Capítulo 30: ¿Celos?... Ah, pero de amigos

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DEVON

Este ha sido el mes más jodido de toda mi existencia. Creí que cuando me tocara a mí confesar mis sentimientos primero, estos serían correspondidos y todo iría bien; en especial, porque era mi primera vez teniendo sentimientos tan fuertes como las sobras que aun hay en mi sistema hacia Amber. Pensé que ella sería mi todo y me equivoqué. La jodí en grande.

Mi único consuelo son las pocas amistades que me han quedado. Los chicos son geniales, pero les falta la empatía que me hace falta para poder llevar este proceso, por eso agradezco al grupo de chicas con las que cuento una amistad real, no interesada como la de Laura, Ashley u otras chicas. Harley ha sabido que decir cada vez que lo he necesitado y le doy toda la razón para que quiera estudiar psicología. Por otro lado, Summer, Alex e incluso Aria, han estado ahí para ayudar en mi humor.

Me alegra que por fin me haya superado.

De acuerdo, eso ha sonado muy egocéntrico, pero no lo digo por tales razones. Verla sonreír sin incomodidad, reírse a carcajadas de las ocurrencias de sus amigas es muy refrescante y me recuerda a la chica que conocí a inicios del año pasado, una risueña tímida, pero extrovertida cuando está en total confianza. Aun así, admito que extraño ver el color rojo en sus mejillas, era algo que le daba un toque tierno a su ya inocente rostro.

—Ey, niño feo —Summer se acerca a mí, relajada. Acomoda la falda del uniforme y se sienta a mi lado, aun dejando espacio para que otros bajen las gradas.

Últimamente, en los recesos cortos me gusta tener mi tiempo a solas, así que no esperaba verla, aun así, me agrada su compañía. En especial, porque al reducir mi grupo de amigos, mi confianza con ella ha crecido al igual que la de Harley; me permito comentarle cosas sobre Amber y a veces, hasta de Aria.

—¿Te puedo contar algo? —pregunto súper directo, girándome para verla.

—Claro que sí —repone al instante, su expresión tornándose seria.

Hago un juego con mis manos enfrente de mí antes de advertirle—: Pero no tiene que salir de nosotros dos.

Summer rueda los ojos, siempre que hablamos le digo lo mismo y hasta ahora no ha roto su promesa y se lo agradezco internamente, pero siempre prefiero estar seguro.

—Solo dilo.

—De acuerdo —suelto un suspiro y vuelvo la vista al frente—. Supondré que sabes sobre lo que ha pasado entre Aria y yo, en especial, lo de los mensajes del año pasado —busco su cara para ver su reacción, está viendo al frente y asiente con la cabeza. Esperaba ver una reacción que estuviera de parte de su amiga, pero se le nota imparcial—. Pues, a veces pienso en ello y me creo una culpabilidad. Supongo que ella buscaba una disculpa y yo nunca se la di, lo que me hace sentir basura porque siento que la he fastidiado.

Sus rizos se mueven con ella mientras asiente con la cabeza y aprieta sus labios contra sí. Juega con sus manos, frotándolas entre ellas antes de darme una respuesta.

—Dos cosas —habla, alzando dos dedos al aire y sin darme la cara—. Te aprecio, pero si eres un idiota egocéntrico. Y dos, ¿por qué no solo te disculpas y ya? Nunca es tarde para un ‹‹lo siento››.

Entonces, regresa su mirada a mí y la veo con indignación y algo de duda.

—¿Qué? —pregunta, relajada—. No me mires así. La verdad duele, pero es mejor oírla que vivir en la ignorancia de ella. Si no rompiste su corazón es porque ya estaba muy desgastado, herido, quebradizo. Tal vez no diste un último golpe, pero el daño ya estaba hecho.

Tal vez no conozco los sentimientos de Aria a la profundidad que Summer, pero no creí que ella estuviera así por dentro, siempre se ve tan feliz, enérgica y llena de risas. Suponía herirla con mi indiferencia, pero no que podía llegar a tanto, a que sus sentimientos fueran tan... ¿reales?

¿Una historia de amor? ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt