Capítulo 23: Nuevo Destino.

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No había error, era él.

La mirada confusa de los tres se tornó a una seria, sabían que al momento en que los llamaba era que las cosas se habían tornado complicadas. Athan tenía una mirada seria, mucho más que la de los demás. Le hizo una seña a Andrew para que contestara, no le apetecía hablar con él.

—Karsten... —dijo Andrew con seriedad que detonaba respeto y ocultaba su dolor. —Aquí estamos, los tres.

«Lo sé. » dijo con preocupación, se había enterado de todo y no había sido nada grato. « ¿Cómo se encuentran? »

—Estamos bien. —disimuladamente miraba a Athan que tenía una expresión seria. —No hay que preocuparse.

— ¡Ya dinos qué quieres! —dijo Athan con enfado parándose ocasionando que Keira retrocediera sentándose en el suelo, aún sin quitar su mirada espantada.

«Deben venir. » su tono cambió a uno más apagado debido a la actitud del plateado. «Lo que está pasando ya no es normal. Debemos reunirnos. »

—Deberás esperar. —comentó Athan más calmado después de soltar un suspiro. —Partiremos lo más pronto posible.

«Eso espero. » ahora su tono era autoritario, como el líder que era. «Estaré esperando. » cortó comunicación. Keira sintió que eso último iba exclusivamente para ella, podría ser o no verdad pero eso no quita que haya escuchado esa voz aparte de ellos, según lo que había entendido necesitaban el consentimiento de ellos para poder escucharlos y no conocía a Karsten, así que ¿cómo?

— ¿Estás bien? —le preguntó Athan hincándose frente a ella tocándole la cabeza.

—Sí, sólo que... —levantó la mirada, Athan pudo percibir lo que sentía, no era nada normal. — ¿Por qué pude oírlo también?

La sorpresa los inundó. Se voltearon a ver entre sí intentando encontrar una explicación para eso, no sabían nada. Tal vez Karsten le había dado consentimiento de escucharlo también. Era lo más probable.

—Tal vez te dio consentimiento —dijo Deo para aligerar un poco la tensión y tratando de razonar las cosas. —No podíamos ocultarle tu existencia.

—Pero...

—Él se da cuenta de las cosas rápidamente. —continuó Athan tornándose un poco frío. —No podemos ocultarle nada.

Keira notó como la expresión de Athan había cambiado radicalmente al hablar del dorado, tenía mucha curiosidad sobre lo que había pasado entre ellos que la estaba carcomiendo por dentro. Sin embargo, no podía preguntarle, ya que probablemente se llevaría un regaño o la indiferencia de parte del plateado, así que optó por no decirle nada.

—Vamos. —dijo Athan poniéndose de pie ayudando a Keira. —Hay que dejar descansar a Andrew.

— ¡Ya dije que estoy bien! —exclamó el cobre tratando de pararse pero fue impedido por Cyrene.

—No es cierto, quédate aquí. Debes dejar que haga efecto la curación. —lo hizo sentarse, Andrew no tuvo más remedio que aceptar.

Cyrene les mostró sus respectivas habitaciones y regresó a cuidar de Andrew, conociéndolo de seguro se pararía sin importarle sus heridas y se iba a lastimar más de la cuenta. Por su parte, Athan salió un momento de la cueva; limpiaría lo que ocasionó la hidra y de paso iba a distraerse un momento, hablar con Karsten no le había sentado muy bien.

— ¿Interrumpo? —dijo Deo entrando a la habitación de Keira.

—No. —le dijo con una sonrisa dejando un libro que Cyrene le había prestado a un lado. —Pasa.

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