Capítulo 9

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Nuestras vidas se habían convertido en eso, largos viajes en automóvil, para acabar en un hotel de carretera, registrarnos por la noche para que nadie nos viera, entrar a la habitación con Camila entre mis brazos como una pareja de recién casadas para luego ayudarla a quitarse el vestido y ella quedándose dormida al instante mientras yo comenzaba a cuestionarme por todo. Realmente estaba mal pero mi deseo por ella no tenía fin.

Era nuestra última parada antes de llegar a Beardsley y decidimos quedarnos un poco más, el viejo ventilador en el techo hacia un ruido al girar, los primeros rayos del sol se asomaban por la ventana.

Camila, sentada sobre mi, leía una vieja historieta y de vez en cuando soltaba pequeñas risitas, ¿yo? Me encargaba de darle las mejores sensaciones con mis dedos en su interior, de pronto la historieta dejó de ser importante y lo único que se escuchaba en la habitación eran sus pequeños gemidos y el ventilador girando, nuevamente me había dejado vencer por el deseo.

Ese día me di cuenta que nada estaba bien, ella fingía que todo marchaba bien pero por las noches su corazón se rompía y sus sollozos era lo único que podía escuchar.
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Finalmente estábamos en Beardsley, habíamos rentado un lugar y Camila permaneció en él mientras yo me dirigía a hablar con la directora de la preparatoria del lugar en el que apuntaría a Camila.

- Se que usted ha aceptado un puesto en la Universidad de Beardsley, y se que ahí, los académicos son lo primero, y lo último siempre... bien, nosotros no somos así señora Jauregui- Me mantenía en silencio escuchando atentamente lo que me decían- Aquí en la preparatoria de Beardsley lo que nosotros enfatizamos es el drama la danza y las citas- mientras más escuchaba más confundida estaba- así que como ve señora Jauregui, para el pre adolescente moderno las fechas medievales son menos vitales que las citas el fin de semana- asentí confundida.

-¿Qué? ¿Fin de semana? ¿Citas?- pregunté confusa para luego acabar con todo y dirigirme a casa.
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No estaba preparada para mi doble papel, por un lado la deseosa corruptora de una inocente y por el otro Lauren la feliz ama de casa.
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-¿Donde está el río Rhine?- le preguntaba a Camila mientras terminaba de peinar su cabello.

-No lo sé

-Deberías saberlo

-¿porque?- Dijo con desinterés

-Grandes batallas se libraron allí- comencé a hacerle dos pequeñas trenzas- ¿Donde está el río Seine?

-¿Tendría que saberlo?- preguntó comenzando a molestarse

-Creí que se suponía que aprendas eso.

-No es lo mío- contestó más tranquila.

-Parecen estar bastante relajados en tu escuela- No me terminaban de gustar los ideales de ese lugar.

Al terminar con su cabello me dirigí a la sala de estar a leer el periódico, Camila se encontraba sentada frente a mi con su uniforme de la preparatoria, ella no lo sabía pero me enloquecía verla así.

-Se supone que estoy en una obra- soltó con simpleza.

-¿Que obra?- pregunté sin apartar la vista del periódico.

-No lo sé. Alguna obra en la escuela.

-¿Con los muchachos de la academia Butler?- pregunté con celos.

-No lo sé, quizás- Dijo casi en un susurro.

-No creo que sea una buena idea- la molestia en mi voz era notoria.

-Me estas privando de mis derechos civiles- Dijo mientras me miraba fijamente

Me reí -¿Donde aprendiste ese lenguaje?

-Soy inteligente...- No contesté y seguí leyendo el periódico. Camila caminó hasta mi y se sentó en el suelo justo entre mis piernas, consiguió que apartara la vista del periódico y me concentrara en ella -y tengo derecho a actuar en la obra si quiero.

-No si yo te digo que no- volví a centrarme en el periódico, o a fingir que lo leía.

Camila comenzó a acariciar suavemente mi pierna -¿Te gusta eso?- su mirada era seductora- ¿quieres más no es así?- ella se acercó aún más se puso sobre sus rodillas mientras abría más mis piernas- Yo también quiero cosas...- Dijo mientras colocaba sus brazos sobre mis rodillas.

-¿Qué?

-Cosas...- su mano comenzó a subir por mi muslo izquierdo muy lentamente- tú sabes... como mi concesión de un dólar por semana... bueno, pienso que podrían ser dos dólares- colocó su cabeza sobre mi rodilla mientras me miraba intensamente- ignoré completamente todo lo que hacía- dije, pienso que deberían ser dos dólares- continuó subiendo su mano lentamente no resistiría mucho, la quería dándome placer ya.

-Un dólar con cincuenta...- jadeé y su mano comenzó a retroceder.

Volvió a acariciarme solo con un dedo -realmente pienso que deberían de ser dos dólares- luego comenzó a frotarme justo donde lo necesitaba -¿Tengo razón?- mi respiración era pesada- ¿Tengo razón?- repitió intensificando sus movimientos.

Suspiré mientras lanzaba mi cabeza hacia atrás- Dios, si... dos dólares- acepté finalmente.

-¿Y puedo estar en la obra?- Se detuvo. Ella era una pequeña manipuladora y sabía como obtener lo que quería, me tenía, sabía como hacer para que hiciera lo que ella quisiera. Ella tenía el control.
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-Oh, amante atractiva de la noche... usted ha cautivado mucho el corazón de un cazador- Decía una chica alta de piel morena- pero en este momento mi tentadora, usted ha encontrado un par- me encontraba detrás del escenario viendo como ensayaban para la obra- soy mucho más que un cazador... Yo, soy un poeta- soltó una pequeña risita mientras le decía todo eso a Camila.

-Cae la noche... La...- ambas comenzaron a reir. Y detuvieron los ensayos.

-¡Espera! ¡Espera! Mani... Danos un momento, me gustaría hablar con Camila un segundo- Se acercó el que parecía ser el director de la obra- Cuando diga "tus alegres hechizos" usa tus hechizos con el cazador... porque eres una bruja... y llevas al cazador hacia tu guarida.

Mientras le explicaban la otra chica se acercó hacia mi -Hola señora Jauregui.

-Hola Mani- contesté sin despegar la vista de Camila.

-Buena obra ¿no?- Dijo mientras dirigía su mirada también hacia Camila. -Mire justo ahí- señaló uno de los rincones del lugar -Ese es el verdadero dramaturgo, Austin Mahone, ¿puede creerlo?- el lugar estaba bastante oscuro pero supe reconocer la silueta de ese hombre.

-... Deja que la música te transforme, siéntela te transformara en una bruja... eres una bruja- continuaba el director.

-¿Es una buena obra Mani?- le pregunté a la chica a mi lado.

-Si, es muy política- susurró.

-¡Bruja! ¡Más viento! ¿Que eres?...- la silueta del hombre desaparecía entre las sombras, plantando en mi una preocupación que crecería con el tiempo.

En mis brazos   -  [CAMREN]Where stories live. Discover now