Capítulo 24: Algunas Penas

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Después de esas intensas miradas, el toque a mi pierna, el momento intenso, en general, que pasé con Devon a causa de mi celular, todo se volvió extraño. No me dirigió la mirada en las últimas dos horas, lo único que dijo fue que la canción que íbamos escuchando parecía tener una buena letra. Alex se emocionó, pues encontró una nueva obsesión con 5 Seconds of Summer, pero de mi parte, fue muy raro.

¿Y lo peor?

Lo peor es que al día siguiente todo parecía haber vuelto a lo normal, Devon siendo el pícaro y sonriente chico que es. Juro que si me vuelvo loca, todo es por culpa de él. A cada momento me hace replantearme lo que siento por él y si vale la pena seguir alargando mis sentimientos por él.

—¿Tas bien? —me pregunta la colocha, jugando con una de sus reglas elásticas.

Estamos en el pasillo, justo enfrente de la puerta de nuestro salón, esperando a que abran después del receso corto.

Asiento con la cabeza, pero frunzo el ceño en dirección de sus manos. —¿Por qué andas con eso?

Summer sonríe, divertida. —Es que con David nos hemos estado molestando con ellas durante las primeras horas, entonces es para estar lista.

Le doy una mirada sugestiva a mi amiga y ella me regresa una mirada de pocos amigos, a lo que solo empiezo a reír. Para no aburrirme mucho, tomo la regla de su mano y empiezo a golpear el tubo que está cerca nuestro. Luego, paso a darle pequeños golpes en el trasero a Alex, quien me da una mala mirada cada vez que lo hago. Río por lo bajo, comportándome como una niña pequeña.

—Ya que le estás pegando a Alex—suelta de la nada Summer, justo cuando Devon va llegando y se posiciona en medio de mis amigas, enfrente de mí—. ¿Por qué no le pegas a Devon?

Summer tienen una manera interesante de hacer que Devon se fije en mí. Sin embargo, es difícil que yo le siga el paso cuando soy una niña bien.

Me quedo helada con la regla en mis manos, sintiendo el calor subir por mis mejillas. —¿Qué? —apenas puedo articular.

Las tres personas al frente sonríen.

Summer sigue—: Sí, así, al estilo de Cincuenta Sombras de Grey.

Entre abro los labios en sorpresa, no puedo creer lo que me está diciendo y ¡enfrente de él! Estoy segura que mi cara ha pasado de normal al color de una manzana o un tomate y que probablemente, sea el rojo más rojo de mi vida. Además de colorarme, mi primera reacción es llevar mi mano a la frente y negar lentamente. Y como bono extra a mi vergüenza, Devon se decide por seguir la corriente del asunto y hundirme más en mi pena.

—Oh, sí, quiero que me pegues —exclama con una sonrisa pícara, dándome una mirada intensa—. Y que me des bien duro.

Una sonrisa socarrona se dibuja en su rostro y yo aparto la vista antes de ver sus expresiones. Los escucho reír por mi reacción y es que siempre les divierte mi inocencia con algunas cosas.

—Ay, no —suelto, cerrando los ojos y sintiendo la vergüenza arder en mis mejillas.

—Solo hay un problema... Prefiero ser el que da duro —aclara Devon en un tono tan despreocupado. Volteo a verlo con la boca abierta y en shock, me sonríe con suficiencia y deseo que la tierra me trague y escupa en cualquier otro lugar.

Justo para ser mi momento de escape, abren la puerta del salón y me apresuro a entrar antes de que suelten cualquier otro comentario subido de tono sobre quien le va a dar duro a quien. Tomo asiento y me quedo con la vista en mis cosas cuando Devon pasa por mi lado para llegar a su lugar, del otro lado, la manga de mi uniforme es jalada junto con unos mechones de pelo suelto.

¿Una historia de amor? ✔️Where stories live. Discover now