03. Un espectador peculiar.

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El fuego de la ira me consumirá hasta que en mis cenizas solo queden restos de dolor y arrepentimiento.

Ira.

... ... ...

Alicia:

No podía creer que aquel sujeto llamado Axel no hubiera sido derribado por el golpe de Joseph, tampoco parecía importarle llamar la atención o miradas de los transeúntes cercanos.

¿Quién demonios es?

En aquel momento solo me quedaba una pregunta.

¿De verdad tiene pensado matarme?

— Y bien muchacho, ahora que sabes que no soy solo un hablador ¿Vendrás conmigo? — Axel no titubeaba ni un poco es sus palabras y su sola presencia me causaba una gran presión, me sentía encarcelada.

— Desgraciado... — Decía Joseph entre dientes mientras le quitaba el puño del pecho. Su mirada demostraba mucha frustración, pues por mí culpa, él tendría que ceder ante su demanda. — Más te vale que sea rápido.

— Muy bien, ahora solo tienes que seguirme, la chica también vendrá. — Dejó salir una sonrisa falsa y siguió su rumbo.

Perfecto, sigamos al loco.

— Joseph, es mejor seguir sus órdenes, no nos ha hecho daño hasta ahora, así que no creo que lo haga luego. — Podía ver la impotencia en él mientras que yo me sentía como un ancla. — Lo siento mucho...

— No te preocupes, haré que te quite esa cosa pronto. — Su expresión iracunda poco a poco se tornaba en calma.

No tenía ni la menor idea de a dónde nos estaba llevando. Ya habíamos caminado unos treinta minutos a una parte de la ciudad que no había recorrido muy bien. Podía ver la impaciencia en Joseph a cada paso.

— Aquí es. — Anunció Axel tan pronto llegamos a un edificio de tres pisos, el cual se veía algo antiguo a comparación del resto de la ciudad. — Pueden entrar, hagan de cuenta que están en casa. — Nos abrió la puerta, una puerta que en mi opinión debía de tener mucho valor. Se postro en la entrada y nos permitió pasar primero.

— ¿A qué juegas? ¿Ahora eres un mayordomo presumido? — Preguntó Joseph nada contento.

— Cálmate, por favor. — Le pedí. — Solo sigamos. Confía en mí ¿Sí? Tengo el presentimiento de que no pasará nada malo. — Toqué su hombro con mi mano y luego de un suspiro, volvió a calmarse.

Al menos es manejable.

Seguimos adelante. Todo por dentro estaba decorado con un toque clásico y elegante, como la mansión de un duque.

Que belleza...

— ¿Te gusta la decoración clásica? — Axel de inmediato respondió a mi pregunta con una sonrisa. En seguida tomó asiento en la silla de un escritorio y nos invitó a sentar, a lo cual yo acepté pero Joseph decidió quedarse de pie.

— Muy bien, ahora si podemos hablar cómodamente. — Sonrió y cruzó sus brazos, Parecía esperar preguntas.

— ¿Qué es lo que quieres? — Joseph puso sus manos en el escritorio apoyándose de él, como si quisiera romperlo.

— No se que rol ocupo por ahora, pero puedo asegurarles que por el momento no soy el enemigo de ninguno de ustedes. — Quedé en blanco. No sabía a qué se refería con "ustedes".

— Con ustedes ¿A qué te refieres? — Terminó esa oración cerrando sus ojos.

— Me refiero a los siete pecados de la muerte. — Exclamó nuestro anfitrión muy animado. Quedamos en silencio un momento y sentí un frío recorrer mi cuerpo al escucharlo.

7 Pecados de la muerte. [TERMINADA]Where stories live. Discover now