Capítulo 9: El trabajo que nos une

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Falta casi un mes para que finalicen las clases y nos vayamos de vacaciones, eso quiere decir que las últimas actividades que están por venir, son de las más importantes. Por ejemplo, para ciencia debemos hacer una maqueta sobre Las Eras alrededor del mundo. Violeta, nuestra maestra de esta materia, aún no nos ha dicho de cuantos serán los grupos por lo que la mayoría formamos grupos de cinco, ya que es lo más común. En mi caso, voy con Alex, obviamente, Devon y otros dos chicos más. Sin embargo, todo cambia a la hora de la clase.

—Serán tríos —sentencia Violeta con una sonrisa de suficiencia.

Muchos se quejan y empiezan a alzar la voz para hacer cambiar de idea a la maestra, no obstante, ella los silencia y demuestra quien es la que manda en esta clase.

—No, amigos —dice con una mano en la cadera y el codo reposando sobre el pódium enfrente de todos—. Cinco son muchos, mientras que con tres estaré segura que todos van a trabajar y hacer algo. Ahora busquen sus tríos.

Con dicha decisión de parte de ella, no nos queda de otra más que dividirnos. La verdad, se nos hace algo difícil, porque solemos ser un buen equipo y porque a dos les va a tocar buscar alguien más. Al final, acordamos en que Devon y yo nos fuéramos juntos y que buscaríamos a alguien más, pues de esa manera, a Alex y los demás chicos estarían mejor. Entonces, luego de una mini búsqueda, mi trío se conforma por Devon, David y yo.

—Muy bien —dice Devon, al regresar de traer el papelito con la Era que nos tocaría trabajar—. Nos toca la Paleozoica.

Juega con el papel en sus manos y desde el asiento en que estoy, elevo mi mano y tomo el papel de las suyas, no sin antes que él haya tomado mi mano e intentado quitarme el papel sin éxito.

—Empezamos mañana o, ¿cuándo? —pregunto mientras escribo en mi cuaderno para saber que vamos a necesitar de materiales y estar bien organizados.

—Supuestamente, iniciamos pasado mañana —avisa David, viéndome mientras escribo.

Devon se queda de pie, pero se inclina sobre mí para ver que escribo. Y de reojo veo como los chicos intercambian miradas cómplices y una parte de mí se empieza a sentir algo incomoda y nerviosa.

—Entonces, entre hoy y mañana hay que ponernos de acuerdo para los materiales —comento, pues tenemos que salir bien. Y ni loca pienso retrasarme en un trabajo tan importante.

Devon se para recto, pero empieza a jugar con mis lapiceros que se encuentran encima del pupitre.

—Si quieres, hoy te escribo en la noche para ponernos de acuerdo con esto —comenta, dirigiéndose hacia mí, pero, sin verme directo a los ojos.

Frunzo el ceño, pues es raro que Devon Rodríguez, el Devon que está justo a mi lado, no haga contacto visual. Aunque no es muy común de él lo dejo pasar y sigo como si nada estuviera alterándome.

—Ah, sí. Claro —respondo, un poco indiferente, poniéndome de pie y dirigiéndome hacia mi lugar cuando Devon me detiene del brazo.

Me paro en seco, primero viendo a su agarre cerca de mi codo y luego, subiendo la vista hacia él con el ceño fruncido. Sin embargo, su mirada es relajada y hasta logra inspirar un aire de coqueto.

—Dame tu número —dice, soltando el agarre y elevando un poco la comisura izquierda de su boca—. Así podré llamarte en el momento en que esté comprando los materiales.

Me recuerdo una vez más que debo dejar de ser obvia ante él para que no se de cuenta que me gusta, a pesar de que, en gran parte, ya es tarde para eso. Actúo de lo más desinteresada posible y le doy un asentamiento con la cabeza.

¿Una historia de amor? ✔️Where stories live. Discover now