8. Octubre

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Bueno era hora, mi presencia no me favorecía, los tenis de básquetbol, short y Jersey, el perfecto outfit

¡Para no salir con el chico que te gusta!

Sudada y asoleada, el hecho de jugar al aire libre no me hizo justicia. Daría lo que fuera porque un hada madrina apareciera y me hiciera lucir mejor de lo que me veo. Me solté el cabello para verme "un poco más femenina".

A estas alturas era casi imposible verme bien, pero decidí que no importaría, que no le causaría "conflicto" el como me viera, pero luego me dije a mi misma: "mi misma, es niño, obviamente si le importa".

Salí de la escuela cargando mi maleta que da la impresión de mudarme a otro país, pero mneh, solo cosas de chicas.

El estaba de espaldas recargado sobre un árbol, fue el primero en llegar. Alberto es la clase de chico que respeta la puntualidad.
Intenté sorprenderlo, pensé en taparle los ojos y que tratará de adivinar "quien soy" pero eso definitivamente no es mi estilo, así que hice algo acuerdo a mi; llegar y tocar su hombro.

Giro inesperadamente y cuando me vio, una sonrisa se dibujo en su rostro. Nos abrazamos tan pronto como pudimos, me dio un pequeño beso en la frente, es aproximadamente cinco centímetros más alto que yo ¡Y por cierto! al menos me bañé en perfume, de la que me salvé.

—¡HOLA CHICOS!— Era Acacia, caminando hacia nosotros con una enorme sonrisa, no dudaría que vio nuestra escena "romántica" entre Alberto y yo.

—¡HEY!— Alberto y yo la saludamos, comenzamos a charlar sobre un par de cosas y chistes locales mientras los demás llegaban.

Luego de un rato habían llegado todos, solo faltaba Vivian, pero dijo que la alcanzaríamos en la otra esquina. También faltaba Daniela, pero no es de extrañarse al igual que André y Manu, era de esperarse, entre nosotros aún no había conexión a pesar de que Manu, Acacia y yo fuimos juntos en segundo de preparatoria e hicimos una obra vergonzosa juntos; y de André, no lo sé, tal vez el destino no nos quiere juntos y por supuesto ya estaba muy desanimada desde la otra noche que lo vi borracho y tirado en el jardín de la fiesta.

Llegamos a la esquina, Vivian estaba ahí parada, tan hermosa como siempre, maquillada de sus lindos ojos únicos de ella, tan pronto nos vió y corrió a abrazarnos a Acacia, Valentina y a mi.
Luego saludo a los demás chicos y a Alberto obviamente; debía de pensar una manera de solucionar este lío que no me dejaba estar tranquila.

Comenzamos a caminar hacia el bar, Alberto y Vivi iban hasta el frente platicando, no sabía de qué, pero se veían muy felices, o no ahí venía un ataque de celos y...

—Lían, ¿Qué demonios te pasa?— era Acacia, se había dado cuenta de lo que pasaba por mi mente.

—¿Acaso soy tan obvia? No sé que rayos hacer, por favor Cia, dame un consejo.— imploraba mientras cruzábamos el bulevar, Valentina estaba distrayendo a los chicos con unos buenos chistes, así que no estaban prestando atención a mi situacion.

—No puedes dejar que un chico dañe la amistad entre Vivian y tu, debes de buscar una solución.— decía con desánimo al ver como reía Vivi a lado de Alberto.

—¿Qué debo hacer?— dije desanimada y en ese momento Alberto volteo discretamente a ver hacia atrás y nuestras miradas chocaron, ambos sonreímos.

—Te diría que escucharás a tu corazón pero a veces debes de hacer lo que es correcto, sabes a lo que me refiero.— concluyó Acacia mientras entrábamos al bar.

Comenzamos a buscar una mesa, pero yo dejé mi maleta sobre una silla y corrí hacia el baño, debía de asegurarme de que no me viera espantosa, porque mis amigas lucían increíbles a comparación mío.
Regresé y los busque con la mirada, se habían sentado en la mesa de madera, Alberto venía cargando mi maleta y la colocó a lado de el, así que si, me senté a lado de el.

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