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Llego al edificio HBGH a las once de la noche, Pete mi chófer, me mira por el retrovisor.

No tengo que decirle nada para que sobre entienda que yo le avisaré.

Me voy directo al ascensor

El edificio de oficinas HBGH había sido la inversión más útil, cada piso era la central de todas nuestras sucursales, la de Tecnología abarcaba dos pisos, la siguiente era nuestro bufete de abogados, seguida de HBGH Resort travelling, en donde se discutían sobre nuestra cadena hotelera, también estaban los pisos de recursos humanos, marketing, cafetín y en el último piso, estaban las salas de reuniones y las oficinas directivas.

Cuando nos sentamos los Hodgson con los Harper, los Gray y Baker, quedamos en que en un solo edificio; tendríamos acceso a la central de todas nuestras empresas, con el fin de disminuir los viajes, ya que en cualquier momento sentaríamos cabeza, tendríamos una familia. Y no nos podíamos hacer cargo de tantos problemas a la misma vez.

El tener participación mayoritaria a veces consumía, sabía que eso se acabaría cuando frente a los directivos, presentara a mi esposa. Todo lo que tenía le correspondía a ella, solo a ella.

Llego al despacho y voy directo a mi silla, pongo una vídeo llamada con Anastasia, que contesta al tercer toque.

—Trevor — Saluda ella, rascándose un ojo.

Pude ver el cabello de Max, y luego su cara. Mi primo, parte de HBGH, se había comprometido recientemente con mi asistente, desde entonces, tenía que soportar muchas cosas, entre ellas, verle la cara más seguido.

—Necesito que envíes al pent-house de Rosalie tres docenas de rosas rojas, un teléfono, un portátil, una tableta y una caja de bombones, para mañana a primera hora — Ella asintió.

— ¿Vas a escribirle algo?

—No, sin tarjeta — Me despedí y colgué, sentándome en mi silla.

Me afloje el nudo de mi corbata, ya estaba asfixiándome.

La noche no fue como pensé que sería, había necesitado mucho autocontrol para no tocarla más, pero a quién quería engañar... deseaba poder abrazarla, besarla, decirle cuánto la amaba...

Pero esa no era mi esposa, ella no recordaba serlo, no recordaba todas las noches que pasamos juntos, como tampoco recordaba cómo me susurraba cosas al oído para tranquilizarme después de un día duro.

Pero ansiaba estar con ella. No se mostró tan entusiasmada, y creía saber por qué. Estaba confundida.

Estaba muy confundida por las situaciones en las que estaba siendo participe y suponía que Charlotthe ya estaba metiendo la mano ahí.

Cuando me tomó del codo y me dijo que Rosalie no tenía teléfono ni ningún medio por el cual comunicarse, la miré con exasperación.

Charlotthe me sacaba de mis casillas, le adoraba pero no me acostumbraba a que fuera así. Tan dependiente.

No había otra cosa que odiara más que el hecho de que teniendo los medios para conseguir todo sin decírmelo a mí, no lo hiciera. Por todos éstos cuatro años, Charlotthe no daba un paso sin antes consultármelo, pero todo lo que Rosalie pasó con Andrew no me lo dijo. Por eso ahora me molestaba que buscara reivindicarse por haber ocultado cosas. No había querido pagarle a nadie para que se metiera en la vida de Rosalie mientras estuviese con Andrew. Confié en Charlotthe para que así fuera, y no funcionó.

Gracias al cielo siempre le tenía guardaespaldas a Rosalie, aun estando con Andrew. No permitiría que nada le pasase, jamás.

Nadie daba un paso contra Rosalie sin que el equipo de seguridad lo supiera.

Encuéntrame.Where stories live. Discover now