Matías es el líder de una manada y debe encontrar a su mate para ascender a Alfa de Alfas o su manada estará en peligro.
¿Qué pasará cuando no encuentre a su mate y su única solución sea aceptar a una humana?
Disfrutó tanto ver aquellos ojos que re...
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Un olor bastante fuerte inundo mis fosas nasales, lo suficiente como para recobrar el sentido. Por instinto pase una de mis manos por mi cara con la intención de apartar el olor que casi hacía que mi cerebro se friera.
—¿Estás bien? —escuché a Miguel quien se encontraba a mi lado.
Me incorporé demasiado rápido y un mareo me asaltó, pero pude arreglármelas para sostenerme y no caer. No mentía al decir que mi cerebro pesaba. Era extraño, pero me sentía torpe e incapaz de dirigir mis movimientos con avidez. Una vez que volví del todo a la realidad llegaron a mi mente un montón de preguntas, las cuales no pretendía postergar.
—¿Qué pasó? ¿Dónde está Matías?
—Será mejor que te sientes, no luces nada bien. — ¡Genial! Todo por culpa de un brujo.
Seguí su consejo y me aplaste en la cama mientras recordaba que debía irme cuanto antes, pues si no regresaba a la hora habitual a casa, Nicolle se preocuparía.
—Matías está con el hechicero. Se encuentra bastante furioso.
Eso era lo único que faltaba para que todo fuera aún más complicado.
—Que novedad —mencioné sarcástica.
—No seas tan dura, solo se preocupó, diste unos gritos bastante espantosos.
Su comentario solo me hacía recordar el dolor que había vivido, pero instantáneamente bloqueé el recuerdo. Estaba casi segura de que ese brujo tenía menos corazón que Matías.
—¿Sabes si dijo algo? —Presentía que al final de todo Matías había acertado al decirme que no eran simples sueños.
—No, aún no. —Rodé los ojos al cielo, pues era evidente que mentía ¿alguien de la manada sabía mentir? —. Escuché que discutieron.
Inhalé profundo, pues a pesar de que estaba segura de que Miguel solo trataba de distraerme para olvidar el asunto del brujo, podía percibir cierta curiosidad y algo de tristeza. Me preguntaba, ¿de qué tanto me había perdido desde que salí de aquí? Todos se veían algo melancólicos, ¿o acaso era que antes lucían exactamente igual y yo jamás me había dado cuenta?
—Me enteré de las veinte desapariciones de las chicas del pueblo y confirmé que el responsable había sido Matías...
—No las secuestró, si es lo que piensas —salió al rescate de su amigo.
Al menos su acto heroico me decía que Matías no había mentido y aunque lo tratara de negar, de alguna forma tranquilizaba un poco a mi alma. Al menos no trataba con un psicópata, pero ¿existía alguna diferencia entre un psicópata y un loco?
