CAPÍTULO 37: LAS IRONÍAS DE LA VIDA

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Brutalmente sincero. Me agrada.

-Es que tu y yo no somos de la misma calaña- le señalo con chulería.
-En eso tienes razón. Tu eres irritante y fastidiosa- ya se estaba tardando...
-¿Acaso no lo eres tú? Por dios si eres un auténtico grano en el culo, Grey-.
-Pero en el fondo me adoras, cuñadita- brincos dieras, capullo.
-¡¿Que?! Por supuesto que no.
-Nunca nos llevaremos bien ¿Verdad?- Dice con una sonrisa.
- No, pero tenemos personas que harán que nos llevemos bien. Y Hazte la idea, voy a recuperar a Elliot y a mi amiga.
-Compadezco su esfuerzo- cuando quiere ser insoportable, lo es el maldito.
-Como no nos pondremos de acuerdo, yo me voy. Mañana buscaré a Ana y si tengo que arrodillarme enfrente de ella para que me escuche lo haré- le digo mientras voy hacia la puerta.

El me acompaña y vamos en un rato silencio por el ascensor hasta la entrada del edificio.

-Yo haré lo mismo. 

Me tiende la mano y se la recibo.

-Odio decir esto, pero gracias por darme ánimos y esperanza, bruja- finalmente me dice y se despide de mi.
-De nada, lombriz de agua puerca.

Sigo caminando hasta el parking y tras ver como unos jóvenes que caminan en la acera se besan y se hacen cariños, me doy cuenta de que es lo que tengo que hacer.

Voy primero a buscar a Elliot. Será mucho más sencillo hablar con él.

Estoy a punto de entrar a su edificio y ahí está...

-Kate, ¿qué haces aquí?- me pregunta sorprendido.
-¿No debería de estarlo?- murmuro. No me esperaba que pregunte eso.
-Si... digo...- balbucea y se recompone; -es que me sorprende. Tu fuiste la que sugirió que me quedara a lado de mi hermano, y que no te ibas a entrometer.
-Pues... vengo de verlo a él...- le digo avergonzada.
-¿Qué...?- si, yo también me sorprendí. Se altera y se acerca a mi con rapidez.
-Espera. No es lo que crees- le aclaro.
-Pues explicate. Que tengo que ir a terminar de organizar la despedida de soltero de Ethan y comprar un smoking.
-¿Te puedo acompañar a lo del smoking?- le propongo.
-Claro. Y me cuentas a qué fuiste. Sólo espero que no le hayas arrancado la cabeza a mi hermano y la cuelgues de la cornisa de su departamento- bromea.

No creo que sea mala idea... no soy tan maldita.

-Tarado- le discuto con una sonrisa.
-Siempre seré tu tarado- me responde la sonrisa y me toma de la mano. -Vamos.

*   *   *

Estamos tomando un café en The French Backery y me mira sin dejar de remover con la cucharilla su café.

-Te escucho- me dice finalmente tras dos minutos de mover su café.

Suspiro, doy un sorbo a mi café y corto un trozo de mi cheesecake; tras masticar comienzo.

-Fui a buscar a Anastasia a SIP cuando salía de su trabajo. No la alcancé, pero la seguí hasta el departamento en el que vivió con Christian. Por cierto, tampoco la alcancé; pero el portero me dejó entrar y al subir vi a Christian llorando por Anastasia. Y la verdad es que lo vi muy mal.
-¿Christian llorando? El no llora. Nunca- me responde sorprendido.
-Pues desde que se supo la verdad no ha parado de llorar. ¿Recuerdas cuando fuimos a Montesano?- le recuerdo.

Desde ese día, Christian es otro. Nunca me imaginé al cabrón que casi me asesina por preguntarle si era gay; sería un ser tan sentimental.

-Cierto, pero ¿qué había pasado?- me vuelve a preguntar.
-No le pregunté, pero deja te explico. Entré por que vi la puerta abierta. Estaba Christian sentado en el suelo, abrazando una camisa de lino y una foto de él con Ana. Al principio estaba como en shock y después reaccionó y se dio cuenta de que estaba yo ahí.
-Ay Dios... creo que de seguir así, le diré a mamá- ahora se ve alarmado. En su lugar yo estaría igual.
-¿Crees que sea buena idea que Grace intervenga?- le pregunto con cautela.
-Ni idea... ¿Que pasó cuando te vio ahí?
-Pues se desahogo conmigo... y yo con él
-¡¿Perdón?!- me pregunta muy muy sorprendido.
-¡¿Qué?!- pues que quería que le dijera?
-Mi hermano te detesta...- también lo sabía...

Cómo que para algunas cosas; Christian se pasa de auténtico.

-¡Qué novedad!- le respondo sinceramente. Y con sarcasmo.
-Kate, conozco a mi hermano, y a ti, no tanto, pero confío en ti... y no me malentiendas, pero tu y mi hermano juntos y solos en una habitación es como encerrar a un tigre y a un león- exagera.
-Bah...- me aparto y me limpio la boca con la servilleta, -no es para tanto. Es un maleducado, por que no fue nada cortés conmigo, pero por lo demás, estuvo tranquilo.
-No me lo puedo creer- sigue sorprendido.
-Si te sirve de consuelo, yo tampoco fui una dama con él- admito con una sonrisa cínica.
-¿Y de qué hablaron?
-Pues... Yo lo animé a que luche por que Ana lo perdone, y admitió que no me soporta, pero ya está consiente de que tú y yo tenemos una relación...
-¿No vamos a terminar?- me interrumpe y se acerca a mi.

Parece ilusionado con la idea de que continuemos nuestra relación. Eso me da esperanza.

-No, a menos que tú ya no quieras estar conmigo.
-Nena... Fueron cuatro días sin tí, pero sentí que fueron cuatro años. Te eché mucho de menos- me toma de la mano y me da un beso recatado en el dorso.
-Y yo a ti, nene- le respondo do y le acarició la mejilla con mi mano libre.

Nos miramos y con eso tengo claro que Elliot es el hombre que amo.

Se incorpora y le da un sorbo a su café. Después llama a la camarera pidiendo para llevar los postres y unas piezas de repostería.

Durante esos minutos no me dijo una sola palabra; pero no dejaba de mirarme. Nunca lo había visto así.

Tras unos minutos después llega la camarera con nuestro encargo y la cuenta. Le paga en efectivo y le deja su propina. Después se levanta de la mesa y se acerca para apartar mi silla y me ayuda con mucha caballerosidad a levantarme.

-Vamos entonces a casa...- me dice.

Conozco ese tono. No me está haciendo una propuesta, me está avisando que me va a llevar con él. Me sorprende, aún así.

-¿Y lo de tu smoking? Además eres uno de los padrinos de Ethan...- le susurro.
-Mañana.

Nos sonreímos y le tomo con fuerza la mano.

-Está bien. Vamos a casa.

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