Capitulo 17: La noche del vestido rojo

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-¿Cómo que ha cortado con su novia?-

 

-No es que no haya dado una gran sorpresa Mandy, era de esperarse-

 

-¿Por qué lo dices? Si se que tenían problemas, pero él dijo que la amaba-

 

-Que quieres que te diga, el amor apesta a veces.-

 

-¿Qué van a hacer? ¿Vas a comprarle chocolates como a mí?- reí.

 

-Con los chicos estábamos pensando en algo más fuerte, si entiendes a lo que me refiero-

 

-Te lo dije una vez, ahogarse en alcohol no sirve para olvidar, solo lo hace más doloroso, al final de la noche terminas haciendo algo estúpido que empeora todo Keb. Creo que los chocolates son más efectivos y menos desastrosos-

 

-¿Quieres que pasemos por ti o no?- suspiró soltando el aire en el parlante del teléfono, lo que hizo que la comunicación se escuchara perturbada por unos segundos.

 

-Ni siquiera tendrías que preguntarlo, nos vemos en ¿20 minutos?-

 

-En 20 minutos será-

 

Rápidamente me quité mi pijama y me deslicé dentro de un vestido rojo que encontré  en mi armario.  Metí mis pies y piernas en unas botas largas hasta la rodilla y cepillé mi cabello.

En días de semana, como hoy, los bares no estaban abarrotados de gente como los viernes o sábados por la noche, y los controles se les hacían más fáciles a los guardias. Así que si quería que  creyeran  que mi identificación falsa no lo era, tenía que lucir como en la pequeña foto y aparentar tener veintidós años.

 Saqué mi labial rojo  y lo apliqué en mis labios. Pasé tres capas de rímel en mis pestañas y delineador negro en mis ojos, agregando un poco de sombra oscura en los párpados.

<<Más que mayor me parezco a Char y su séquito de zorras superficiales>>

Puntualmente, veinte minutos más tarde sentí el coche de Keb aparcarse frete a mi casa.

Habían pasado dos meses y medio desde que mi madre descubrió el tremendo gasto que hice con su tarjeta de crédito y me prohibió las salidas hasta que ella decidiera que era suficiente. Opuesto a eso, nunca pudo detenerme en todo este tiempo de salir con mis amigos,  y esta noche no iba a ser la excepción.

Hacia un tiempo que ya no hablábamos,  ni siquiera era un buen día o buenas noches. Extrañaba a mi madre,  extrañaba hablar con alguien que no fuera el equipo de soccer, no me malentiendan, eran buena compañía, tenía un conjunto de hermanos mayores, los mejores que alguien pudiera tener, pero toda chica necesita de su madre o por lo menos una amiga para hablar de igual a igual.

Me cubrí con una chaqueta al salir afuera. El invierno estaba por llegar y con eso el temible frio.

On my wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora