capitulo 44

3.1K 275 5
                                    



Tres meses después...

La torta de nutella era obra del diablo. Pero buena para calmar los nervios, ahora finalmente me encontraba en casa, sentada en la barra de mi cocina, tomando un té y un par de porciones de torta. Una, dos, bueno no hay dos sin tres.

Supongo que debía relajarme. Me había parecido increíble cuando en el estudio me ofrecieron hacerme cargo de una de las muestras de artes más importantes de la cuidad. Lo único que no se cruzó por mi mente era lo estresante que podía llegar a ser. Por suerte para mí es cuestión de días para que todo termine y deje de maquillar mis ojeras.

Con la taza en una de mis manos observaba entretenida a Aiton caminar de un lado a otro con el celular en su oreja. Yo no era la única que estaba a full con el trabajo. Aunque lo divertido sin duda era ver a Chop seguirlo de un lado a otro. Me di cuenta desde el segundo día que era su favorito y no lo culpo pero la decepción dolía por dentro. En estos meses no solo se había convertido en el cachorro más mimado sino que desarrollo actitudes que hasta ahora me parecían increíbles. No lograba entender con la admiración que veía a Aiton, cuando él se iba podía pasar un largo rato sentado en la puerta esperando a que vuelva, salvo aquellas noches cuando él no estaba y sabía que la cama tenía un lugar vacío, entonces corría alrededor de ella reclamando ocupar su lugar.

Era mimado y por lo tanto muy caprichoso.

-¿Todo bien? -pregunté al ver que colgaba el teléfono.

-Si... Creo que necesito vacaciones. -Me dio una mirada vagamente divertida. -¿Cuántas posibilidades hay de que eso pase?

-Um... Por el momento no muchas.

-Voy a tener que irme, papá quiere que lo ayude con unas cosas. -aspiró con fuerza y sacudió la cabeza. Hacia menos de una hora que había llegado.

Lo mire haciendo puchero. -¿Volvés?

-No sé, depende a qué hora termine.

Empujé mi decepción a un lado y asentí. Él tenía que hacer lo que tenía que hacer.

-Uh, alguien que conozco va a estar feliz. -miré divertida a Chop.

-Gordo, me querés robar a mi chica, vamos mal así. -me río mientras lo abrazo. -Después te aviso que hago.

Rato después cuando pude levantarme del sillón y dejar de lado la fiaca me decidí a ir por unas cosas al centro. ¡Compras! Eso amina a cualquiera.

-Gordo, pórtate bien mientras no estoy... -me agache para rascarle la cabeza y me hizo una pequeña fiesta.

Colgué mi bolso sobre mi hombro, agarré las llaves de la mesa y me puse en marcha. Durante el resto de la tarde me la pase recorriendo negocios, acumulando bolsas. No hay dudas que las compras son un relajante por excelencia, después de caminar por casi dos horas no sentía cansancio pero se hacía tarde. Así qué entre al último local de ropa deportiva antes de irme. Estaba recorriendo el negocio cuando note su presencia.

Me pregunté si realmente era él. En serio, es él, quien efectivamente rondaba cerca de mío aunque no noto mi presencia hasta después que mis ojos se posaron en él. Su expresión fue de sorpresa.

Santiago.

Su cara se relajó mientras se acercaba a donde estaba. Hacía meses que no sabíamos nada el uno del otro, no pude evitar expresar mi sorpresa al verlo con una gorra de béisbol, barba, el pelo un poco más largo de lo que recordaba y definitivamente unos cuantos kilos menos. Me hubiese gustado decir que lo veía bien pero algo es su atuendo me hablaba de "abandono".

InesperadoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora