20 - 'Las pruebas'

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—Lo sé, yo siempre tengo razón —bromeó antes de incorporarse—. Ahora, ve ahí y demuéstrales que puedes hacer todo eso y más.

—Patearé a Kenneth por ti —le aseguró Jake, sonriendo.

—Se acordará toda su vida —le dijo ella, divertida.

Cuando volvió a sentarse en la grada, intercambió una mirada con Rhett, que seguía en la barra, sonriendo con aire divertido.

—No se te da mal consolar a la gente —le dijo, mirando a Jake.

—Creo que estoy más asustada que él.

—Pues no se te ha notado.

—Como Kenneth le haga algo malo... —empezó ella.

—Tranquila, mamá oso —Rhett sonrió—. Max también vigila la prueba de lucha. No dejará que le pase nada malo.

—Eso espero.

Y, como si lo hubieran llamado, Max apareció con una lista en la mano y semblante cansado y malhumorado. Ideal para calmar los nervios de la gente.

Todos los participantes parecieron aterrados mientras él se dirigía hacia Tina, con la que intercambió unas pocas palabras. Después, empezó a andar hacia la zona de armas, pasando por delante de Deane, que lo saludó pero no recibió respuesta.

Alice no pudo evitar una pequeña sonrisa de satisfacción por ese último detalle. Igual Max empezaba a caerle mejor a partir de eso.

Sin embargo, su sonrisa se borró cuando vio que Max no se detenía hasta llegar a la altura de Rhett, que seguía apoyado en la barra, claramente hablando con Alice.

Por algún motivo, ella se sintió como si los hubieran pillado haciendo algo vergonzoso.

—Buenos días, gran líder —le sonrió Rhett, todavía apoyado en la barra—. Da gusto ver tu cara de buen humor.

Max dirigió una mirada a Alice, que fingió que estaba muy centrada en sus manos, antes de volverse hacia Rhett otra vez.

—Hay tres alumnos menos de los que esperábamos —le dijo, con su típica expresión poco amistosa—. Tenemos más tiempo, así que también vas a puntuar la velocidad con la que se ocupen de las armas, como el año pasado.

—Muy bien.

—¿Lo has entendido?

—Sí, Max, creo que mi pequeño cerebro puede adaptarse a estos grandes retos que me pone la vida.

Alice miró de reojo a Rhett. Era el único de la ciudad que hablaba así a Max, aunque lo ignoró categóricamente y clavó la mirada sobre ella. Alice se arrepintió al instante de haber levantado la cabeza.

—¿Cómo estás, Alice?

Ella tragó saliva. No sonaba del todo amigable.

—Y-yo... bien.

—Ya veo —Max frunció el ceño—. No sé si es buena idea que te sientes ahí.

—Bueno, si molesto...

—No molestas —Max clavó una mirada severa en Rhett—, pero por lo visto distraes.

Alice enrojeció de pies a cabeza, pero Rhett se limitó a poner los ojos en blanco.

—No la culpes a ella. He sido yo quien se ha acercado.

—¿Y para qué te has acercado, exactamente?

—Para hablar de nuestras clases. ¿También tienes algo que decir respecto a eso?

Alice contuvo la respiración cuando Max le clavó una mirada que, de haber sido posible, lo hubiera congelado. Menos mal que se limitó a dar media vuelta y marcharse sin decir nada más.

Ciudades de Humo (¡YA EN LIBRERÍAS!)Where stories live. Discover now