Capítulo 7

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Cuando desperté Camila estaba sonriendo y viéndome fijamente, que mejor manera de despertar, comencé a acariciar su cabello y luego me dirigí a su hombro, me moría de ganas de besarla, me acerqué un poco más hacia ella con el afán de animarla a que fuera ella la que me besara así sentiría menos culpa por estar haciendo algo incorrecto. Bien pensado.

Camila entendió que era lo que quería y se fue acercando despacio hasta estar ligeramente sobre mí, y me besó, fue un beso corto porque luego se alejó para ver mi expresión, de seguro una sonrisa boba. Y volvió a hacerlo, esta vez más largo y mejor que el anterior, me tomó de la mejilla y continuó haciéndolo y finalizó pasando su lengua por mis labios y agregó una sonrisa de lo más inocente.

Fue un momento mágico, pero claro, todo llega a su final. Camila colocó la palma de su mano en mi rostro para girarme y dejar mi oreja descubierta, luego comenzó a contarme todo lo que hizo con Shawn en el campamento.

-¿Tú... en serio Shawn te hizo eso en el campamento?- No quería estar celosa. Pero lo estaba.

-No me digas que nunca nadie hizo lo mismo contigo cuando eras niña- Preguntó casi susurrando.

Suspiré y vi hacia el techo. -Nunca-

-Supongo que tendré que enseñarte entonces- Se colocó sobre mi, su mirada era seductora, ella no era la niña inocente que yo creía, estaba completamente equivocada. Sus pequeñas manos comenzaron a bajar mi pijama y su cabeza comenzó a perderse entre mis piernas.

El resto permanecerá como uno de mis mejores recuerdos. Un maravilloso recuerdo.

Damas y caballeros del jurado ni siquiera fui su primera vez.

———
Salimos de aquella habitación, la cual marqué como el punto de partida y la que guarda la huella de nuestro primer encuentro y nos dirigimos al auto.

Era una tarde lluviosa y dentro del auto las cosas se habían vuelto un poco incómodas. Camila estaba muy callada e iba concentrada en una revista, lo cual no era normal.

-¿Que estás leyendo?- traté de iniciar una conversación

-Nada-. Contesto de una manera fría. No me estaba gustando esto, y no sabía como actuar, ¿que podría hace al respecto?

-¿Que pasa?- quería aligerar un poco el ambiente.

-Nada- Volvió a contestar sin quitarle la vista a lo que fuera que estaba leyendo.

-¿Camz?- escuché un ligero "¿mmm?" de su parte lo que me confirmó que estaba escuchando y continué - sabes, ese amigo tuyo... Shawn- dudé un poco antes de continuar- ... ¿fue el primero?

-¿Podríamos por favor cambiar de tema?- Ahora tenía su atención. Pero no dije nada más, no quería hacerla enojar o darle motivos para que me odiara. No sabía lo que le pasaba así que callar y conducir era mi mejor opción.

Yo me sentía más y más incómoda, era algo especial ese sentimiento, una coacción opresiva, horrible... como si estuviera sentada con el pequeño fantasma de alguien a quien recientemente había asesinado. 

Camila comenzó a quejarse -¡Duele!- dijo mientras se acomodaba en el asiento y recostaba su cabeza en la ventanilla del auto.

-¿Qué?- pregunté preocupada.

-¿Podemos parar en la estación de gasolina?- preguntó mientras continuaba haciendo gestos de molestia.

-Podemos ir a donde quieras.

-Bien, necesito ir a la estación de gasolina. Me duele adentro- Me giré a verla- ¿que esperabas? Esta mañana era una fresca margarita y mira lo que me hiciste- cada vez la entendía menos. -Debería llamar a la policía y contarles que me violaste, vieja sucia.- finalizó con un tono burlón.

Era una buena señal, había dejado de ignorarme aunque eso conllevaba a que fui acusada de algo que claramente no fue así y peor aún me había llamado vieja, pero que importa, la tenía de vuelta. Así que me reí junto a ella de su pequeño comentario para luego golpearla suavemente en el hombro. Por llamarme vieja. Ella me devolvió el golpe con su revista.

Me detuve en la estación de gasolina como lo pidió mi hermosa niña. Camila bajó del auto y fue directo a los baños. Yo me quede a llenar el tanque.

Al poco tiempo estuvo de regreso, abrió la puerta del auto -Conseguí galletas- dijo mientras ponía la bolsa dentro. -Quiero llamar a mi padre al hospital ¿cuál es el número?-. Maldición.

-Sube al auto no puedes llamar al hospital- tenia que decirle la verdad.

-¿porque no?

-Sólo súbete al auto- Camila obedeció y yo no podía verla a los ojos- cierra la puerta- no sabía como reaccionaría así que tenía que asegurar que no fuera a salir corriendo.

-¿por qué no puedo llamar a mi propio padre si quiero?- era una chica lista y yo estaba segura que comenzaba a sospechar algo.

-porque tu padre murió-. Por más que pensé en cómo decírselo no encontré la manera. ¿Como decírselo sin que sonara tan indiferente? ¿Como podría yo disfrazar el dolor?

Camila no dijo nada más en todo el camino, probablemente no había asimilado la noticia.

Llegó la noche y nos hospedamos en un nuevo hotel, misma habitación, diferentes camas. Yo no lograba conciliar el sueño, primero me sentía culpable por causarle tanto sufrimiento a una niña y segundo, Camila lloró toda la noche, y me dolía escucharla así, pero no había nada que pudiera hacer para que dejara de sufrir. Claramente iba a ser una noche larga.

Vi a Camila caminar hasta mi cama y le hice un espacio para luego abrazarla, era lo menos que podía hacer en ese momento. Fue suficiente. Continuó llorando hasta que poco a poco durmió.

Nos reconciliamos gentilmente esa noche. ¿Lo ven? Ella no tenía a donde ir.

En mis brazos   -  [CAMREN]Where stories live. Discover now