Cierro las puertas detrás de mí encontrándome con Marie bajando las escaleras. Hace 4 meses nos habíamos dado cuenta de que estábamos esperando un bebe. Hace 4 meses estoy comprometida con Harry y mentiría si dijera que han sido fáciles pero creo que recibimos tanto amor el uno del otro que podemos superar los pequeños problemas y hace 3 meses y 3 semanas he decidido venir a vivir con él, solo me tomo una semana pensármelo bien cuando él me lo propuso, Grace había estado de acuerdo y aun, absolutamente nadie sabía sobre mi embarazo. Su sonrisa me reconforta y me acerco a ella dándole un beso en la mejilla.
—Hola Marie.
— ¿Cómo estas mi niña? —pregunta dulcemente—. ¿Harry no ha venido contigo?
—No. —Suspiro—. Tenía una reunión, debería estar aquí en una hora y media.
— ¿Quieres cenar algo o le esperas?
—No quiero cenar sola pero muero de hambre. —Hago una mueca—. ¿Cenas conmigo?
—Está bien, preciosa. —Asiente con una sonrisa—. Ve a ponerte cómoda.
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—Estas comiendo más. —dice Marie riendo.
— ¿tú crees? —enarco una ceja.
—También estas más antojada. —se encoje de hombros. Sonrío.
— ¿Tienes hijos? —quiero saber.
—No de sangre pero si. —dice sonriente. Frunzo el ceño—. No podía tener hijos cuando joven, adopte uno con mi marido. —explica.
—Eso es bueno. —asiento.
—Además de Harry y Gemma. —sonríe—. Esos dos son como unos hijos para mí.
—Lo creo. —vuelvo a asentir sonriente.
—Veras Marie…
— ¿Qué pasa?
—Es un poco egoísta que nos rodees y no sepas lo que sucede con nosotros. —hago una mueca.
— ¿Algo anda mal entre tú y Harry? —pregunta preocupada.
—No. —Niego—. Todo está perfecto con nosotros.
— ¿Pero?
—Marie… yo es…
—Vamos a tener un hijo. —ambas nos giramos en dirección a la puerta.
Harry está apoyado contra el marco con los brazos cruzados y sin ninguna expresión en su rostro ¿está enojado? Marie me observa incrédula y asiento un poco.
—Oh mi Dios. —susurra cubriendo sus labios con ambas manos. Harry se acerca y deposita un beso en su cabeza.
—Vas a ser abuela, otra vez. —Dice riendo antes de devolverse a mí y depositar un suave beso en mis labios—. ¿Cómo te sientes?
—Bien. —asiento.
— ¿Por qué no me han esperado para cenar? —pregunta frunciendo el ceño.
—Bueno es que Maddie tenía mucha hambre y bueno recuerda que ahora son dos que alimentar. —dice Marie riendo—. Es una excelente noticia, Felicidades.
