28. Sacrificio

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Hamdan estaba sentado al final de las escaleras de su residencia, descalzo con solo la kandura blanca puesta, pasaba los dedos por su cabello una y otra vez pensando en cómo podía reparar el daño hecho durante los dos días anteriores.

Esa mañana, había visto al Jeque Mohammed; su padre muy apenas le sostuvo la mirada y eso era como una daga en su pecho. El Jeque Mohammed era mucho más que solo su padre; era un mentor, un amigo, un faro que le había estado mostrando el camino desde que tenía memoria. Si alguna vez Hamdan se convertía en la mitad del líder que era su padre, sabía que podría morir como un hombre orgulloso. Así que no soportaba que su relación se viera empañada y aunque no planeaba retractarse de lo que había dicho, Hamdan reconoció que necesitaba disculparse por cómo se había expresado.

Sarah había accedido a verlo esa noche, llegaría en cualquier momento y tenía grandes esperanzas de enmendar las cosas con ella y luego hablar con su padre al día siguiente para retomar su vida, ya que las últimas 36 horas habían sido un terrible conjunto de minutos que se arrastraban lentamente en el reloj.

El teléfono vibró con un mensaje de Saeed, habían cruzado la entrada. Hamdan respiró profundamente, abrió la puerta principal y esperó. Sarah bajó del auto y se detuvo frente a él por un momento. Se veía linda sin esfuerzo alguno, con jeans blancos, un suéter negro, tenis grises y una cola de caballo alta que le sostenía el cabello. Tenía una expresión vacía en el rostro, era la primera vez que Hamdan no lograba descifrar cómo se estaba sintiendo. Sin una sola palabra, Sarah entró y después de darle las gracias a Saeed, Hamdan cerró la puerta.

Ella estaba de pie con los brazos cruzados, sus ojos lejos de él. Por mucho que lo deseara, él sabía que era mejor ni siquiera intentar abrazarla o tocarla, así que aclaró la garganta y le agradeció por venir.

"Podemos hablar arriba." Añadió Hamdan.

Sarah subió las escaleras delante de él y no esperó a que le abriera la puerta de su habitación. Quizás las cosas no serían tan fáciles como él lo había anticipado. La cara de Sarah no le decía mucho, pero todo lo demás hablaba claro y fuerte.

"¿Quieres tomar algo?" Hamdan ofreció, cerrando la puerta tras de él.

Sarah miraba por la pared de vidrio con las manos dentro del bolsillo en la parte de enfrente de su suéter.

"¿Hace cuánto que tu padre sabe acerca de mi?" Preguntó ella, agachando la cabeza.

Hamdan caminó lentamente en su dirección y se paró junto a su lado, dejando una distancia prudente entre los dos.

"Mmm... un par de semanas." Contestó Hamdan.

"¿Y tú lo sabías?" Sarah cuestionó sin moverse.

"Si."

"¿Él te lo dijo?"

Hamdan cerró los ojos con remordimiento. "Si."

Se volvió evidente que ella había descifrado todo, el interrogatorio era simple procedimiento, así que decidió contestar cada pregunta lo más rápido y concretamente posible.

"¿Cuándo?" Ella continuó.

"Antes del fin de semana en el Smeralda."

De reojo, Hamdan la vio levantar la cabeza para mirarlo.

"Lo sabía... ¡Por eso te estabas comportando así!" Dijo decepcionada, con la misma mirada que su padre le había dado en la mañana.

Hamdan se giró hacia ella. "No sabía cómo decírtelo."

Las cejas de Sarah subieron y parpadeó lentamente. "¿Qué tal... oye Sarah, mi padre sabe acerca de ti?" El tono sarcástico, su cuerpo frente a él también. "Estuvimos en ese barco por casi 48 horas, solos... ¿y tú no supiste cómo decirme?"

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now