Carl Grimes imagine: Mute

1.7K 133 18
                                    

Nos encontrábamos caminando en busca de un nuevo lugar para quedarnos. Si no para siempre, al menos por un buen rato para recobrar fuerzas e intentar llevar una vida "de antes". Excepto por los caminantes sueltos por ahí.

Al cabo de mucho tiempo, llegamos a un pequeña ciudad fantasma. Todo se veía en mejores condiciones de las que habíamos visto antes, lo que nos llenó de esperanza.
Pusimos manos a la obra y empezamos a investigar el lugar.
Al llegar a unos edificios que no llegaban ni a los 4 pisos escuché un ruido. Algo parecido al de un cartucho de balas cayéndose de una pistola.
- ¿Qué fue eso?- preguntó alguien.
- No lo sé- dije adelantándome- deberíamos ir a ver.
- Carl, no.- me detuvo mi padre- es peligroso, tú lo sabes.
- Sólo iré a echar un vistazo. Quizá podríamos encontrar algo valioso.
Sin hacer mucho caso a las advertencias, entré cubierto por el resto del grupo.

Subí al segundo piso de lo que parecía ser un destartalado edificio de departamentos y oí ruidos extraños en una de las habitaciones que tenía la puerta abierta. Se oía como una respiración agitada y sollozos contenidos.
Me acerqué con cuidado con mi pistola y abrí la puerta.
Lo primero que vi fue al hombre con un tiro en la cabeza en el piso.
Lo segundo fue la chica.
Estaba como pegada a la pared con sus rodillas a la altura de la barbilla, sus brazos rodeándolas, y unos ojos llenos de lágrimas y miedo que me miraban fijamente.
En su ropa había unas gotas de sangre que parecían frescas.

Me acerqué más y ella se alejó más a un rincón de la habitación, temblando violentamente.
- Está bien, no te haré daño.- intenté calmarla.
Pareció relajarse un poco, pero no perdió el temblor.
Miré al hombre muerto.
- ¿Tú hiciste eso?- pregunté.
Hizo un movimiento de cabeza rápido como respuesta. "Sí".
- ¿Por qué?
- ¿Carl?

El grupo irrumpió en la habitación y empezó a hacerle preguntas al azar después de ver el trágico panorama.
- ¿Quien eres?
- ¿Tú lo hiciste?
- ¿Quien era ese hombre?
- ¿Estás mordida?
- ¿De donde has venido?
- ¿Qué haces aquí?

La chica pareció inquietarse de nuevo. Parecía querer decir algo, pero en cuanto intentaba abrir la boca, alguien venía con una pregunta.
Viendo la situación, decidí aclarar las cosas.
- ¡Silencio todos!
Una vez que las cosas se calmaron, le pregunté la pregunta básica.
- ¿Cómo te llamas?

Ella, haciendo algo de esfuerzo, se levantó. Sacó una doblada y arrugada hoja de papel, la puso en mi mano y miró al suelo.
La desdoblé.
"Hola. Mi nombre es ____, y sufro de mutismo selectivo."

Asombrado, le enseñé la hoja a los demás.
- ¿Qué es eso de mutismo selectivo?- pregunté.
- Significa que la persona puede hablar, pero no lo hace cuando no se siente cómoda o segura.- contestó Daryl.- Un conocido tenía eso. Es una especie de problema de ansiedad.

Mi papá se acercó a la chica.
- Hola, mi nombre es Rick. Necesito saber, ¿estás herida? ¿Mordida, rasguñada?- preguntó.
Contestó un "No" con un movimiento de cabeza.
- ¿Estás sola?
Un asentimiento.
- ¿Te gustaría unirte a nuestro grupo? Podemos ayudarte.
Echó una mirada a las personas que se encontraban en la habitación.
Me miró a mi por un poco más de tiempo hasta que se atrevió a asentir de nuevo.
- Bueno...nuestro "protocolo" incluye unas preguntas que debes contestar...pero-
No había acabado de decir la frase cuando ella ya había sacado de su bolsillo una pequeña libreta y una pluma.
Garabateó algo rápido y lo enseñó.
"Cuando hay necesidad de hablar, normalmente respondo aquí. Puedes preguntar lo que quieras."

- ¡Vaya! Que inteligente- la felicitó él.- ¿Bueno, cuantos caminantes has matado?
"Ya no me acuerdo"
- ¿Cuantas personas has matado?
Ella miró el cuerpo sin vida del hombre y y lo señaló.
- ¿Por qué?
Desvió la mirada. No quería hablar de eso.
- Tienes que decirnos para que puedas estar con nosotros.
Se echó a temblar.
- Papá, no creo que sea buena idea. Parece muy trastornada por lo que sea que le haya pasado.- intenté convencerlo a que dejara el asunto. Era evidente que no sería muy agradable quedarse sola en su situación.
- Tiene que responder las preguntas como todos.- respondió él.
No nos habíamos dado cuenta de que ya estaba escribiendo nuevamente.
"Iba a dañarme" decía su letra en el papel.

- Bueno, eso era todo lo que necesitábamos saber. Bienvenida al grupo- declaró por fin mi padre.
Echando una mirada alrededor añadió:
- Este se ve como un buen sitio para descansar. Podemos continuar mañana.
Nos disponíamos a acomodarnos y revisar mejor el lugar cuando _____ agarró uno de los bordes de mi camisa, haciéndome voltear. Parecía algo sonrojada.
Rápidamente escribió en su libreta y me la enseñó.
"Sé de un lugar más cómodo y seguro en el que podemos quedarnos. Claro, si no están muy cansados."
La miré y sonrió un poco.
- Oigan, _____ dice que puede llevarnos a otro lugar mejor que este.- anuncié.
Decidimos seguirla y nos condujo a otro edificio de apartamentos a unas calles más allá.
En el camino, volvió a pasarme una hoja.
"Sólo conozco a Rick, ¿cómo te llamas tú?"
- Carl- respondí. - Carl Grimes.
Sonrió un poco y seguimos caminando.

Abrió la puerta principal del edificio de apartamentos y nos condujo por las escaleras.
Antes de llegar a una de las puertas del segundo piso nos detuvo.
"En esta habitación me duermo yo. Hay muchas más en todo el edificio. Pueden tomar la que ustedes quieran o podemos estar todos juntos en un mismo lugar si quieren."
- No te preocupes, respetaremos tu privacidad.- dijo mi padre con una risita.
Nos entregó el último pedazo de papel escrito y se metió a la habitación.
"En el piso de abajo hay una pequeña cocina con algo de comida. Tomen lo que necesiten, podemos ir por más mañana si hace falta. Buenas noches."

La mayoría se fue a buscar habitaciones para dormir. Unos pocos, como Michonne y yo, nos quedamos en la cocina buscando algo para llenar el estómago. Se veía muy moderna y con mucha razón. Tenía una gran reserva de energía así que teníamos electricidad.
Ella, para su buena suerte, encontró una cafetera y decidió hacerse un café bien cargado.
Yo, por mi lado, investigué las alacenas y encontré un paquete de galletas oreo del que me acabé casi la mitad.
No podía dejar de pensar en nuestra nueva chica del grupo. Si, era linda y todo, pero lo que más me asombró es que no tuvo más confianza en nadie más que en mí. ¿Le había parecido lindo? ¿De verdad irradiaba tanta confianza? ¿Sólo lo hizo por que yo me acerqué primero? ¿Cómo supo desde el primer momento, incluso antes de que yo pudiera decírselo, de que podía estar segura conmigo?

- ¿Linda no?- preguntó de repente Michonne.
- ¿Eh?
- _____.
- ¿Qué con ella?
- Es linda, ¿no te parece?
Me encogí de hombros.
- Es como todos. Ha pasado por cosas feas.
- Pero creo que nunca te he visto tan en confianza con alguien que acabas de conocer- comentó, recargándose en la mesa en la que estábamos sentados.- o ver de una manera especial.
- ¿Crees que encontremos algo bueno mañana?
Ella rió.
- No me cambies el tema, jovencito.- me miró seriamente.- No es que sea mucho de mi incumbencia pero, ¿que sientes por ella? ¿Que viste que te hizo sacar tu lado suave?
- No lo sé, sólo...la vi y pensé en mi. En todos. En lo que te pueden transformar diversas situaciones. Y, por lo que veo, el hombre que encontramos muerto junto a ella tenía muy malas intenciones.
Ella me escuchó atentamente.

- Creo que sólo me salió el instinto de querer protegerla. Tu sabes.
Michonne sonrió.
- Espero que mañana encontremos una bolsa del café más cargado del Universo, necesito estar más viva por la mañana.
- Para eso no necesitas café, necesitas dormir.- reí.
- Como tú. Anda, ve a la cama ahora que puedes.
Me levanté de la mesa y salí al marco de la puerta.
- ¿Crees que algún día hable?- preguntó.
Me quedé callado un momento.
- Quizá. Pero para mí sería un gran logro ser yo quien lograra que lo hiciera.

Imaginas de Chandler Riggs y Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora