Un recorrido

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¡Capítulo extenso!😍
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Antes de llegar a la clínica donde trabajaba Robert, el Lobo ya le había llamado. Así que para cuando aparqué el auto él se encontraba ahí, listo con su maletín médico en una de sus manos.

El Lobo ya había perdido mucha sangre y no entendía por qué su herida no sanaba. Según entendía, era una de las ventajas de ser un sobrenatural. Fuera como fuera, era claro que debía atenderse cuanto antes, pero él se negaba a entrar a la clínica. Estaba decidido a que Robert le sacara la bala en el auto y obviamente este se puso como loco cuando le contó su plan, pero al final no tuvo otra opción.

Mientras el experto médico se encargaba de la dichosa bala, yo salí. Me dediqué a dar vueltas sin ningún rumbo en el estacionamiento hasta que Robert bajó del auto. No era buena con la sangre y ver cómo le extraía la bala no hubiera sido una idea brillante a menos de que deseara desmayarme ahí mismo.

—¿Se encuentra bien? —Le pregunté al médico apenas salió.

—Sí, no tendrá ningún problema. Solo encárgate de que descanse —contestó, quitándose los guantes manchados de sangre. Intenté ignorarlos y verlo a la cara.

Anteriormente no me había percatado de lo apuesto que era y lo bien que se veía con su bata médica. Era todo un profesional, uno muy guapo. Sus ojos obscuros se concentraron con los míos por un breve segundo, si, tenía aura de sobrenatural. A este paso me iba a ser experta en identificarlos.

—¿Por qué su herida no sanaba? —indagué preocupada.

No tenía la certeza de si un hombre lobo sanaba igual de rápido que los vampiros, pero según las historias y películas que había visto o leído, debían hacerlo.

—La bala estaba envenenada.

—¿Envenenada?

—Sí, era veneno de vampiro, pero despreocúpate, ese solo mata a los humanos, a menos de que...

—La sangre del dueño del veneno se le dé a la víctima. —Él asintió.

Bufé, molesta. Como si una herida de bala no fuera suficiente para matar un humano le agregaron veneno. Al menos de qué su intención no hubiera sido matarme, sino chantajear al Lobo. Negué lentamente, intentando desaparecer mis pensamientos.

—Ya he limpiado y desinfectado bien la herida, no hay razón para que tarde tanto en sanar, pero si debe mantener un poco de reposo.

—Bien, me encargaré de eso.

—Vayan con cuidado. —Lo vi partir por algunos segundos hasta que la voz de Matías me sacó de mi ensoñación.

—¿Te gustó? —cuestionó en cuanto entré al auto.

Criaturas Malditas #2: Tu Dueño, Tu TormentoWhere stories live. Discover now