Capítulo 29

6.6K 498 37
                                    

-Princesa...

-No. Me. Digas. Princesa. -dije, entre dientes y separando bien las palabras.

   Me crucé de brazos. Contuve las ganas de preguntarle cuando había sido la última vez que había comido o dormido. Estaba pálido, delgado y tenía ojeras. Daba lástima, cosa impropia de Draco Malfoy. Su tarea como mortifago lo estaba consumiendo. 

-Está bien, Astrid- dijo, y se acercó lentamente, como haría un domador de bestias. -¿Podemos hablar?

Sonreí. 

-No. 

   En realidad tenía curiosidad sobre que me diría, pero no lo dejaría hablar hasta que rogara. No podía simplemente besar a otra y esperar que lo escuche y perdone tan fácil. 

-¿Que te pasó?

-Tu novia pasó. 

-Vos sos mi novia. -dijo, frunciendo el ceño.

  No. Ya no. Respiré profundo. No podía aparentar estar mal. El tenía que pensar que no me importaba, que ya lo había superado y que no tiene ninguna chance de arreglar lo que hizo, básicamente, tengo que hacer que se sienta horrible con una sonrisa pintada en mi rostro.

-¿En serio?- puse cara de chica tonta y comencé a jugar con mi cabello- Porque cuando te vi besar a Daphne, pensé que yo me había equivocado y ella era tu novia. Ya me parecía raro, no recordaba que hayamos terminado- me encogí de hombros- pero ahora supongo que si. Harían linda pareja -mentí. 

  EL bufó. Sabía lo que estaba haciendo. Maldije el hecho de que haya sido mi mejor amigo, sabía todos mis trucos. De todas formas, parecía molestarle el hecho de que los estuviera usando en su contra. 

-Fue un trato- explicó.

-Hasta donde se, los tratos se sellan con un apretón de manos, no un beso.

   No me creería esa mentira ¿Enserio pensaba que era idiota? No había forma de que me tragara lo del trato, menos con tan poca información. Además ¿que era lo que estaba negociando? El obtenía todo lo que quería,  no hacía falta que besara a Daphne Greengrass para obtener algo, su padre podría pagar todo y listo.

   Solté una pequeña carcajada al verlo intentar encontrar las palabras para explicarse. Me acerqué y puse una mano sobre su hombro. 

-Si me quieres de vuelta, vas a tener que hacer mucho, pero mucho más que eso. -susurré en su oído.

   Su mano rozó mi cintura antes de que me fuera.



  Las voces habían vuelto, y no parecían tener intención de parar. Me había acabado toda la poción para detenerlas en una semana, y no hacía efecto. No podía concentrarme en nada y me dolía la cabeza cada vez que discutían. Como no podía soportarlas más, fui hacia La Oficina del profesor Slughorn, con la intención de robar alguna poción que pudiera ayudar.

  Durante la cena, entré a la oficina del profesor de pociones. Comencé a revisar todos los cajones. Es hombre tenía pociones en todos lados. Solución agrandadora, brebaje parlanchín, fluido explosivo, filtro de La Paz, poción de re jugosidad "¿que es eso?" no paraba de preguntar Uno. Seguí revolviendo, hasta que escuché que alguien estaba detrás de mi. 

-Buenas noches, señorita Wolff. -dijo.

-Hola, profesor Slughorn. -dije, alejándome. 

-¿Porque no tomas asiento, sirvo un poco de té y me explicas que hacías revisando mis cosas?

   No tenía opción, así que acepté. Temía que me castigara o enviara una nota a mis padres. Preferiría que me expulsaran antes de que  mis padres se dieran cuenta de que había vuelto. En ese momento me di cuenta de algo ¡Podría enviarme a San Mungo por las voces! "¡No quiero ir a San Mungo, me da miedo!" chilló Uno "No vamos a ir a San Mungo. No hay forma de que me junten con todos esos locos. Nosotras estamos perfectamente cuerdas. Bueno, Uno no tanto..." 

-Cuéntame.

-Necesito una poción. Es algo... médico. 

  Técnicamente, era verdad. "Mentirosa" dijo Uno "Déjala, ya va a ver no hay nada acá que la pueda ayudar" decía Dos. "¿Porqué no nos quieres? Nosotras te adoramos, y somos las únicas que en serio te soportan" dijo Uno "Yo no la soporto. Es idiota. En especial cuando comenzó a salir con el Albino" declaró Dos. "Amamos a Draco" Afirmó Uno "Hunter es más lindo..." comentó Dos "Y el no besó a otra teniendo novia".

-CALLENSE- grité. 

   Se suponía que fuera un pensamiento, pero me salió del alma. Las quería fuera de mi cabeza lo más rápido posible. No había forma de que lograra algo con ellas dos discutiendo. Al menos quería que sacaran a Dos, Uno era más controlable "No es cierto ¡YO SOY RE-BEL-DE!" dijo "No es verdad. Recuerda que sos la parte sentimental de Astrid. Yo soy su cerebro, así que yo soy más fuerte. " le espetó Dos.

-Ya veo.- dijo el profesor- ¿Esquizofrenia?

-¿Que es eso?

   Nunca había escuchado esa palabra "No me gusta" comentó Uno "Creo que es una enfermedad" declaró Dos. 

-Es algo que hace que veas cosas que no están ahí o escuches voces. Vos las escuchas ¿O me equivoco.

-Si, son dos. Las odio. Son insoportables.

"Uno, está hablando de vos" dijo Dos "¡YO NO SOY INSOPORTABLE!" Cerré los ojos y respiré profundo e intenté ignorarlas, no podía aparentar estar tan mal.

-¿Y nunca se lo dijiste a nadie? Porque sería una pena que te controlaran, tienes tanto talento...

-Creerían que estoy loca.

"Porque lo estas." dijo Dos "Un poco" concordó Uno. "Decídanse." Les dije "O estamos cuerdas o estamos locas, pero rápido. "Locas" dijo Uno "Ustedes si, yo no" concluyó Dos. 

   Se levantó del sillón y abrió un maletín que ya había revisado. No había nada útil ahí. "Seguro buscaste mal" dijo Dos "¡Buscamos bien! Solo que no conocíamos ni la mitad de las cosas que habían ahí adentro..."

-Esto- dijo, mostrándome una cajita con pastillas y un envase con una poción que no reconocía- Debe ayudar. Es medicina muggle, muy difícil de conseguir. - tomó un par de papeles que habían sobre su escritorio y escribió algo en ellos- Si se te acaban durante el verano, debes ir a una farmacia muggle y darles uno de estos. -me dio los papeles- Con eso debería bastar. 

-Gracias, profesor.- agradecí, mientras tomaba todo lo que me había dado. 

-No hay problema. Nunca dejaría que un talento como vos se desperdicie. Hazme un favor y salúdame a tus padres, y no te olvides de mi cuando seas una diseñadora famosa. Me encantaría usar alguno de tus diseños.

  Y ahí estaba lo que le convenía a él. No me ayudaría si no pudiera conseguir algo a cambio. Pero era algo bastante insignificante, teniendo en cuenta de que me desharía de las voces. En los papeles que me había dado estaba la cantidad de pastillas y poción que debía tomar y cada tanto.

   Una vez en la Sala Común, que estaba vacía ya que todos dormían, agarré una pastilla e hice aparecer un poco de agua. "NO LA TOMES" gritaron las dos al unísono "NO QUEREMOS IROS. DEJANOS AYUDARTE. " las ignoré y me puse la pastilla en la boca y la tragué entera con ayuda del agua. "¿POR QUE? ¿POR QUE? NOSOTRAS NUNCA QUERRIAMOS DESHACERNOS DE VOS" decía uno "Yo si. No la soporto" dijo Dos "¡NO ESTAS AYUDANDO!". Supuse que las pastillas tardarían en hacer efecto. Nos quería ir a mi habitación, no para que Romina y Elizabeth me preguntaran que había estado haciendo. De repente, todo se volvió negro.

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora