Capítulo 32

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   Desperté con Draco aún rodeándome con los brazos. El ya se había despertado, pero no parecía tener ninguna intención de salir de la cama. 

-Buenos días, princesa- dijo, antes de darme un corto beso en los labios. 

-Buenos días- dije, todavía medio dormida- Me voy a dar un baño.

   El me dio un beso en la frente antes de asentir. Dijo que había metido mis cosas en su armario. Tomé un vestido negro hasta la rodilla y un par de botitas del mismo color. Me dirigí hacia el baño y me duché rápidamente. Cuando apagué el agua y comencé a peinar mi cabello, escuché que alguien entraba a la habitación.

-Draco ¿Viste a Astrid?- dijo la persona que había entrado, que, sin duda, era Narcissa.-No está en su habitación.

-Si, se esta dando un baño.-respondió el albino, tranquilo. 

-¿Ella durmió acá?

  Hubo una pausa en la que, supuse, el asintió. No me gustaba el tono con el que había hecho la pregunta. No era la primera vez que venía a dormir a su casa y siempre hacían aparecer otra cama en la habitación de Draco, no entendía porqué le molestaba tanto. Y después lo recordé, ahora preferían a Astoria. 

-Hijo, ya hablamos de esto... ella no es buena, es una mala influencia... además, es tu primera novia ¿no deberías intentar a ver si alguien te gusta más? Tal vez...

-No. -dijo el, firme- Yo quiero a Astrid. No me importa si es mi primera o décima novia. Y no es una mala influencia. Ella no es una asesina, ni quiere controlarme. 

   Eso debió dolerle a Narcissa. Draco siempre la había tratado bien, la quería mucho y siempre se mostraba cariñoso y protector con ella, nunca lo había escuchado hablándole así. Y, a juzgar por la reacción de ella, era la primera vez que pasaba. 

-Voy a hablar de esto con tu padre. -dijo, enojada- Y mejor recuerda bien quienes son tu familia. Soy tu madre, yo soporté todos tus caprichos y te cambié los pañales cuando eras un niño, merezco respeto. Te vas a arrepentir de haber dicho eso cuando termines con ella por haberte dado cuenta de que era algo pasajero. Ella solo quiere alejarte de nosotros.

    Eso me dolió. Yo sabía lo importante que era su familia para Draco, nunca haría algo que pudiera alejarlo de ellos, o hacerlo elegir. No era justo para él. Me sentí mal al escuchar que peleaba con su madre por mi culpa. Lo último que quería era alejarlo de las personas que le importaban. 

   Terminé de ponerme las botas y salí del baño, para encontrar a Draco sentado en la cama, con su cara escondida en las manos. De todas formas, levantó la cabeza al notar mi presencia y esbozar una sonrisa.

-¿Puedes subir el cierre de mi vestido?- pregunté. 

   El asintió.

-¿Escuchaste eso?- preguntó, mientras hacía lo que le había pedido.

   Tragué grueso. Asentí. El besó el hueco entre mi hombro y mi cuello y me abrazó. Nos quedamos así un rato. El sentimiento de culpa por la discusión aumentó. Giré y escondí mi cara en su pecho, al borde de las lágrimas. 

-Draco... yo no quiero alejarte de tu familia. Lamento que hayas discutido con tu madre por mi culpa...

   El tomó mi cara en sus manos y me miró directamente a los ojos. El color gris de los suyos hipnotizaba. Su mirada era la que le dabas a un niño cuando creía haber hecho algo malo. 

-No es tu culpa, princesa. Ella es la que quiere alejarnos. Se que nunca querrías alejarme de mi familia. Ya voy a encontrar una forma de convencerlos. 

   Esbocé una sonrisa, antes de besarlo. Una de sus manos se quedó en mi mejilla, mientras que la otra bajó hasta mi cintura. Yo estaba prácticamente en puntitas de pie, rodeándolo con mis brazos. El cortó el beso, pero se quedó lo suficientemente cerca como para que nuestras narices se rozaran.

-Voy a ducharme y bajamos a desayunar ¿Está bien?

  Asentí y el se dirigió hacia el baño. Era primero de julio, faltaban dos días para mi cumpleaños número diecisiete. Tenía que hablar con Draco sobre mi plan de escape, mientras más rápido nos fuéramos, mejor. Pero, por otro lado, temía que el llevármelo solo confirmara las teorías de sus padres de que era mala para él. Las voces no habían vuelto, pero imaginé que Uno diría algo así; "¿A quien le importa? Cuando derroten a Voldemort, se van a estar pudriendo en Azkaban". 

  Cuando bajamos a desayunar, Narcissa me miró fijamente. Era extraño saber que ya no me quería cerca, pero no era el mayor de mis problemas. Además, me odiaría cuando su hijo escapara conmigo para alejarse del mundo horrible en el que lo metieron en contra de su voluntad.

   Después del desayuno, mi madre me dijo que quería hablar conmigo. Eso me sorprendió bastante, ya que ella nunca me hablaba, ni me miraba, ni me prestaba atención, todo eso estaba reservado para mi hermana. 

-¿Que hiciste para enojar a Narcissa?- preguntó, bruscamente.

   Nunca había hecho nada que hiciera felices a mis padres, excepto ponerme de novia con Draco. Era lo único en mi vida que aprobaban. 

-Yo, nada. Es su culpa por obligarme a ser mortifaga. Ella quiere a alguien que sea una "buena influencia para el"

    Antes de que ella pudiera decir algo al respecto, el sonido de algo rompiéndose resonó. Salí corriendo hacia la cocina, que era de donde había salido el ruido. Cuando estaba a punto de entrar, me crucé con Draco, quién tomó mi mano y me arrastró hasta su habitación. 

   Una vez dentro, cerró la puerta y se sentó en su cama, cubriéndose la cara con las manos. Me senté a su lado y lo abracé. Esperé un tiempo a que se le pasa el enojo.

-¿Que rompiste?

-Una copa rara. Creo que era de mi abuela. Pero pueden arreglarlo. 

   Asentí, pensando que debería haber estado ahí. No hacía falta preguntar, era obvio que había discutido con su madre de vuelta. No quería que peleara con ella por mi culpa, pero la única forma de evitarlo era terminar con él, cosa que para mí era completamente inaceptable. 

-Quiero irme. - dijo.

-Que bueno que lo menciones.-dije- Porque, estuve pensando, hoy ya es dos de julio y mañana cumplo diecisiete, lo que significa que podré hacer magia fuera de Hogwarts. Y estuve pensando en escapar mañana. Necesito saber si vienes, todavía tengo que enviar algunas lechuzas...

   Dejé la oración suspendida, para darle tiempo a pensar su respuesta. No era una decisión fácil, así que no esperaba que simplemente dijera que si. Hasta a mi me había costado decidirlo, y yo no sentía nada hacia mi familia, pero a él enserio le importaban. 

-Está bien, nos vamos. Envía las lechuzas.

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Where stories live. Discover now