ojos poniendo su mano en su barbilla mientras se recargaba en su rodilla.

—Cuando ganes el torneo verás que cambiará todo. —le dio palmadas en el hombro.

— ¡Pues claro! Solamente yo puedo ganar. —esbozó una sonrisa de superioridad.

Athan se sintió incómodo con esa respuesta, parte de él quería que Slaven lo animara, que le dijera que él también tenía oportunidad de ganar. Sabía que su hermano era mucho mejor en las peleas que él, incluso manejaba mucho mejor el hielo que él, era mucho mejor en todos los aspectos. Aun así, él deseaba que por lo menos le diera unas palabras de aliento o de coraje para siquiera sentir que confiaba en que podía mejorar, o que incluso lo pudiera vencer aunque sea una sola vez.

Apartó su mano del hombro de su hermano viendo a su alrededor, de repente la solitaria estancia era lo más interesante del mundo.

— ¿Eh? —Comentó al momento de escuchar que le había preguntado algo que –obviamente- no alcanzó a escuchar por estar tan ensimismado en sus pensamientos.

— ¿Qué si has estado entrenando? —lo miró con algo de disgusto en sus ojos, odiaba que Athan no le prestara atención cuando le preguntaba algo.

—Sí, un poco. —suspiró. —Me cuesta un poco de trabajo lanzar el hielo, pero ya voy progresando. —esbozó una sonrisa sobándose la nuca.

Slaven lo veía detenidamente, no entendía porque aun con todo lo que tenía en contra siempre sonreía. Él se estaba ahogando en estrés por ser el siguiente sucesor, para poder ganar ese enfrentamiento y reclamar el título de siguiente líder del clan, mientras que Athan siempre estaba despreocupado, practicaba pero siempre tenía ese rostro de relajación y confianza que tanto lo desesperaba.

—Aquí estaban. —escucharon la voz de su madre a sus espaldas. Ambos se pararon apenas la oyeron, se pararon rectos, nerviosos y algo serios.

—Madre. —dijeron al unísono.

—Mis niños. —sonrió al estar frente a ellos. — ¿Están listos?

— ¿Para qué, madre? —preguntó el menor con duda, Slaven quería darle un ligero golpe en la cabeza por olvidadizo.

—Hoy van a demostrarle a su padre cuanto han progresado, ¿recuerdan?

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