Capítulo 25: El que no arriesga no gana

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A este paso me terminaré cansando, tarde o temprano, pero lo más seguro es que lo haré. Mi inexistente relación amorosa con Devon es como un tira y afloja, a veces me engancha y en otras me aleja y es frío conmigo. Lo que más quiero es comprenderlo, saber por qué actúa así. No obstante, no puedo ir en contra de la corriente, solo me queda fluir con ella. Y mi forma de hacerlo es regresándole, a mi manera, todas las veces que me ha molestado.

En algún punto, eso también me hace pensar en lo masoquista que soy, puesto que podría estar fijando mi atención en otras cosas, pero no. La estúpida quiere llamar la atención del chico con la excusa de una tal revancha de bromas.

En fin, una de mis dichas revanchas se empieza a armar en mi cabeza mientras trabajamos en un mini proyecto de álbumes. Por mi lado, mi grupo no es el mejor que digamos, con decir que yo tome el puesto de líder cuando no tengo ninguna habilidad para ello, ya es mucho. Sin embargo, no tenía opción, el maestro formó los grupos y así quedé. Aunque... Al lado, está trabajando el grupo de Devon.

—Podrías hacer más de esas figuras —le sugiero a uno de mis compañeros—. De esa forma no se verá tan sola esta parte.

Ya que mis esperanzas son casi nulas, debo de estar atenta de todo, a pesar de que me gusta ver de reojo al equipo del lado. Me pongo de pie, colocando una rodilla en la banca para tener una mejor perspectiva de nuestro trabajo. En eso, siento una bola de papel chocar contra mi rostro. Volteo y es Devon riendo.

—Tarúpido —musito, tomando un poco de papel sobrante de mi mesa, haciéndola bola y tirándola en su dirección—. Por tarado y estúpido.

Devon sigue riendo mientras intento ignorarlo, aún cuando estoy feliz de tener su atención. De reojo, veo que manda unos mensajes en su celular y luego lo deja a su lado, en la banca, mientras se pone de pie hasta llegar al otro lado de su mesa.

—Vayan guardando los materiales —nuestro maestro pasa por cada mesa, avisando que la hora casi finaliza—. Debemos regresar al salón de clases. No dejen basura, por favor.

Todos los equipos empiezan a guardar las cosas y mi vista parece no querer dejar el iPhone de Devon mientras hago mis cosas. Como dije antes, amo molestar a Devon, por lo que, mi pequeña revancha se basará en darle un buen susto. Sin poder resistirme más, le toco el hombro a Kelly, nuestra compañera de clase y parte del equipo de Devon.

—¿Me pasas su celular? —inquiero, señalando el celular color plateado.

Kelly, sin dudarlo, deja a un lado sus hojas de color y toma el celular hasta ponerlo en mi mano. Una vez lo tengo, lo meto en la bolsa de mi falda mientras Kelly me ve y sonríe divertida.

—Si llega a preguntar, no le digas —le pido con unos ojos de compasión—. Por favor.

—No te preocupes —responde, tranquila, tan linda como siempre.

Le vuelvo a sonreír y me giro para tomar mis cosas y comenzar a caminar hacia el salón de clases. Hago un intento de guiño de ojo hacia Kelly, aunque no me sale muy bien, mi querida cómplice me lo regresa. Doy pasos seguros, de manera de no levantar ninguna sospecha mientras volteo un poco y veo a Devon reír junto con Amber. Algo hace un pequeño crujido en mí, pero lo ignoro y me concentro en mis planes.

Solo he dado como diez pasos cuando a mis espaldas, escucho a Devon exclamar—: ¡Ey, Kelly! —cierta parte de mí se siente fatal porque él está culpando a la chica, pero mi otra parte se siente triunfante—. Devuélveme mi celular.

Con eso dicho, inicio una caminata con un poco más de velocidad, pero que se siguiera viendo "natural", o por lo menos, a lo que yo creo que se vería normal.

¿Una historia de amor? ✔️Where stories live. Discover now