Capítulo 8

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Entonces comenzamos nuestros extensos viajes, el auto se había convertido en un total desastre, cosa que odiaba.

Camila viajaba en la parte trasera del auto con sus piernas extendidas en el asiento delantero, sus pies daban justo en mi cara, y los movía al ritmo de la música que sonaba en la radio.

-Escucha esto Lo, ¿cuando es el mejor momento para comprar un pájaro?- pregunto mientras ponía su pie justo en mi cara

-No se. ¿Cual es el mejor momento para comprar un pájaro?- Empuje su pie lejos de mi cara, a veces era tan molesta.

-¡Cuando va a piar!- solté una pequeña risa -y no digas que no te hizo reír- volvió a colocar su pie en mi cara mientras intentaba cubrir mis ojos.

-¡Basta! Estoy intentando conducir, Camz si sales por la ventana, no me detendré.

Las bromas en el auto continuaron, su risa llenaba el ambiente y parecía que la tristeza de la noche anterior había desaparecido completamente.

Conduje hasta el siguiente pueblo en donde nos hospedamos para pasar la noche. Nos registramos y nos dirigimos a la nueva habitación.

-¡Mira! Ellos tienen dedos mágicos- Dijo Camila refiriéndose a la cama vibradora del hotel.

-Genial- dije mientras ella se acomodaba en la cama y yo acomodaba las maletas -Necesito ducharme.

-Dame una moneda- pidió Camila

-¿Para que?- pregunté mientras me dirigía a la ducha.

-Para los dedos mágicos duh.

-¿Mis "dedos mágicos" no son suficientes?- pregunté con ironía. Ella bufó ignorando mi pregunta, no hacía falta que lo dijera yo sabía que mis dedos eran mejores. Me acerqué hasta ella y dejé un par de monedas en su mano. Y volví a la ducha.

-Deberías ducharte Camz- dije desde la ducha-el control de temperatura es de primera- Escuche la puerta del baño abriéndose, definitivamente tendríamos una buena ducha juntas. Lo siguiente que escuche fue como Camila tiro de la cadena del baño y el agua comenzó a caer demasiado caliente. - ¡Dios mío, Camz! No tires la cadena cuando estoy aquí- grité tratando de verla a través del cristal de la ducha. Ella se acercó y dejó un beso en el cristal mientras me veía burlonamente. No tuvimos una buena ducha.
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De nuevo en el auto, Camila hacia un sonido molesto con un dulce en su boca, y mi mal humor iba en incremento.

-¿Qué es eso?- pregunté

-¿Qué es qué?- intensificó el sonido.

-Esa cosa en tu boca- La mire por un segundo y luego volví la vista a la carretera.

-Es un rompe-muelas, se supone que rompe tus muelas ¿quieres uno?

-Solo dámelo. Ya he tenido bastante con ese ruido- Le dije mientras ponía mi mano frente a su boca para que me lo diera. -Vamos escúpelo. Tengo dolor de cabeza.

-Es bueno, no te lo daré - reclamó

-Mira, solo dámelo ¿quieres? Escúpelo- insistí. Cansada de esperar tome el volante con una sola mano y con la otra tape su nariz esperando que abriera la boca para sacarlo yo misma. Cuando finalmente lo hizo, con mis dedos tome el dulce y lo arroje por la ventana.

Camila hizo un pequeño puchero mientras se colocaba sus lentes de sol y cruzaba sus brazos. -¿Sabes? Te vez un ciento por ciento mejor cuando no puedo verte- Dijo mientras se giraba para darme la espalda.
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Tomamos una ruta tortuosa, por decirlo de alguna manera, en lo profundo de mi mente estaba nuestro eventual destino: La universidad Beardsley, donde finalmente asumiría mi trabajo de docente. Pero en la superficie de mi mente tenía la necesidad de seguir adelante, seguir conduciendo.

-Camz, es la última vez que te dejo conducir- le dije mientras salía de entre mis piernas hacia el asiento del copiloto luego de casi estrellarse con otro auto.

A pesar de nuestras peleas, a pesar del alboroto que hizo, el peligro y la desesperanza de todo, a pesar de todo eso yo estaba en el paraíso. Un paraíso cuyo cielo era del color de las llamas del infierno. Pero, un paraíso de todos formas.

En mis brazos   -  [CAMREN]Where stories live. Discover now