Imagina para MysticalReader43

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Este es para @MysticalReader43
¡Ojalá te guste!
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Odiaba el campamento de verano.
Tres semanas llenas de aburrimiento, fogatas, comida asquerosa y mosquitos comiéndome viva aún con las tres capas de repelente de insectos que me ponía antes de salir.
Mis compañeras de cabaña eran chicas ricas que venían a hacer amigas de su mismo estatus social y coeficiente intelectual. Osea, niñas huecas que no tenían idea de como era el mundo real sin privilegios.

Yo era la rara que siempre llevaba botas de lluvia, shorts, pantalones u overoles de mezclilla y una coleta de caballo para todo. O al menos así me recuerdan los que habían estado en los campamentos pasados conmigo.
Sólo había conseguido una amiga en los dos últimos campamentos, Amanda, pero por desgracia no había podido asistir al de este año.
Una chica rara y sola y un campamento de verano donde la regla número uno era divertirse y socializar no era una buena combinación en definitiva.

A las 6pm era la hora libre. De ahí hasta las 7pm éramos libres para explorar las instalaciones del campamento o hacer lo que se nos antojara para después ir a cenar.
Ese día no supe por qué tuve la genial idea de adentrarme en el bosque al lado del campamento. Íbamos a hacer una excursión ahí al día siguiente, pero aparentemente no podía esperar.
Me puse mis tres capas de repelente, me ajusté las botas y salí a la aventura.

Caminé unos cinco metros aproximadamente cuando empecé a escuchar ruidos extraños más adelante, en la parte más oscura y profunda del bosque. No necesitaba ni quería ser devorada por un oso o atacada por un mapache furioso, así que me giré y seguí por la derecha.
Estaba a punto de subirme a un árbol cuando volví a escuchar los ruidos extraños. Esta vez sonaban más cerca.
- Ya te ví.- escuché decir a mis espaldas.
Ok, alerta de asesino en serie en el bosque. ¡A correr!

Comencé a correr en dirección al campamento. Espera, ¿¡Donde estaba el campamento!?
Las pisadas se acercaban.
- No te escaparás.
Intenté no gritar mientras corría a lo tonto con la esperanza de encontrar mis pisadas para regresar por donde había venido. Las seguí en todo momento y estaba segura de que ya estaba muy cerca. Pero oh sorpresa, había corrido en círculo y seguido mis pisadas y las de alguien más.
No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. Choqué con su espalda, haciéndolo caer al suelo.

- ¿Pero que-
- ¡No me mates!
Sabía que suplicar era inútil, pero tal vez podía mover algo en el corazón de piedra de este asesino.
- Oye, ¿tu no eres Hazel?
Me fijé mejor en la cara que tenía frente a mi. No era un asesino, solo era un chico del campamento. Lo reconocí por su cabello. Era el chico con el cabello más largo que jamás había visto. Tenía un celular en la mano.
- Sí. ¿Cómo sabes mi nombre?
- Te vi y escuché tu nombre cuando pasaron lista el primer día. Eras- digo, eres...interesante.- dijo el chico mientras me ayudaba a levantarme.
- ¿Y tu eres...?
- Ah, soy Chandler.
No sabía que más decir. ¿Cómo sigo una conversación con un extraño?

- ¿Qué haces aquí?- preguntó, ansioso por seguir hablando.
- Exploraba.
- Mañana vendremos a explorar de nuevo aquí.
- Ya he venido varias veces. Quería ver si hubo algún cambio.
- ¿Y no podías esperar hasta mañana?
- Estaba aburrida, ¿sí? Pero tú, ¿que haces aquí con un celular? Hasta donde yo se no hay señal en el bosque.
- Capturo pokemones. Encontré un Blastoise y lo iba a capturar.- se encogió de hombros.
Supe inmediatamente a lo que se refería. Pokemon Go, el jueguito para teléfono más famoso y, en mi opinión, desesperante de la historia.

- Deberíamos volver, se hace tarde.
Estuve de acuerdo con el hasta que recordé lo que me había atraído hacia él en primer lugar.
- De casualidad, ¿sabes cómo se sale de aquí?- pregunté algo nerviosa.
- ¿No? Es mi primera vez aquí. ¿Tu has venido otros años no? Ya deberías saber cómo.
- ¡Claro que se cómo!- me defendí. El ego era más fuerte que mi angustia.- Sólo estaba probandote, novato.
Comencé a caminar y, como lo esperaba, Chandler comenzó a seguirme. No quería humillarme frente a un chico así que pedí al cielo una señal divina para poder salir de ahí.

Pero una vez más, el cielo no me escuchó.
Pasó casi media hora. Sentía que estábamos cada vez más cerca, pero en realidad nos alejábamos más y más de la salida.
- ¿Estás segura que recuerdas cómo-
- ¡No, no lo sé!- grité por la frustración.
Todo era mi culpa.
Estaba aquí atrapada en un bosque inmenso con un chico que acababa de conocer sin comida, ni agua, ni señal.
- ¿Estás bien?- preguntó él, mientras se acercaba a mi.
- Sí. Lo siento Chandler, me frustré muy fácil. No quería que pensaras que yo era rara, inútil o algo. Y ahora estamos perdidos. Lo siento tanto.- contuve el llanto. Nunca puedo hacer nada bien. Tal vez mis padres me habían enviado aquí año tras año para librarse una temporada de mis estupideces. No los culpaba.

- Yo no pienso eso.- respondió él, poniendo una mano en mi hombro.- Eres humana. Todos cometemos errores.
- Pero yo me paso.
- No te conozco muy bien, pero estoy seguro de que eres una gran persona. Seguramente le agradas a todo el mundo.
Reí un poco y me senté en la raíz salida de un árbol. Chandler se sentó a mi lado.
- Sólo le he agradado a una chica que también viene aquí, pero no ha venido esta vez.
- ¿Y a tus compañeras de cabaña?
- A ellas les importa un pepino lo que me pase. Sólo les importa la ropa cara y los chicos.
Guardamos silencio un rato.
- Entiendo como te sientes. También estoy solo, ¿sabes? Sólo he hablado con dos de los instructores y son los únicos que me hablan también.- dijo Chandler.
- Wow, eso si que es triste.- respondí al no saber qué añadir.
- Sí...No tengo a nadie con quién hablar de Twenty One Pilots...
- ¿Te gusta eso?
- Sí- contestó algo apenado. Tal vez le avergonzaba hablar de sus gustos musicales porque no era una banda tan relevante aun.
Sonreí y me quité una de mis botas, revelándole uno de mis más grandes secretos. Mis calcetines de Twenty One Pilots.
- ¿A ti también?- Preguntó asombrado.
- Fui a uno de los conciertos.- comenté con orgullo.
- ¡Genial! ¿Cuál es tu canción favorita?

No nos habíamos dado cuenta de cuanto tiempo habíamos estado hablando hasta que empezó a oscurecer.
Estábamos hablando de series viejas y canciones de los 80s cuando vimos las luces de unas linternas de mano acercarse a nosotros.
- ¿Hay alguien ahi?- preguntó una voz.
Chandler se levantó al instante.
- ¡Es mi instructor!- alzó las manos y activó la linterna de su celular para llamar su atención.- ¡Aquí! ¡Aquí estamos!
Dave, el instructor, corrió hasta nosotros.
- Dios mío chicos, ¡estuvimos buscándolos por toda una hora! Vamos a sacarlos de aquí para que coman algo.

Mientras caminábamos de regreso a nuestras cabañas (con un regaño de nuestros instructores de por medio) Chandler y yo seguimos platicando.
- Escuché que tenemos que formar parejas para la excursión de mañana.- comentó él.
- Que novedad.- respondí con sarcasmo.
Chandler rió por el comentario.
- ¿Qué dices? ¿Vamos juntos?
- ¿De verdad confías en mi para entrar a ese bosque de nuevo conmigo?
- La verdad no, pero me agradas y me gustaría platicar más contigo. Además, si nos perdemos, los instructores podrán encontrarnos más fácil.
- Tu también me agradas Chandler. No fue un placer perderme contigo en un bosque, pero si que fue un placer conocerte.

Nos dimos la mano y caminamos a nuestras cabañas.
- Buenas noches, Hazel.
- Buenas noches, Chandler.

Me fui a dormir con una sonrisa en el rostro y soñé con la excursión del día siguiente.
No lo supe hasta después, pero a él le pasó lo mismo.

Imaginas de Chandler Riggs y Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora