Capítulo 15: Idea en tristeza

1.3K 126 7
                                    

Una vez le conté a Devon todo me sentí fatal, hecha pedazo, una mierda, basura, inútil, estúpida y muchos adjetivos negativos que sé que irían bien conmigo. Y, aun así, me siento triste y sigo sin entender cómo o siquiera, por qué.

Yo, Aria Ramírez, nunca me he deprimido por un chico o sentido mal por ello; menos, si hablamos de un chico con el talle que porta Devon. Basta con decir que en el poco tiempo que Alex me conoce, sabe que soy fuerte como para ponerme así. Creo que más bien, era fuerte. Este chico me ha cambiado y no para bien, me ha hecho vulnerable, pero no me hizo sentir grandeza en ello, sino que me destruyó. Y soy lo suficientemente patética para estar sintiéndome mal por él.

—Vamos, Aria —habla Alex con un tono de cansancio, moviéndome de un lado a otro en mi sitio—. Ya deja ese bajón de lado, no sales de nada.

No estoy segura, pero a lo mejor mi actitud tan poco reconocible de mí misma está empezando a estresar a mi amiga y ponerla de un mal humor. Ya casi ni me río y yo suelo reírme de casi todo.

—Perdón, pero ni yo misma sé que me pasa —respondo, encogiéndome de hombros.

Últimamente, he estado escuchando canciones que me recuerdan a él y los buenos tiempos que pasábamos juntos, todo antes de que iniciara con su indiferencia de manera "sutil". No las consideraría canciones de despecho, pero más de una ha estado cerca de hacerme llorar. Como por ejemplo la canción Write on me de Fifth Harmony. En definitiva, estoy mal.

No obstante, me he vuelto una experta en ocultar mis emociones y no dejar a la vista la diminuta problemática que estoy pasando aquí. Me parece interesante como al llegar a casa actúo como si lo de Devon jamás hubiera pasado y no me afectara nada, siempre tengo una sonrisa en el rostro. Para ser honesta, pongo en duda en que sea sano, pues técnicamente, es reprimir mis sentimientos.

—Ya, Aria, debes olvidarte de él —suelta Alex con un tono de cansancio.

Volteo a verla con las ganas de vivir por los suelos. O tal vez, más abajo, pues ya estoy sentada en el piso.

—Lo sé —digo con un tono de berrinche, casi haciendo un puchero—. Pero no sé, a Devon lo quise y aún quiero como nunca he querido a otro chico. Mis sentimientos hacia él jamás los había sentido por nadie más.

—Pero...

—Aún no he terminado —interrumpo a mi amiga, levantando mi mano para que pare—. Sé que te has dado cuenta que yo soy una chica fuerte, que no se deja llevar tan fácil en cuanto amor entre parejas se trata. Porque, por ejemplo, no salí lastimada después de la hipocresía de Axel.

—Ajá...

—Pongamos de ejemplos el amor de amigos y familia, por Dios y la Virgen, soy excelente en esa área. ¿Qué te digo? Soy buenísima. Pero... pero, cuando se trata de parejas, es cuando me va mal hasta para sonreír.

—Sí, ya me di cuenta —comenta Alex. Su voz denotando cansancio, supongo que de tanto escucharme hablar basura—. ¿Sabes qué? Mejor ayúdame a terminar mi maqueta.

Me arrastro en el piso hasta llegar cerca de ella y su maqueta, tomando algunos materiales y ayudándole a pegarlos en la base de la misma. Por más que esté de rencorosa con Devon ahorita, he de admitir que como compañero es excelente y tuve una suerte de trabajar con él, pues en nuestro caso, la maqueta ya está lista y para presentar.

—Sé lo que estás pensando —dice, achicando los ojos en mi dirección y señalándome con un pedazo de césped falso—. Y ni te atrevas a presumir que tu maqueta ya está terminada.

La miró como si fuera un pan de Dios, intentando ocultar una sonrisa burlona. Me encojo de hombros y levanto amabas manos en señal de paz.

—Pero, ¿cómo crees que te iba a molestar? —pregunto, con una mirada inocente.

¿Una historia de amor? ✔️Where stories live. Discover now