capitulo 8

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Y... ¿Otra vez volviste a caer Emma? Tres miserables semanas intentando no caer en la tentación y a partir de una simple llamada vuelvo a caer en sus brazos. Lo peor de todo es que mientras estoy con él, mientras lo veo, mientras lo beso, mientras lo abrazo, nada parece ser demasiado malo, a decir verdad cuando llego a casa tampoco y me empieza a preocupar la ausencia de eso llamado culpa que debería atormentarme, no dejarme si quiera pegar un ojo. Lo insólito de la situación es que por alguna razón tampoco se me cruza por la cabeza dejar a Santiago. Pero, ¿acaso sería lógico dejar a mi novio de hace tantos años por un desconocido con el que me encontré apenas tres veces? Debería pensar en que si realmente la posibilidad de terminar con Santiago está presente, tiene que ser por mí y por nadie más, después de todo, el desconocido me dejo en claro que nada de datos personales. Pero... ¿Y si es una locura? Dejar a Santi no es fácil, ni siquiera me lo puedo imaginar, más allá de las diferencias que estamos teniendo, quizás en un futuro todo se arregla. Nosotros hemos sabido ser más que novios, amigos de la vida, ni si quiera tengo conciencia de nuestro primer encuentro, solo recuerdo que él ya estaba conmigo cuando empecé a tener memoria, no es de llamar la atención, nuestros padres son muy amigos, sé que nos juntaron desde el primer momento con la idea de que tal vez algún día algo naciera entre nosotros.

Y así fue, primero una simple amistad, después una inquebrantable lealtad, luego un cariño que rompía los lazos comunes de dos amigos y por ultimo una atracción que nos llevó a terminar juntos en más de un baile... Él estuvo a mi lado en mis peores momentos y en los mejores, todavía recuerdo cuando me sorprendió en mi cumple de quince con un ramo de rosas y un peluche prácticamente más grande que yo o cuando incluso de más chicos nos escapábamos solo para que nadie nos viera agarrarnos de las manos, siempre me defendía de todo y de todos, cuando mi papá me quiso matar por haberme llevado el auto una noche y haberlo devuelto chocado, recuerdo que Santi le dijo que había sido él, el que manejaba para evitarme un castigo hasta fines del año dos mil setenta y dos. Siempre me iba a buscar a la salida de mi clase de inglés con caramelos y bombones, a la salida de los boliches, de las fiestas, siempre él al pie del cañón. ¿Cómo olvidar años al lado suyo? ¿Cómo olvidar de la noche a la mañana todas las cosas que vivimos? Cada vez que recuerdo como éramos una chispa se prende en mi interior, creo que aún se trata de amor, algo dentro mío me dice que las cosas pueden mejorar y que esto será solo un mal trago o más bien de eso me quiero convencer, no pudo haberse olvidado de todo lo que vivimos, no puede no darse cuenta que si por algo estoy acá es por él, por eso me sorprende y me duele tanto que estemos pasando por esto, estoy segura que sin su descuido yo no estaría en este cuarto de hotel planteándome todas estas cosas.

Miré hacia un lado y ahí estaba él, esa persona que con solo una llamada rompía todos mis esquemas y tiraba por la borda mis valores pero, ¿no me merecía más que una persona con quien pasar un simple rato? ¿Qué pasará en el momento que todo ese fuego que nos invade sea apagado? ¿Acaso hay algo más o solo compañía? Compañía de la cual nunca me quejaría, pero sino hay algo más a la larga no queda nada. Soy de pensar que la mejor persona que puedas tener al lado debe tener el complemento de hacerte vibrar con cada rose y llegar a tu corazón con cada palabra, el amor no puede ser solo eso que pase en una habitación, pero tampoco puede ser aquella salida de la mano al cine o aquellas charlas interminables hasta el amanecer, tiene que ser un combo, un simple equilibrio entre todas aquellas cosas, si lograste tener a la persona que llena todos esos espacios, ¡felicidades! Tenes a tu lado a tu media naranja.

¡Pero qué lindo es, mi bello desconocido! Exprimiría a mi media naranja por tenerlo a él al lado mío cada mañana. Sí, ya se me estoy volviendo loca, soy totalmente bipolar o tengo alguna enfermedad que no me deja mantener la misma opinión por más de cinco minutos, eso no es nuevo, siempre fui complicada para mis asuntos. De repente un gran estruendo me saca por completo de mis pensamientos y me obliga a romper el silencio que reinaba en la habitación.1

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora