99- Tu familia toxica

322 40 27
                                    



Las miradas que recibí cuando baje a cenar, cuando llegó el pedido que hicimos al restaurante, me dijeron que ella había soltado la bomba y que probablemente desde su posición de victima hizo que todo lo ya dicho sonara cruel o acusatorio de mala forma. No me importaba, si querían saber la verdadera situación deben venir a la maldita fuente.

Yo.

El abuelo Sam como era de esperarse me tocó la oreja cuando pasaba por mi lado, era una forma de introducirse nuevamente, o no sé, fue discreto, pero se sintió cálido. Los demás estaban allí, callados y Amir, el solo hablaba conmigo. Su padre le pidió un momento y cuando iba a responderle su móvil timbro. Se alejo de todos y dedico una mirada bastante significativa a los demás antes de decirme que debía atender esa llamada con urgencia.

Hubo silencio, uno muy denso que quise romper de la forma más Drew posible.

–Si a alguien le interesa saber lo que en verdad dije, puede preguntarme. Solo si desean. –silencio. –Estoy segura que Beth no puso las cosas en perspectiva.

–Eres una maldita. –dice parándose muy rápido haciendo que su silla salga disparada hacia atrás.

Sigo cortando la carne en mi plato, no me moví, tenía un cuchillo que no iba a soltar, solo por mi seguridad.

–Drew, no es el momento. –alguien dijo.

– ¿Cuándo dejaran de mirarme como si fuera la causa de todos sus males? –un silencio después dije. –La cosa es así...

Narre mi conversación con Beth intentando ser rápida, pero sin dejar de dar detalles de lo importante que era hacerla entrar en razón, cuando claramente cité a Beth con su notorio nos, nos, nosotros, ellos, las caras de muchos se dirigieron a ella, explique lo mismo que le explique a ella esa tarde, y hubo otro silencio cuando deje de hablar.

–No espero que sientan que es una revelación del cielo lo que acabo de decir, pero alguien que tenga un poco de sentido común llamaría a su familia toxica por lo que ha hecho de forma pasivo agresiva, y no, no deseo que me respondan y no diré si es así o no, antes convérsenlo con él, el debe decirles si esta en el ánimo. Solo me ven como la mala del cuento porque se ha arriesgado a volar incluso cuando tiene las alas amarradas por ustedes y lo que quieren y desean de él no lo están recibiendo. El no va a estrellarse contra el suelo como creen. Busquen los culpables de esto porque si es cierto que tengo culpa, no soy la única.

–Cuando llegué a su vida el ya era así, yo no lo he cambiado, ustedes sí.

– ¿Qué paso cuando salí del comedor? –es la pregunta que me hace cuando pongo mi cabeza en la almohada.

No estaba esperando aquella pregunto, para mí el no se entero de nada porque cuando volvió, todo estaba como cuando se fue, en silencio y cada quien comiendo de su plato.

–Lo mismo que estas pensando. –respondo.

–Sigue la tensión.

–Y no ayuda que estés como robocop. –el se ríe, bastante porque sabe que odio esa película y la cara estoica del personaje bajo aquella mascara.

– ¡Oh! –se ríe. –debes verla conmigo y los chicos, la amaras, recuerdo que la veíamos todos los fines de semana duramos tres meses viéndola hasta que nos aprendimos ciertas líneas, la amo. –se ríe.

El cambia de tema y suelta su risa despreocupada mientras mira el techo, y supongo que revive su tiempo de juventud con sus amigos me hacen cuestionarme el cambio de actitud repentino.

– ¿Por qué el cambio de actitud y tema? Sueles ser bastante cerrado y sabes a lo que me refiero. –Cuando busca respuestas el tema se queda, pero ahora es como si deseara... algo.

Drew ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora