Capítulo 36: Perdóname

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—¿En serio? —exclama Alex con los ojos abiertos y su boca en una gran "O" de asombro. Asiento como respuesta, muy, pero muy sonrojada—. ¡No puedo creerlo!

Chasqueo la lengua, sintiéndome... No sé, ¿rebelde? O tal vez ¿atrevida? Sea lo que sea, la adrenalina de darle un buen beso a Leo dentro de la escuela en un receso donde los maestros siempre andan dando vueltas por toda la escuela se sintió genial, pues fue mi iniciativa y no fue un beso inocente, sino un buen beso.

—Aria, ya está creciendo —añade Sum, limpiando una lágrima imaginaria de su rostro—. Fue un gran paso para ti, estoy segura.

¿Cómo les digo que sí, pero no? Si bien fue arriesgado, al compararlo con la vez que Devon empezó a tocar mi pierna bajo mi falda en el salón, creo que la adrenalina de ambos fue mucha, pero quizás una más intensa que la otra. Aunque claro, una historia tuvo mejor fin que la otra.

—Sí, bueno —repongo con simpleza, encogiéndome de hombros—. Intento disfrutar lo más que puedo sin llegar a la parte de los sentimientos.

Me quedo callada unos segundos, analizando mis propias palabras y me remuevo en mi lugar, negando con la cabeza.

—Eso sonó muy fuckgirl de mi parte —digo con una risa nerviosa.

—Algo, sí —accede Alex ladeando la cabeza—. Pero tampoco creo que lo seas.

Frunzo el ceño y vuelvo a hacer una boca de pato, pensándolo. Solo me han roto el corazón una vez, pero hasta donde tengo entendido, es lo que se necesita para iniciar en ese camino, ¿no? Y seré sincera, aunque sería interesante explorar un lado así de mi persona, no es quien realmente soy y tampoco podría con la culpa de jugar con los chicos solo por algo físico y porque a mí me dejaron en añicos el corazón.

—Y no quiero serlo —confieso—. Admito que Leo me atrae mucho, pero solo es eso: atracción. Y en la vida, yo quiero más que eso. No podría conmigo misma si me llegase a convertir en una versión femenina de Devon, ¿se imaginan?

Las tres empezamos a reír por la fantasía que acabo de decir.

—Intentarías ligarnos —afirma Sum con una sonrisa maliciosa—. Estoy segura que coquetearías con nosotras todo el tiempo.

Le sonrío ladina. —No, eso puedo empezar a hacerlo desde ahora.

Me acerco más a ella, subiendo y bajando mis cejas al tenerla a una distancia reducida.

—No juegues con fuego, Aria —comenta con sus ojos bien puestos sobre los míos.

Abro la boca en asombro y vuelvo a mi lugar antes de sofocar una risita.

—Y yo creí que ella era la bisexual —señalo con el pulgar a Alex, después de todo, cada vez que ve una serie siempre anda con sus ataques de bi panic con los protagonistas u otros personajes de la serie.

—Mmm, tal vez puede haber dos —Sum me guiña el ojo, coqueta y yo no puedo hacer más que sonrojarme y reír un poco nerviosa.

Uno de nuestros lugares recurrentes, las mesas verdes de al final del pasillo, están siendo más usadas que otras veces; resulta, pasa y acontece que los de otro grado tienen una actividad que entregar después de este receso y están terminando sus últimos retoques. Entre las chicas, comentamos algunos recuerdos de ese trabajo cuando lo hicimos el año pasado y cómo en una de esas, Alex me sacó de mis casillas.

—Estabas insoportable —me defiendo a capa y espada—. Estabas diciendo que todo lo que hacía lo hacía mal y que no servía, ya estaba estresada y tus bromas solo me desesperaron aún más.

¿Una historia de amor? ✔️Where stories live. Discover now