Episodio 55 - Verdades y mentiras.

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Mirada al frente y podía sentir que de cierta forma me ignoraba, y puedo decir que estaba bien ya que no quería hablar con él, no, no quería ni si quiera estar con él en el mismo vuelo y menos que nos dividiera un pedazo de plástica y madera. Toque la pantalla para seleccionar una película, pero a la vez quería que me hablara.

¡Drew, por Dios, mi hija contrólate!

Me dije a mi misma mientras suspiraba lentamente de forma que no lo notara.

Una asistente de vuelo llegó con un poco de zumo de duraznos que le pedí y tomándomelo, me puse los auriculares y recliné un poco mi asiento.

–Nena...– escuche suavemente.

Abrí los ojos un poco desorientada.

–No, gracias– mire como Amir hablaba con una de las asistentes de vuelo. Y luego me miraba con una sonrisa encantadora.

Tenía una manta que me cubría y mi asiento estaba completamente horizontal.

–No lucias cómoda hace un rato y me tome la libertad de acomodarte con ayuda de Celia, pero creo no deberías dormir por el jet lag que tendrás, al menos no por el momento.

Yo seguía algo estupefacta, yo solo oía lo que salía de su boca y volví a arrojarme para volver a dormir.

–Nena...– volvió a decirme y yo me giré.

–Estoy cansada– susurré.

La verdad perdí la noción en segundos y volví a ser consciente de mi momentos más tarde, cuando desperté un poco incomoda por el extraño sueño repetitivo que me atormenta desde inicios del año.

Yo con un Amir que "me gusta demasiado".

Y como si él pudiera leer mi mente se inclinó un poco de mi lado de la cabina y sonriéndome dijo.

– ¿Buen sueño? – me dieron ganas de mandarlo al diablo, en vez de eso me levante para ir al baño.

Yo era un desastre con ojeras, labios cuarteados, piel recesa, cabello grasoso y mal humor.

**

– ¿Quieres ver una película? –Preguntó y le miré mal– Drew... solo intento ser tu amigo.

–No resultara– quise poner barreras subiendo la pequeña ventana que dividía por completo los espacios, pero dijo las palabras mágicas.

–Por favor...– susurró –No sabes lo difícil que es para mí– continuó al ver que me detenía y no ponía más resistencia.

Era el momento de confesarse, lo sabía porque conocía el discurso, no era la primera vez que me sucedía algo como esto, yo teniendo sexo sin compromiso con un hombre que sus amigos creen que quieren algo conmigo, pero no lo es, es solo el hecho de no quedarse con "el premio de consolación momentáneo" lo que los frustra.

–Yo no te intereso, solo no quieres...

–Drew– volvió a decir mi nombre de esa forma extraña, como si mencionándolo me alabara. – ¿Por qué crees que volví? No quería estar en Chicago, aquí vine por una mujer hace tiempo, me perdí por ella, y desde ella hubo un aren en fila, pero nadie que lograra desvelarme y hacerme sentir como un idiota, lo odié y me excuse en mi trabajo para irme, allá también me atormentaste.

–Me fui luego de la carta que te envié, sí, pero pensé ¿Qué importa lo que podamos hacernos? Sabemos muy bien de lo que somos capaz de provocarle al otro, me dije; Es genial, así en vez de luchar en contra trabajamos con eso. No seriamos ni la primera y tampoco la última pareja que lucha en contra de lo que creemos que puede pasar.

Drew ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora