Con un gesto de la mano, Seokjin le pidió que le hiciera un lugar para sentarse de cara a él en la bañera. Sentía las caderas del mayor contra sus pies y los pies de él sobre sus muslos. El espacio era bastante reducido, pero incluso así ambos estaban bastante cómodos. Hubiera sido mejor si Seokjin se sentaba frente a él, con la espalda contra su pecho pero tampoco se animó a sugerirlo.

Dos años de relación para tener pena de pedir algo como eso.

—¿Estás muy nervioso? —repitiendo la misma acción que hizo él unos minutos atrás, Seokjin mojó su cabello con las manos mientras preguntaba.

—No, ¿Por qué lo dices? —mintió Namjoon deseando hundirse completamente en el agua para ocultar su expresión.

—Porque cuando estás nervioso ni te acercas a tu computadora o teléfono. Desde que volvimos ayer estás desconectado completamente.

Tenía razón. Qué tonto de su parte intentar ocultarle su nerviosismo cuando Jin lo conocía mejor que nadie. Quizás subconscientemente asumió que el muchacho no le prestaría demasiada atención, pero estuvo evidentemente equivocado con aquella idea.

—Dame la mano, Namjoon —pidió el mayor. Un poco confundido por lo repentino, el hacker sacó una mano del agua y la extendió hacia él, no esperando que Seokjin hiciera una de sus muchas maniobras para girarlo y ubicarlo de espaldas contra su pecho. Algo de agua rebosó ante el movimiento. Le ardía el rostro al sentir su piel y el agua tibia contra todo su cuerpo—. No necesitas ocultarme nada. Estamos juntos en esto. Si te sientes mal, pues te sientes mal. No voy a juzgarte por eso.

—¿No te parezco un poco... patético?

—¿Patético por qué, exactamente? Anteayer era yo el que estuvo al borde de un ataque.

—Pero tú tienes tus razones, yo solo soy un cobarde.

—Kim Namjoon, no existe un universo en el que seas un cobarde —refutó Seokjin inclinando la cabeza hacia un costado para poder encontrar los ojos de Namjoon—. Te pones en peligros enormes para salvar a quienes quieres. Aceptas trabajar con gente cuestionable por el bien de tu hermano menor. Me aceptaste a mí, cuando soy el terror personificado.

—No eres el terror personificado. Eres hermoso —Namjoon recogió las piernas como pudo para poder ponerse de costado y mirar mejor al mayor—. Y todas esas cosas que hice las hice muerto de miedo, así que bueno.

—Nadie está exento del miedo, Joon. Ser valiente no es ignorar el miedo, es tomarlo como un compañero en las adversidades.

—Eso suena muy filosófico.

—Gracias, lo leí en algún lado.

Ambos se rieron tanto que era fácil olvidar por un momento los peligros que les aguardaban una vez comenzaran la estúpida misión que el NIS tenía para ellos. Seokjin se encargó magistralmente de distraer su mente por medio de besos y caricias, al igual que susurros cálidos y seductores en lo que seguían en la bañera.

Si pudiera ocurrir un milagro, le hubiera gustado quedarse allí por horas. Cuando había cargado la bañera había pensado en relajarse en solitud, pero tener a Seokjin pegado a él solo había hecho de la experiencia mil veces más satisfactoria. Sentía sus manos en su cabello y en su espalda, masajeando las zonas tensas y al mismo tiempo le arrancaba algunos suspiros de satisfacción.

No fue sino hasta que las manos del mayor empezaron a moverse cerca de zonas mucho más sensibles, que aquel inocente chapuzón en la bañera se convirtió en algo más que eso, aunque Namjoon ya sabía que tarde o temprano cruzarían esa línea. La última vez que habían estado juntos de esa forma había sido casi cinco días atrás, así que quisieran admitirlo o no, ambos tenían muchas ganas del otro. Sin embargo era obvio que el más interesado era Jin, tal vez por el estrés.

Se asearon y secaron rápidamente, aunque no con la intención de vestirse y seguir con sus vidas, sino para continuar lo que evidentemente quería ocurrir en la bañera.

En lo que se movían hacia la cama, ambos desprovistos de cualquier prenda, reían y se hacían cosquillas, no quitando las manos de encima del otro en todo el corto trayecto, hasta que finalmente Namjoon tropezó contra el borde de la cama y cayó boca arriba contra el colchón. El ex agente tomó su posición sobre él al instante, empezando a recorrer cada rincón de su piel, desde su cuello hasta su vientre, con los labios.

Aunque estaba disfrutando demasiado sentir sus manos y su boca acariciándolo en todas partes, y ésta última incluso dejándole marcas donde la ropa pudiera cubrirlas, sus ojos se encontraron con el reloj sobre la mesita de luz, que señalaba que ya era un poco pasadas las tres de la tarde; no les quedaba mucho tiempo antes de tener que salir, así que realmente no podían estar haciendo eso justo ahora.

—Jin, la hora-

—Que esperen, es lo menos que pueden hacer —Seokjin le impidió seguir quejándose, moviéndose sobre él para poder robarle el aliento con un beso que lo mareó completamente—. Luego de vernos con esos idiotas iremos por helado, ¿De acuerdo?

Una petición un poco extraña de hacer en medio de lo que estaban haciendo, pero rendido a sus manos y a sus besos era difícil negarle nada. Jin podría pedirle un millón de Wons y él se los daría siempre y cuando estuviera ocupando su mente con sus caricias. Con el humor que el mayor llevaba encima, Seokjin era un poco rudo con él, pero no era algo que le molestara; es más, él mismo lo incitaba a que lo fuera aún más.

Quizás por eso encajaban tan bien, porque las rarezas de uno le gustaban al otro.

Cada vez que recordaba que se había emocionado por una llave que Seokjin le aplicó la primera vez que se acostaron no podía evitar reírse. Lo que a otros hubiera asustado a él le había parecido excitante.

Salieron del apartamento con el tiempo justo para llegar al NIS.

Eran las dieciséis con diez minutos cuando cruzaron la entrada de la mano y casi chocaron con el agente Daeil, que no lucía tan contento como siempre, quizás porque estaban llegando tarde o simplemente porque no estaba de humor ese día. De cualquier forma, Seokjin no se vio para nada interesado en sus cambios de humor, porque su mirada estaba concentrada en Namjoon; incluso después de todo el tiempo que había pasado, Jin parecía seguir sumido en el alegre estupor causado por lo que había pasado en el hotel.

—Llegan tarde —dijo Daeil intentando que su sonrisa no se viera tan falsa.

—No es para tanto, solo fueron diez-

—Lo siento, agente Son, estaba ocupado cuidando de mi novio, quien es mucho más importante que usted —interrumpió Seokjin agarrándose del brazo de Namjoon para puntualizar sus palabras—. Si desea mi atención va a tener que sacar número y esperar sentado como el resto.

Namjoon quería sonreír por el orgullo que le causaba que se enfrentara a Daeil de esa forma, pero al mismo tiempo tenía un poco de miedo de que sus palabras trajeran consecuencias severas. Para su sorpresa, el agente del NIS no demostró mucho cambio en su expresión, salvo por algo que de repente brillaba en su mirada. No podía identificar qué era exactamente, pero sabía que no era bueno.

—Nuestros reportes decían que habías tenido un cambio radical de personalidad, pero nunca me esperé algo como esto —admitió Son sonando... ¿derrotado? Vaya—. Estoy impresionado de lo que un poco de fuerza de voluntad pudo hacerle a tu psiquis.

—Que yo sepa no vinimos a que me psicoanalices.

—Es cierto, pero tampoco puedo ignorar al elefante en el cuarto.

Realmente esperaba que una vez que tuvieran que empezar la infiltración no tuvieran al agente Daeil cerca; si esos dos seguían en contacto, no dudaba que terminarían arrancándose las cabezas o algo peor. No sabía si era competitividad o simple desagrado lo que ocurría entre ellos, pero tampoco quería ver a Seokjin arrestado por atacar a un agente del estado.

—¿Podemos proseguir, Daeil? —inquirió Namjoon jalando un poco a su novio del brazo para apartarlo un poco más del otro hombre—. Ya es algo tarde.

—Oh, sí, sí —Daeil sacudió la cabeza y se fijó en él—. Síganme, por favor.

Misma sala. Misma gente. Diferente discusión.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Where stories live. Discover now