capitulo 21

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Lunes por la mañana, me sentía fatal y se me hacía tarde para el trabajo así que corrí por llegar a tiempo, Parker me tenía en la mira, no podía darme el lujo de volver a fallarle, no importa que tan buen jefe sea, seguía siendo un jefe, el cual me pondría de patitas en la calle si no cumplía con mi trabajo como correspondía. Entre tanta corrida me tome un tiempito para aplicarme corrector, las bolsas de abajo de mis ojos parecían que cargaban un cadáver cada una. Había pasado una noche penosa, de esas en las que no estás dormida profundamente pero tampoco estás despierta, no descansas y te hundís en más pesadillas que un niño de seis años en plena oscuridad.

Mi vida era una pesadilla.

Agarre mi celular, revise si había algo y nada. Podría haber sido mejor pero al parecer todavía podía ser más gris. Corrí desde que me tome un taxi hasta que me senté en la silla de mi escritorio. En ese momento le agradecí a Dios haber terminado todo lo que debía entregar antes del revelador fin de semana que tuve. ¡Hey! A ver quién me iguala, te enteras que tu amante es el nuevo jefe de tu novio, terminas comiendo una pizza y de postre café con revolcón incluido, pero eso no es todo por qué quien intenta terminar con su novio el mismo fin de semana y termina en algo que no se sabe que es.

Deberían darme un premio.

Uno mantiene la esperanza de que las cosas mejoren con el correr de las horas y no hay caso, es por eso que Olivia entra a mí oficina con un gran ramo de flores y una inmensa y cuando digo inmensa, hablo de una inmensa caja de chocolates en su otra mano.

Muerte por sobredosis de cacao no parece tan mala idea.

– ¡Wooah! Mira lo que te traigo... –Adivina, no me importa. Hice una sonrisa comedida, ella tampoco tiene la culpa de mi mal estado.

–Veo lo que me traes.

– ¡Ay Emma sí que lo traes muerto a este chico! Lo que debe haber gastado en todo esto, ya quisiera yo uno así. –Como dos minutos de su vida llamando a la florería le costó. Ah ella hablaba de cash, perdón. Mala mía.

–Sí, de muerto está.

– ¿Por qué tenes esa actitud? No lo puedo creer Emma, ¿no sos capaz de valorar los detalles que tiene tu novio? ¿Sabes la cantidad de chicas que desearíamos tener a alguien como Santiago? Y vos siempre con esa cara larga... – ¿PERDÓN? Ah bueno, poneme el agua para el mate que armamos un chupe y pase.

–Oli, primero "Hola Emma, ¿Cómo estás Emma? ¿El finde que tal Emma? ¿La casa, el perro las plantas Emma?"

–No tenes perro.

–Pero podría habérmelo comprado este finde y no lo sabrías, porque no me preguntaste.

– ¿Te compraste un perro?

–No, pero eso no quita que podría haber sido. Segundo no tengo la cara larga, es que estoy cansada porque dormí mal anoche. Y tercero y última, en cuyo caso tenga la cara larga, estoy en todo mi derecho de estar feliz o no por el regalo de mi novio. – O ex.

–Ah viene cargadito el día hoy.

–Sip. Y te agradecería que dejaras el valorable regalo sobre la mesa y nos pongamos a trabajar, porque dudo que pueda pagar el alquiler con chocolates y flores si me echan... –Ah, y desaparece de mi vista antes que te tire con el ramo de flores.

–Está bien, perdón. No molesto más –me dijo dejando todo con la cabeza baja.

Suspire y me pase las manos por la cara.

–Oli, perdón. Estoy mal descansada, mi humor empeora con las horas, pongámonos a trabajar, ¿sí?

–Ahora vuelvo, voy a traer las carpetas y nos ponemos. –me dijo con una sonrisa.

–Dale. Ah y trae dos cafés para acompañar los chocolates. –Vamos a bajar los humos porque sino no llego al medio día.

Llegué al medio día y también a la noche, solo que un poquito alterada, es una pena que mi cerebro no se apagara aunque sea un momento para darme un respiro. Descubrí una ligera tendencia a ver mi celular cada cinco minutos aproximadamente, puede que esa nueva tendencia sumada presión de cientos de mensajes de Santiago y la decepción de cero mensajes de Aiton, me haya llevado a tener actitudes destructivas. Lavando los platos rompí un plato y una taza, podría haber roto más pero decidí abandonar la labor antes de quedarme sin utensilios. Finalmente después de una buena ducha revolee el celular sobre un montón de ropa en el piso y me tire en la cama, lista para dormir años.

Lástima que apenas fueron ocho horas.

El martes, podría ser el día. Así que me levante de un salto, ok no de un salto, pero puse un poco más de entusiasmo que el día anterior. Al parecer la ira había desaparecido pero durante el transcurso del día pensé que podría estar encubando un virus porque sentía una gran opresión en el pecho y picazón en los ojos. Cada vez que miraba mi celular los síntomas parecían empeorar, tanto así que me vi obligada a comer muchos chocolates, igual el que dijo que eran la medicina para el alma y los corazones rotos, mintió. Descaradamente. Y sí, soy tan jodida que me como los chocolates de mi lo que sea para olvidar a mi otro lo que sea.

Miércoles, imposible ponerle onda al miércoles, ya con decir su nombre me sentía deprimida. Me levante con la idea de que necesitaba un psicólogo o un psiquiatra o ambos pero terminé pidiéndole a Jenny el número de su profesor de yoga. Según ella encontró su centro no sé qué y ahora vive en paz rodeada de espiritualidad y mariposas volando, quizás a mí me ayude. O quizás ya perdí el poco juicio que me quedaba. Pero voy a hacer un paréntesis, porque creo que lo único que me mantiene bien es el trabajo, durante la mañana había llegado un trabajo al estudio para hacer unas fotos a unos nenes en un parque, para una campaña de ropa infantil. Así que no lo dudé pedí hacerme cargo de ello. Dejé a Olivia encargada de la edición de otros trabajos y me tome la mañana para hacer las fotos. Luego iría a almorzar por ahí, antes de regresar al estudio.

Fue increíble, pero estar con esos chicos fue un mimo al alma, pude sentir como mi humor mejoró increíblemente al pasar tiempo con ellos. Después de todo quizás sí las cosas mejorarían, dependía del lente con el cual las mire. Fue así que me fui a almorzar con una sonrisa en mi rostro, la única y genuina en días.

Mientras disfrutaba de unos minutos libres almorzando en un bar cerca del estudio, mi celular vibró en mi cartera. Lo saqué de inmediato pensando que podía ser Olivia con alguna consulta pero cuando vi el nombre en la pantalla ¡boom! Un golpe de adrenalina invadió mi sistema circulatorio y cada parte de mi ser tembló.

Aiton:

*imagen*

Emma:

Es tu almuerzo? ¿¡Tiene forma de corazón!?

Aiton:

Soy un romántico de los que no hay más... Te maté

Emma:

Jajajaja Eso es merito del que hizo la milanesa Aiton

Aiton:

Pero pensé en vos cuando la vi y yo te la mandé, no seas injusta...

En que andas farolitos? :)

Emma:

*imagen* también almorzando... Pensé que no me hablarías más.

Aiton:

Malisimo! Me quedo con mi milanesa... Por qué no te hablaría más?

Emma:

No lo sé, pasaron unos días después del domingo.

Aiton:

Y me extrañaste no? Si eso pensé, suelo causar dependencia >:)

Emma:

Buehhh...

InesperadoWhere stories live. Discover now