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Miré cómo toda la habitación estaba llena de camas con Estafadores enfermos tumbados en ellas envenenados. Nuestro personal sanitario los atendía a todos como locos.

Vi como una chica tenía nauseas e iba a comenzar a vomitar; me acerqué rápidamente con un cubo y me senté a su lado, le tendí el cubo y con mis manos recogí su pelo.

-Tranquila, échalo todo, te sentirás mejor-le decía mientras ella vomitaba, le acaricié la espalda.

Terminó de vomitar y me miró.

-¿Mejor?-le dije, ella asintió, se la veía agotada. -Toma bebe algo, tienes que reponer líquidos-le serví un vaso de agua.

-Carterista... nunca había hablado contigo, pensaba que eras como el jefe, un idiota, pero no, eres distinta, gracias-me dijo con la carita pálida del malestar, sonreí débilmente.

-Túmbate y descansa que tu cuerpo lo va a agradecer-me levanté de su cama y la ayudé a tumbarse.-Mustang puede ser muy idiota, pero se preocupa por todos nosotros el que más.

-No lo defiendas tanto, nadie cree en él como antes, no es el mismo, ahora solo es un idiota... Ahora eres tú la cara de esta organización-dijo.

Me quedé callada mirándola. ¿Los estafadores están perdiendo la fe en Mustang? Es verdad que él ya no es el mismo, algo os he mencionado...

Hace cinco años cuando lo conocí era alucinante, se tomaba todo en serio y haciendo su trabajo era algo impresionante. Un día... un día dejó de ser él mismo... se volvió más callado, pasaba mucho más tiempo solo, él y yo nos distanciamos algo y nunca quería hablar. Se encerró en sus propios pensamientos y no quería compartir nada de lo que le ocurría, su mirada se hizo triste y su sonrisa desapareció hasta dejar salir un hombre con pintas espeluznantes y totalmente miserable.

Desde que cambió no ha vuelto a llevar a cabo una operación, cuando antes era él quién las hacía de primera mano. Ahora pasa casi todo el tiempo en el centro de control, encerrado en su habitación haciendo dios quién sabe qué.

No me alegro que esté pasando esto del saboteador pero por lo menos parece ser que ha hecho que Mustang vuelva a recobrar algo de vida y esto se lo está tomando en serio.

-Descansa. Haré todo lo posible por solucionar esto-le dije a la estafadora y me fui.

Salí fuera del Centro de Control, era como si necesitara aire. No sé por qué pero me da la sensación de que esto va a ser el final de esta organización...

Alguien, sea quien sea ha empezado a sabotearnos y de repente ha empezado todo a venirse abajo... Los estafadores están perdiendo fe en nuestro jefe, hay gente enferma, las mafias están enfadadas y seguramente nos quieran hacer pagar por no encontrar al saboteador.

Me encuentro mal, yo anoche estaba pasándomelo bien, desconectando y justo cuando lo hago todo esto pasa, es como si no me hubiera preocupado por los míos. Si hubiera estado trabajando quizás me hubiera dado cuenta de lo que pasaba...

-Te veo preocupada-apareció Tony y se acercó a mi lado.

Respiré hondo.

-No sé... Tony... ¿Has visto a los envenenados? es muy duro ver a compañeros tuyos de esa forma y que no hubiéramos podido hacer nada para evitarlo.-dije.

Él se cruzó de brazos y miró al frente, que había absolutamente nada... solo un descampado en todas las direcciones y la mayoría de nuestros vehículos estacionados.

-Yo creo que esto es bastante simple-dijo, fruncí el ceño y lo miré-Debemos ponernos todos a cooperar y trabajar juntos. Hemos encontrado a gente que andaba desaparecida durante años, hemos engañado a todo tipo de gente y hemos sabido escapar de todo tipo de cuerpos de policía. Lo que está claro es que eso lo hemos hecho trabajando todos en equipo y dando lo mejor de nosotros. Con este tema aún no hemos tenido la opción de sentarnos todos juntos a planear o discutir como actuar. -dijo mi compañero de equipo.

La CarteristaWhere stories live. Discover now