capitulo 37

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Aiton

La mañana había empezado movidita. Aunque tuvo su diversión. Cuando logre que Emma saliera de su estado capricho-enojo-histeria hasta pudimos desayunar en paz. Tuvo una tonalidad roja en sus mejillas durante todo el desayuno, mientras Ani daba vueltas.

Debo detenerme en esto un segundo porque a veces no comprendo a esa chica como puede pasar de ser todo lo pasional que alguien puede ser a teñir su cara de vergüenza con pequeñas cosas. Es increíble, increíblemente adorable. Claro cada tanto podía sentir su mirada amenazadora de "si me volves a hacer algo así te corto las pelotas". Pero lo superaremos lo sé. No peleo con Emma porque me guste, lo hago porque lo amo. Molestarla estaría pasando a ser mi hobbie favorito. Igual no sabía lo de Ani, esa pequeña confusión se la dejo a mi molesta hermana, ella organiza los días que Ani la visita a ella o a mí. Supongo que tendré que hablar con la detestable para que organice una rutina de visita con Ani, ahora que hay posibilidades de que farolitos se pasee por mi departamento. Todo esto sí quiero evitar que Emma me mate. Dudo que pueda superar una situación igual evitando que una de sus manos golpeen mi hermoso rostro. O algo peor.

Justamente para evitar cosas peores, como catástrofes nucleares o que Emma no me abra la puerta esta noche, es que la lleve a su departamento junto con toda su ropa robada el día anterior. Se mostraba molesta, sentada derecha con sus manos en su regazo mirando por la ventanilla. No puedo evitar una sonrisa confiada, ni ella se cree sus propios berrinches, es por eso que todo termina entre risas. Una y otra vez.

–Dale Emma, tampoco es para tanto. –sonreí.

–Para vos. –me dice sonando dura. ¡Ja! –No puedo con vos mientras te portes como un idiota infantil, que se cree un mil en todo momento.

–No soy infantil. –Tampoco me creo mil, lo soy. –Por otro lado vos...

Me mira alzando una ceja. ¿Puede alguien ser más sexy? –¿Yo que?

–Vos, no te la crees ni vos este berrinchito. –le comenté mientras estacionaba el auto en frente de su departamento. –Bueno te ayudo a subir las cosas y arreglamos esto arriba.

–Sí, claro. En tus sueños Aiton. Te vas.

Le sonreí mientras la agarraba. –Mis sueños, mis sueños involucran subir y... –le susurre en el oído del resto de mis intenciones.

–¡Aiton! Te calmas... –me dice haciendo espamento, pero al final me golpea el brazo y se ríe. Gane nuevamente.

–Bien, acepto mi derrota... ¿Nos vemos más tarde?

–Dale... –me da un beso, baja del auto y la ayudo con su cosas, nos volvemos a despedir y me vuelvo a encaminar al auto. Pero no sin antes echarle un último vistazo.

Es inevitable no mirarla, que mis ojos no estén atraídos por ella. No solo sus ojos son hipnóticos, tampoco es solo su sonrisa, es todo de ella. Emma tiene la capacidad de captar miradas porque hasta su ropa habla con entusiasmo de ella. Se viste reflejando lo que es y la vez tan malditamente sexy que casi puedo sentir el charco de baba en mis pies. Esos Jeans que acentúan sus curvas y sus piernas mi Dios, se prolongan por días.

Pero, ¿qué paso? ¿Cómo un chico tan seguro de sí mismo, atractivo y encantadoramente interesante se convirtió en un completo baboso? Me paso, me paso Emma Collins por encima.

Después de tan excitante imagen, ahora sí de vuelta a la realidad. La parte más aburrida de mi día, trabajar.

Mas tarde en el gimnasio...

InesperadoWhere stories live. Discover now