21. Febrero

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Llegamos a una mesa, con muchas botellas de alcohol y chicos altos, uno de ellos era al quien me iban a presentar.

—Richie ella es Lían, Lían el es Richie ahora pueden bailar y besarse.— nos decía Cindy a mí y al chico alto y guapo que estaba frente a mi, sin duda todo un mujeriego por simple apariencia, no quería juzgarlo pero no me agrada el hecho de besarme con alguien que ya se beso a cien chicas antes.

Sonreí y me acerqué a darle un beso en la mejilla pero el me lo dio en la boca, vaya error. Vi a lo lejos a Alberto viéndonos, y justo cuando terminó la canción Alberto se desvaneció del círculo en el que estaba.

Yo continuaba bailando hasta que el idiota universitario me dijo que lo esperara y en ese momento me dije a mi misma: "mi misma vete de aquí este chico es un tarado".

Me alejé tan pronto como pude y regrese al círculo, le pregunté a Vivian donde estaban los chicos a lo cual solo respondió que fueron a la barra.

Me quedé por un momento estática, algo en mi ya no estaba tan bien como al inicio. Ahora era yo quien intentaba buscarlo con la mirada pero era imposible no lograba verle.
Después de cinco minutos de búsqueda decidí irme a sentar con Vivian, quien también ya estaba alterada porque había visto a Pepe con una chica.

Luego de un rato ahí sentada vi a Lexi pasar y le grité hasta que volteo, le dije a Vivi que me iría con Lexi por un rato a lo que asentó.

Me dirigí junto con ella a la fiesta de a lado mientras le iba contado todo lo sucedido a lo que respondió...

—Yo opino que te lo beses amiga, no hay más, solo así sabrás lo que realmente los dos sienten.—
Quedé confundida por un momento pero igual y Lexi tenía razón, no hay mejor justificación que una fiesta.

Mientras estábamos bailando en el pequeño salón pensaba que iba a hacer, no soy la más buena besando, ni mucho menos sabría cómo acercarme a él sin parecer una loca intensa.
Finalmente después de dos canciones acepté a la sugerencia de Lexi y decidimos regresar al salón grande.

Dispuesta a lo que me deparará y bajando las escaleras con mucha seguridad y disposición, Alberto y otra chica estaban juntos al final de las escaleras recargados en la pared, no parecía disfrutarlo pero después de alzar su mirada y verme cambio su opinión y comenzó a acercarse más y más a la chica.

Casi me tropezaba en los escalones, esta vez tuve que fingir que estaba feliz y pasándola de maravilla. Ni siquiera lo voltee a ver, solo me metí a la fiesta y me senté esperando la llamada de mi mamá para pedirme el auto que me traería de regreso a casa.

Lexi se tuvo que ir, Vivian estaba desconsolada y yo trataba de calmarla hasta que la llamada de mis padres apareció. Me dijeron que me saliera porque el auto me estaba esperando.
Salí tan rápido como pude y aunque no había nadie, esperé, luego de un rato volvió a llamar mi mamá.

—Hija el auto esta en la avenida principal, le diré que se meta a la calle en dónde estás.— me respondía alterada y con su voz adormilada.

—No hay problema puedo ir caminando hacia allá.— resignada le decía a mi madre, pues lo único que quería era irme.

—¡Ni se te ocurra!— grito a través del teléfono.

Frente a mi iba saliendo Alberto y su hermano menor, al parecer ya se iba, no se despidió, ni siquiera me miró, solo se siguió de largo y paró en la calle por un momento esperando su auto.

—¿Hija?— era mi madre hablando a través del teléfono.

—Disculpa ¿Qué me has dicho? No escuché.— pregunté confundida.

Antes De Decir AdiósWhere stories live. Discover now