—Tienes razón. Protegeremos a tu hermano, tienes mi palabra —aceptó Daeil y pudo notar que no estaba mintiéndole. El agente volvió a mirar a Seokjin—. ¿Y tú? ¿No vas a pedir nada, Seokjin?

—Algunas armas no estarían mal. También me gustaría un lugar para enseñarle a Namjoon a disparar, si no es demasiado.

—Hecho. Ahora necesito que me acompañen a otro cuarto.

Entre que caminaban por el edificio siguiendo al agente, Seokjin le susurró que probablemente los llevarían a ver a algún superior para informarles acerca de la tarea que tenían en mente para ellos, por lo que no se esperó en lo absoluto ver a Kang Jaeha sentado dentro del cuarto en el segundo piso. Estaba esposado y vestía un overol naranja, pero lucía más delgado y definitivamente demacrado.

Obviamente dos años de prisión no le habían hecho bien para nada. Seokjin se tensó a su lado nada más verlo y se detuvo en la puerta, como si sus pies se hubieran pegado al suelo y no fuera capaz de moverse. Sus ojos taladraban a Jaeha con tanta intensidad que parecía capaz de matarlo desde su lugar.

Daeil se fijó en él y volvió a mostrar esa estúpida sonrisa complacida; ese tipo tenía que ser un sádico o algo por el estilo.

—¿Ahora la Interpol deja salir a sus convictos de paseo? —interrogó Seokjin finalmente entrando a la sala. Michaels estaba en una esquina, acompañado por un oficial armado.

—No, solo nos los prestan cuando es necesario —informó Michaels avanzando para aceptar el café que Daeil le ofrecía—. Esto está frío.

—A caballo regalado... —murmuró el agente Son guiñándole el ojo. Michaels no le hizo mucho caso—. Lo hemos traído porque tiene información para nosotros.

—¿Jaeha? ¿Confesando? Cuéntenme otro chiste —escupió Jin sentándose lo más apartado del mafioso. Namjoon permaneció de pie tras su silla.

—Por su hija, sí, confesaría —explicó Daeil—. Le ofrecimos un trato, si nos ayuda en esto, le bajaremos la condena a Jisoo. Bonito, ¿No?

No sabía en qué estaría pensando Seokjin al respecto, pero para Namjoon aquel acuerdo no era para nada bonito. Básicamente estaban chantajeando al hombre utilizando sus sentimientos hacia su única hija como algo con lo qué amenazarlo; quién sabe, quizás incluso le habían dicho que si no cooperaba le harían alguna especie de daño. Los Kang podrían ser horribles, pero cuando se trataba del amor familiar, Namjoon realmente no podía hacer la vista gorda.

Por Taehyung haría lo que fuera y nunca quería volver a verse en una situación donde su vida corría grave peligro por su culpa.

—El hombre al que buscan es Lee Jeonghan —dijo Jaeha sin esperar a que nadie le dijera nada. Al instante los dos agentes lo escudriñaron con sorpresa—. Entre las muchas cosas que hace está el tráfico de armas, trata de personas y lavado de dinero.

—Y las pruebas están donde nos dijiste —afirmó Michaels, aunque quizás era una pregunta.

—Sí, fuimos socios por un tiempo, la única forma en la que podía comunicarme con él era por medio de un informático que siempre venía a verme.

—Un hacker, querrás decir —corrigió Son.

Jaeha asintió con la cabeza y se fijó en ellos tras hacer una mueca. No parecía para nada cómodo con su situación actual y quién sabe bajo qué condiciones lo tenían allí, pero el hombre también era demasiado liberal para dejarse llevar por las reglas. Sus ojos estaban puestos en Namjoon con tanta intensidad que se preguntaba si no estaba tratando de decirle algo por ese medio.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Where stories live. Discover now