El ascensor se ha demorado más de lo que debería y en cuanto se abre tengo ganas de correr en dirección a su oficina pero em detengo.
—Dime que no está con nadie. —Digo cerrando los ojos.
— ¿Pasa algo chica? —pregunta Karen preocupada.
—Contéstame. —pido impaciente.
—No. Está solo. —dice frunciendo el ceño.
Agradezco y me dirijo rápidamente a su oficina. Entro cerrando la puerta a mis espaldas y recargándome sobre ella con los ojos cerrados. Por un momento los abro y lo miro, está sentado y relajado, sus labios se curvan en una sonrisa y se levanta de su sitio.
—Si quiero. —es lo único que logro decir. Y casi corro abalanzándome sobre él. Me rodea con sus brazos la cintura y me da un beso en la mejilla—. Si quiero ser tu novia. —asiento repetidamente mientras lo abrazo con fuerza. Me aparto de el buscando sus labios pero él los encuentra primero. Lo beso con fuerzas, sorprendida, agradecida, emocionada.
—Feliz cumpleaños, mi amor. —susurra sobre mis labios y sonrío por su cariño. Sonrío a gusto y vuelvo a besarlo.
—Los pendientes son preciosos. —asiento sorbiendo un poco mi nariz.
— ¿Has estado llorando? ¿El día de tu cumpleaños? —pregunta frunciendo el ceño.
—Estoy emocionada… yo. —Sonrío y suspiro—. No puedo aceptar el auto, Harry. —me alejo.
— ¿Por qué no?
—Es demasiado. —le miro suplicante—. Te fuiste lejísimos, están bien los pendientes. Pero ¿un auto?
—Sabes que puedo permitírmelo. —sonríe.
—No se trata de eso. —Me acerco a él uniendo nuestras frentes—. Es demasiado. —asiento.
—Lo siento mucho por ti pero ellos no aceptan devoluciones. —dice riendo. Sonrío—. Además, ¿Por qué no darle a mi novia lo que puedo?
—Suena tan bien cuando lo dices así. —asiento.
—Si suena bien es porque está bien. —sonríe.
—Me has sorprendido. —Asiento—. Pero ¿Qué le voy a decir a Grace?
— ¿Sobre qué? —abro los ojos sorprendida y me volteo rápidamente. Tengo las mejillas aun mojadas, las llaves del auto y el llavero en mis manos. Grace me sonríe con el ceño fruncido.
—Grace… —murmuro.
— ¿Decirme sobre que, Maddie? —pregunta.
—Esto no puede ser así. —susurro para mí.
—Madison, ve a tu oficina. —Me pide Harry—. Lo hablaré con ella.
—No te corresponde hacerlo. —le digo.
—Pero lo hare. —asiente. Miro a Grace quien nos observa sin entender y asiento una vez más. A sus espaldas esta Karen quien nos mira con arrepentimiento y disculpas a la vez.
—Nos vemos. —digo antes de salir de la oficina.
—Te buscare luego, Madison. —dice antes de que cierre la puerta y me dirija a mi oficina.
¿Por qué no me ha dejado quedarme? ¿Es mi problema también? ¡Quiero saber cuál es la reacción de mi madre!
