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↠ Phoebe ↞

El sonido de la guitarra y los coros de las canciones de mi hermano son un despertador constante últimamente. La luz del sol entraba por mi ventana escabulléndose en cada rincón, mientras tarareaba una que otra estrofa de la canción que, sin importar nada, hacía su paso por cada rincón del segundo piso.

Las mañanas en Nueva York siempre han sido muy acogedoras y extrañamente frescas y, aunque solo estábamos en Otoño, la temperatura parecía bajar cada vez más.

Al abrir mi puerta, la música aumentaba su alcance, taladrando profundamente en mis tímpanos.

—Theo, por el amor de Dios ¡apaga eso!, despertarás a toda la ciudad.

Mi hermano mayor ha tenido la manía de poner su música a todo volumen cada mañana desde hace un tiempo atrás. Desde que papá le dio ese prototipo no ha parado de hacerle pruebas, y en realidad la música es muy buena, pero dudo mucho que los vecinos piensen lo mismo.

—No está tan alto, solo lo necesario. ¡Ésta belleza está lista para ser lanzada!

A mi familia le gusta crear, inventar cosas y venderlas a las grandes masas.

El imperio de mis padres empezó desde que estaban en la universidad. Se conocieron en una clase de programación en MIT y desde entonces son inseparables. Mi familia es la dueña de muchas cosas... ¿Alguna vez han visto esos novedosos aparatos electrónicos que suelen generar revueltas al rededor del mundo? son nuestros.

La nueva línea de computadoras es bastante buena, aunque los televisores me parecen demasiado. Lo que le ha dado la buena imagen a la compañía, han sido los sistemas operativos.

Ésta vez, Theo está probando el prototipo de la nueva línea de reproductores musicales.

— ¿Ya estás lista? —preguntó mi hermano aún con la música alta.

—Estoy lista desde hace quince minutos, gran observador. Si te concentraras en las personas que estamos alrededor de ti en lugar de los solos de guitarra, te darías cuenta de que sueles ser tú el que llega siempre tarde a todo.

Theo me miró molesto, pero no se quejó por mi comentario, al contrario, me señaló el pasillo con su mano y una sonrisa bobalicona en su rostro.

—Entonces ve a desayunar, necesitamos hacer una parada antes.

— ¿Adónde podrías ir a ésta hora?

— ¿Tienes que contradecir todo lo que digo siempre? Será rápido, lo prometo.

—Si llego tarde por tu culpa, Theo...

— ¡Chicos, bajen ya! —Los gritos de mamá que se escucharon desde la sala, impidieron que mi amenaza se llevase a cabo.

Observé a mi hermano quien meneó un poco su cabeza señalando las escaleras que segundos después, ambos bajamos hasta encontrar a nuestra madre aún utilizando su pijama con una linda sonrisa enmarcando un buen rostro mañanero, pero bien descansado.

— ¡Buenos días! —saludamos de manera sincronizada.

— ¿Listos?

— ¡Por supuesto! —respondí con clara alegría en mi tono de voz, al mismo tiempo en que Theo respondía que no lo estaba.

El verano había acabado junto con una etapa importante de mi vida. Hoy es finalmente el primer día de clases de los últimos cuatro años de mi vida y sería una gran mentira decir que no estoy nerviosa. 

Estoy lista para esto, y confío en que todo saldrá bien, finalmente. 

—Yo solo quiero que termine ya, y al fin no más escuela. —Mamá observó a Theo con esa mirada de no sabes lo que dices mientras ahuecó sus mejillas con sus manos.

Schlesinger [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora