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¡Nuevo capítulo! Espero y lo disfruten ❤️


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Rosa ya nos esperaba en la entrada de la casa anunciándonos que el Lobo tenía visitas. Había olvidado que sus amigos vendrían a la manada y un ligero malestar en mi estómago comenzó a incomodarme. No quería juzgarlos sin conocerlos mejor, pero lo cierto era que no me agradaban del todo, pues no dejaba de sentirme como una burla para ellos, y el Lobo no ayudaba mucho a disminuir tal hecho.

Él tomó una de mis manos conduciéndonos hasta el salón de la primera planta, mientras yo rogaba en silencio no tener ningún momento incómodo con tales seres. A los primeros que reconocí fue a Archie y Conall que se encontraban sentados junto con sus parejas. Ellos hablaban seguramente de alguna tontería por la forma en la que sonreían, mientras las mujeres guardaban silencio. Fue ahí que comprobé que el alma gemela de Archie estaba embarazada, le calculaba al menos tres o cuatro meses. Su embarazo le sentaba bien, pero ¿que no le sentaría bien a ella siendo tan hermosa? Tenía cabello rubio hasta sus hombros y una piel tersa y blanca. Su complexión era delgada a pesar de su abultado vientre y aun sentada podía darme cuenta de que era una mujer alta. Su porte me decía que tenía un carácter fuerte, algo semejante al de los hombres en la habitación. Seguro era una mujer lobo.

Pese a su belleza deslumbrante no pude prestarle tanta atención a como me hubiera gustado, pues la chiquilla al lado de Conall se la ganó por completo y un temblor recorrió mi columna al observarla con cuidado. Su cabello lucía algo alborotado, tal vez porque no era completamente ni alaciado ni ondulado, sino una mezcla de ambos. Su complexión era aún más delgada que el de la otra mujer. Podía asegurar que no se alimentaba adecuadamente, aun así, era bonita. Los rasgos de su cara, finos y suaves transmitían que al menos tenía dieciséis años, y esperaba no equivocarme, sino eso quería decir que era mucho más joven aún. Su piel también era blanca, su cabello color zanahoria y sus ojos de un color miel preciosos, sin embargo, en ellos podía reconocer el miedo y desorientación. Me preguntaba si así había lucido yo tiempo atrás. Conall no se mantenía ni muy cerca ni muy alejado de ella, pero lo cierto era que no le prestaba la mínima atención.

¿Qué clase de relación tenían exactamente? Era obvio que ella era su mate, pero... el Lobo dio un ligero apretón a mi mano que se encontraba entrelazada con la de él, como si sospechara de mis pensamientos e intentará traerme de vuelta a la realidad, y debía decir que lo consiguió muy bien.

—Me alegra que estén aquí, ¿esperaron por mucho tiempo?

—En realidad no —contestó Conall, haciendo un movimiento con su brazo indicándonos que también tomáramos asiento.

Era obvio que ellos se sentían como si estuvieran en su casa, cosa que me desconcertó. ¿Realmente eran muy amigos del Lobo? Había creído que a mi acompañante le era imposible mantener una relación de cualquier índole. Fuera como fuera, él tomó asiento y yo lo imité.

Criaturas Malditas #2: Tu Dueño, Tu TormentoWhere stories live. Discover now