Prólogo

6.5K 230 23
                                    

Hace una semana, o unos cuantos días más o menos para ser más exacta, que entregaron las notas de fin de curso. Debo admitir que soy muy buena estudiante, pues estas fueron muy buenas y me hicieron sentir muy bien conmigo misma. Después de todo, tengo un problema codependiente con mis calificaciones. Aunque mejor eso que con una persona.

Volteo mi mirada hacia mamá, quien se ve preocupada dando vueltas por el comedor del apartamento, me levanto del sofá y me acerco con cautela.

—¿Qué sucede, ma? —le pregunto con una mueca en mi cara.

Diviso algunos papeles sobre la mesa y su rostro solo denota el cansancio del trabajo y lo que supongo el estrés del mismo.

—No sé qué hacer —suspira con derrota—. Simplemente no sé.

—Podría ayudarte —me acerco más a ella. Nunca la había visto de esta forma, mi madre siempre ha sido de esas mujeres que luchan por lo que quieren—. Dime que sucede.

Da otro suspiro largo sin dirigirme la mirada hasta que suelta: —Estoy sin trabajo.

—¡¿Que?! —exclamo sorprendida, es algo que no me veía venir—. Pero, no te pueden despedir, has trabajado en ese lugar por más de 17 años, es decir, desde antes de que yo naciera, incluso. No te pueden hacer eso, es que...

—Tranquila, Aria —mamá pone sus manos en mis hombros para tranquilizarme y yo cierro la boca—. Son por razones de la empresa, no contra mío. Sabes que tiene mucho tiempo de estar en el mercado y que últimamente, no han recibido muchos clientes que se interesen en nuestros servicios. Por lo que han decidido en cerrar el lugar y con eso pues, se cierra mi ciclo con ellos también.

—Pero..., puedes conseguir otro trabajo, ¿cierto? —pregunto con muchísima curiosidad y consternación, no me gusta verla así.

La veo dudar. —Eso espero —su mirada de estrés está ahí y no quiero que se me pegue, pues las dos en el mismo estado no es bueno.

—Entonces... ¿Por qué esa mirada?

—La última paga que me dieron es casi nada. Aún debo pagar muchas deudas correspondientes al apartamento y de paso, debo pagar la matrícula de tu instituto y no estoy segura de que me vaya a alcanzar para tantos gastos.

—Y, ¿qué piensas hacer? —dude en hacer la pregunta, pues la respuesta no se veía tan prometedora.

—Aria, cariño... —acaricio mi mejilla, sus ojos tenían esa mirada triste y de compasión. En definitiva, la respuesta no me iba a gustar—. Creo que tendré que pasarte a otro instituto, uno más barato, que se adecue a nuestras necesidades.

Entre en shock total. Esa es la respuesta que menos esperaba y que apenas, soy capaz de digerir. Pasarme a otro instituto, sería acabar con gran parte de mi vida, ahí están mis amigos, o más bien amigas —ya que no soy de las que se lleva tanto con los chicos— y de remate, me cuesta crear nuevas amistades, no soy capaz de entregar a cualquiera mi confianza.

No puedo decir ni una palabra, estoy totalmente muda. No quiero pasarme a otro lugar, es lo último que pediría.

Salgo de la cocina hacia mi habitación, cierro la puerta lentamente, aun sin creer lo que mi madre me acaba de decir.

—¿Y ahora que haré? —sentí como una lágrima resbalaba por mi rostro.

Tengo la suerte de no haber pasado por tantas cosas traumáticas, aparte de la ruidosa separación de mis padres, pero este sentimiento que siento justo ahora es horrible. Sentir que ya pertenecías en un lugar para que al segundo te quieran echar por algo que ni siquiera puedes controlar.

¿Una historia de amor? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora