Intención Descubierta

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Pese a que creí que con tantos pensamientos e ideas que vagaban en mi cabeza sería imposible dormir, me equivoqué. Gracias a unas píldoras que el hechicero me había proporcionado pude conciliar el sueño sin problemas y lo que era mejor, sin ningún tipo de sueños o pesadillas extrañas. Francamente tenía mucho que analizar. Más que nunca sentía la presión de poder dominar mis miedos. De ponerle un alto al lobo de Matías. Era algo extraño pensar que el lobo fuera muy independiente de él, como dos personas en una. Según Matías todo fue su culpa. Lo había negado, se desprendió de él y lo guardó en lo más profundo de sí mismo.

Aparté el nuevo rumbo a donde se dirigían mis pensamientos, no tenía caso torturarme en encontrarle un sentido al por qué había sido yo la culpable de despertar a su lobo. La razón que mencionó Matías era simplemente imposible. Dejé ir un suspiro, lo mejor era olvidarme de todo y enfocarme en poder controlar la situación si es que estando con Matías su lobo aparecía.

—¿En qué piensas? —cuestionó Miguel quien me llevaba de vuelta a casa.

Era muy temprano aun, pero Matías parecía desesperado por sacarme de la manada, así que no tuve otra opción. Antes de irme a mi habitación anoche me dijo que por el momento debíamos evitarnos tanto como fuera posible. En eso estaba de acuerdo. Ambos necesitábamos pensar en una estrategia, lo que fuera que nos ayudará a dominar a su lobo, aunque la palabra dominar no me gustaba. Además, el Lobo era una parte de Matías, más que dominar era necesario que ambos se aceptaran como uno solo de nuevo. Iba a ser un proceso complicado y desgastante, así que no me quedaba de otra más que estar preparada para cualquier cosa que pudiera ocurrir.

Es solo que jamás creí que la vida sobrenatural fuera tan complicada. —Él se echó a reír. Era bueno que al menos una persona le encontrara diversión a tanto problema.

—Laila, no tienes idea de las complicaciones que día con día tenemos que lidiar. Pero despreocúpate, estaremos bien, tu incluida.

O era muy pesimista o Miguel era el positivo. Fuera como fuera, su confianza me tranquilizaba.

LOS DÍAS TRANSCURRIERON rápidos, ya era viernes y por fin tendríamos un descanso. Las clases habían sido muy intensas y pese a mis mejores esfuerzos por ponerme al corriente en cada una de las materias, aún tenía algunas dificultades, más en estadísticas. Planeaba estudiar un poco con Daniel y con Carlos ya que las chicas habían salido del pueblo. Desconocía los detalles del viaje, solo sabía que se trataba de asuntos familiares. Algo urgente debió haber surgido, pues sólo alcanzaron a despedirse por mensaje de texto el jueves por la noche.

En cuanto a Matías solo lo veía cuando me tocaba estadísticas. De hecho, la última de mis clases la tenía con él. Era una clase extra para aquellos que aún tenían dificultades con algunos temas, por lo tanto, Daniel y Carlos no asistirían, además de que tenían otras clases.

Criaturas Malditas #2: Tu Dueño, Tu TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora